Anthony Molina se subió al montículo del José Bernardo Pérez con la motivación por los cielos. Por eso, sumado a sus condiciones que lo convirtieron en grandeliga ese año, rozó una joya monticular.
El derecho de los Bravos de Margarita lanzó innings perfectos ante los Navegantes del Magallanes con tres ponches. Sin embargo, en el quinto hubo una falla eléctrica en el parque retrasó el juego lo suficiente como para que tuviera que salir del choque.
No ganó ni terminó lo que pudo ser una noche histórica. “Son cosas que pasan. Estaba enfocado desde el principio y llevaba pocos pitcheos, por lo que creo que podía lanzar completo”, explicó Anthony Molina a 1 Baseball Network. “Me quedé un poco frustrado, aunque lo importante es que logramos conseguir la victoria”.
Molina salió del compromiso con apenas 35 envíos. Posteriormente los relevistas de Margarita llevaron el no hitter hasta el noveno inning, pero Jacob Rhinesmith soltó un sencillo que terminó la magia del pitcheo insular.
UN JUEGO ESPECIAL
Anthony Molina nació en San Joaquín, en el estado Carabobo. Lo suficientemente cerca del José Bernardo Pérez para que estuvieran familiares y amigos en su apertura.
“Tenía este juego en mente”, declaró el abridor de los Bravos de Margarita. “Vinieron mi familia a verme y varios amigos, así que fue algo emocionante”.
Muchas de esas personas nunca habían visto a Molina participar en un encuentro como profesional. Todo eso influyó para que saltara al morrito motivado y enfocado en hacer un buen papel. Por poco completa una noche histórica.
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Anthony Molina bajó su efectividad en la temporada a 2.60 con 12 abanicados y WHIP de 1.04 en 17.1 innings esta zafra. Tras una mala salida en su debut, hizo ajustes. “Mientras esté ejecutando mis pitcheos, todo estará bien. Estoy muy enfocado desde el principio de la temporada y me alegra que empezaron a llegar buenos resultados”, cerró el grandeliga de los Rockies de Colorado.
Foto: Elio Miranda / Prensa Magallanes
