OPINIÓN. El Látigo Chávez sigue brillando, 55 años después

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“Prendi questa mano…zíngara..”

La voz pausada de Bobby Solo traspasaba el resplandor de aquel mediodía. Todavía desgarra el extra noticioso que anunciaba la caída de un avión de Avensa alquilado por Viasa con rumbo a Miami. Aún duele saber que el Látigo no aparecería en ningún otro estadio, que su singular wind up de patada hacia el cielo, estilo Juan Marichal jamás volveríamos a verlo, que todos los juegos que soñamos ir a ver al estadio permanecerán en las regiones más profundas de la imaginación.

El avión se había precipitado en las afueras de Maracaibo, presumiblemente por exceso de peso. Llegaron estampas, fotografías borrosas, mojadas por lágrimas y sudores fríos.

El campeonato nacional de beisbol juvenil en la isla de Margarita en agosto de 1963, aquella batalla electrizante de 13 innings entre Distrito Federal y Nueva Esparta, Isaías Chávez versus Ramón Mujica, que el Látigo terminó perdiendo 5-2 luego de un tremendo forcejeo.

Esa derrota había terminado con una seguidilla de 17 victorias que Isaías Chávez había hilvanado desde que había debutado con Los Celis en la categoría juvenil.

Diecisiete también fueron los juegos completos que lanzó en sucesión en la Midwest League (clase A) con los Comodoros de Decatur en la temporada de 1965. Una marca aún vigente en esa liga, que se mantendrá para la posteridad debido a la forma como son utilizados los pitchers ahora. El único pitcher venezolano con ese tipo de record en todas las Ligas Menores del sistema MLB.

El juego con el que se rompe esa cadena fue un extra inning en el cual Isaías lanzó 13 entradas y salió del juego sin decisión. Durante la seguidilla su marca fue de 10-7, 6 de las victorias fueron blanqueos, 11 de los juegos fueron a 9 episodios, los restantes fueron a 7 innings por ser parte de doble juegos.

En 140.2 innings permitió 115 imparables, concedió 34 boletos, ponchó 125 rivales y su efectividad fue 1.99.

EL LÁTIGO DE VENEZUELA

Tan temprano como el 27 de diciembre de 1964, Isaías vence a Leones del Caracas, los punteros de la temporada regular. Se fajó con César Tovar, Víctor Davalillo, José Tartabull y Dámaso Blanco entre otros y llegó ganándoles 5-0 al noveno inning, cuando los melenudos consiguieron salvar la honrilla. En labor de 9 episodios, Isaías concedió 8 imparables, 1 carrera limpia, ponchó 3 bateadores y no otorgó boletos.

El 5 de enero de 1966 se enfrentó al grandeliga integrante de la rotación de abridores de los Indios de Cleveland, Steve Hargan, de los Industriales del Valencia, y consiguió la victoria 2-1 al dominar a una alineación donde destacaban Teolindo Acosta, Gustavo Gil, Luis Rodríguez, y Lee May entre otros reconocidos bateadores.

En 9 innings solo permitió una carrera limpia, concedió 7 imparables, ponchó 7 bateadores y no otorgó boletos. Con el madero bateó de 3-2 y empujó una carrera.

En el propio estadio José Pérez Colmenares, el 20 de noviembre de 1966, Isaías Chávez limitó a los Tigres de Aragua a solo dos imparables para vencerlos 2-0. Se entendió muy bien con el receptor Duane Josephson para dominar entre otros a Bubba Morton, Mel Queen, George Scott, Bob Burda, Enrique Izquierdo. En labor de 8 innings, ponchó 1 bateador y concedió dos boletos.

La de 1966-67 fue su mejor temporada en LVBP con marca de 6-7 y efectividad de 2.69 en 117 innings, recetó 76 ponches y concedió 29 boletos.

LÁTIGO CHÁVEZ, GRANDELIGA

Luego de Ramón Monzant, Isaías fue el segundo pitcher venezolano que vistió la camiseta de los Gigantes de San Francisco.

El 9 de septiembre de 1967 debutó ante los Cachorros de Chicago de Billy Williams, Ernie Banks, Ron Santo en relevo de 1.0 inning donde permitió 2 carreras sucias, 1 imparable, 2 boletos y ponchó a uno. Los Gigantes perdieron 8-2.

El 30 de septiembre se apuntó la victoria 1-0 ante Filis de Filadelfia en relevo de 4 innings, 2 imparables, 2 boletos y 2 ponches.

No esperó mucho para refrendar en la liga venezolana la gran temporada que había tenido con el Waterbury Doble A de la Eastern League, que le valió el ascenso a la Gran Carpa. El 14 de octubre de 1967 blanqueó 2-0 a los Tiburones de La Guaira de Luis Aparicio, Ángel Bravo, José Herrera, Miguel de la Hoz, Merv Rettenmund, Owen Johnson, Remigio Hermoso, entre otros. En nueve innings Isaías apenas permitió 4 imparables mientras ponchaba a 7 sin conceder boleto alguno.

El 28 de octubre de 1967 se fajó en vibrante duelo de pitcheo ante Roberto Muñoz y los Industriales del Valencia de Teolindo Acosta, Gustavo Gil, Aaron Pointer, el cátcher Don Bryant y el primera base Tom Murray entre otros. Isaías condujo al Magallanes a una victoria 1-0 en labor de 8.1 innings donde aceptó 9 imparables y ponchó a 5, sin conceder boletos.

Ante los mismos Industriales del Valencia, reforzados con Jim Hicks y Ed Kirkpatrick, Isaías, como refuerzo de los Leones del Caracas, solo permitió un imparable a Gustavo Gil en el primer inning para vencerlos 3-0 el 23 de enero de 1968 en el estadio de la UCV. Desde el primero hasta el noveno inning, Isaías retiró 25 Industriales en fila, lo cual es una marca vigente para juegos de postemporada. En 9 innings ponchó a un bateador y no concedió boletos.

Siempre fue el refuerzo más buscado por los equipos clasificados al playoff. En la temporada 1964-65 fue campeón con Tiburones de La Guaira y en la 1967-68 hizo lo propio con Leones del Caracas.

En medio de una serie amistosa entre Puerto Rico y Venezuela, Isaías abrió el juego del 12 de febrero de 1968 y ganó 5-1 en trabajo completo, donde recibió 10 imparables, ponchó a 6 y solo concedió un boleto. Al terminar el juego, Roberto Clemente, quien ese día se fue de 3-0, declaró: “Roberto Muñoz tiene un mundo en la bola, pero el Látigo posee mayor variedad de lanzamientos”.

Luego de jugar con el Phoenix Doble A, Isaías regresó a Venezuela con molestias en el brazo de lanzar y el doctor José Domingo Martínez Morales le diagnosticó depósitos de calcio en el codo derecho. Le recomendó un tratamiento que incluía reposo. Por eso no jugó ni un inning con Magallanes en la temporada 1968-69.

Debido a que las molestias en el brazo continuaban, el doctor Martínez Morales decidió operar el 10 de enero de 1969, para extraer a Isaías los depósitos de calcio. Debido a la recuperación y a que Isaías quería estar completamente a punto para el entrenamiento primaveral, retrasó su viaje al campamento de los Gigantes de San Francisco hasta mediados de marzo, específicamente el 16 marzo, cuando ocurre el accidente aéreo.

LA MUERTE DE UNA ESTRELLA

El piloto Emiliano Savelli Maldonado se comunicó con la torre de control segundos antes del accidente: “Esta vaina no tiene fuerza”.

Dámaso Blanco rememora aquellos momentos difíciles. “Recuerdo que llegué al campo de entrenamiento y le pedí al cuida cuarto que me reservara una cama más para Isaías. El domingo me llamó por teléfono César Gutiérrez, que estaba en el equipo grande de los Gigantes, y me dio la noticia. En mi vida había recibido una impresión similar. Lloré desconsoladamente, me quedé esperándolo”.

Hace unos meses, Isaías Chávez finalmente fue inducido al Salón de la Fama de los Navegantes del Magallanes, recinto donde debió estar hace mucho tiempo, por sus integridad, dedicación, responsabilidad y gran amor al juego.

Más allá de los números, que como bien dijo Toby Harrah: “Los números son como el bikini; muestran mucho, pero no todo”, Isaías Chávez solo transformaba a un Magallanes que por lo general pululaba la parte inferior de la tabla de posiciones a mediados de los 60; su sola presencia en el montículo hacía cambiar las miradas de ironía de los contrarios por otras de preocupación y aprensión.

Cuando anunciaban al Látigo, el estadio se llenaba y una atmósfera de competitividad infinita invadía el terreno. Por eso entre otras cosas, todavía hoy, a 55 años de su deceso, aún burbujea su gesta en la historia del beisbol profesional venezolano.

(Escrito el 16 de marzo de 2024, en memoria al inolvidable Látigo Chávez)

Alfonso Tusa es investigador y escritor. Autor de artículos, libros y relatos de beisbol. Ha colaborado en portales como Prodavinci. Sus libros pueden adquirirse en Amazon.com.

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Foto: archivo de Javier González

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