EL EMERGENTE
Por Ignacio Serrano
¿Qué pasó en esta temporada para que los Tiburones cayeran del cielo al suelo, yendo de la corona en la Serie del Caribe a una dolorosa e inesperada eliminación?
¿Cómo se convirtieron los campeones de la LVBP en esta lacerante caricatura de aquella novena ganadora?
La debacle está allí, en la herida abierta de una fanaticada que esperaba mucho más, y por supuesto que en el balance deportivo final, medido de manera implacable en estadísticas y resultados.
La campaña 2024-2025 tiene muy pocas cosas para rescatar. Y ya habrá tiempo para hacerlo. Porque más urgente es la tarea que tiene que emprender a partir de ahora el alto mando de los Tiburones, para no repetir tan nefasto resultado.
¿Cuál era el proyecto de estos escualos? Responder a esa pregunta pudiera ser un buen punto de partida para determinar qué fue exactamente lo que pasó.
¿Cuál era el proyecto de La Guaira en la 2024-2025? ¿Alguien realmente lo sabe?
Conocemos desde septiembre el proyecto de los Cardenales: un equipo construido alrededor del pitcheo, que eclipsa sus carencias ofensivas con una avasallante manera de correr las bases.
O el de las Águilas: reconstruir el teamwork de la 2016-2017, alrededor de Lipso Nava y la participación masiva de las figuras criollas de la divisa.
También conocemos el de Caribes: emprender un relevo generacional que permita consolidar una nueva camada de peloteros nativos que carezcan de restricciones y se conviertan en la próxima dinastía de Oriente.
Con casi todos los equipos se puede identificar un proyecto más o menos firme, más o menos bien encaminado. Pero, ¿cuál es el proyecto de los Tiburones, ahora mismo?
Lo tuvieron hace no mucho, pergeñado por Buddy Bailey y Jorge Velandia, por ejemplo. Y de nuevo lo tuvieron a partir de febrero de 2022, cuando le entregaron la gerencia general a César Collins. Comenzó entonces un nuevo camino para darle a los litoralenses esa base de seriedad y respetabilidad que habían perdido por causa de su propia inconstancia.
Había que restablecer lazos con los grandeligas, muchos de ellos heridos en su relación con la directiva. Era necesario construir un nuevo staff de lanzadores que permitiera limitar la excesiva dependencia del bateo, un mal de los salados desde finales del siglo 20. Había que reconectar a peloteros y aficionados con ese sentimiento de pertenencia tan valioso en los deportes de conjunto. Era vital diseñar un cuerpo técnico casado con esta visión. Y si todo aquello se hacía bien, llegaría el éxito anhelado.
Alcanzar la final en 2023 fue la primera prueba de que todo aquello estaba andando y en buen camino. El pitcheo seguía siendo un asunto pendiente, por más que antes y ahora han seguido sumando brazos. Pero los escualos crecieron hasta darle una de las mayores alegrías a su afición, coronando la fiesta en 2024 con la conquista de la Serie del Caribe.
Aquí debemos hacer un alto. Porque la doble hazaña de 2024 ocurrió a pesar del despido del manager Edgardo Alfonzo y la renuncia de Collins en plena recta final, cuando parecía que los Tiburones perdían el pie. ¿Empezó allí un nuevo proyecto?
Pues la verdad es que no. La nueva directiva añadió piezas que faltaban, pero trabajando sobre la estructura dejada por el saliente gerente general. Algunos cambios ayudaron, otros no. Y la adquisición decisiva no tuvo que tomar un solo turno al bate para probar su valor: hablo por supuesto de Oswaldo Guillén.
La llegada de Guillén impidió la desbandada en el mal momento, porque no solo sigue siendo el mejor manager venezolano en el manejo táctico al campo y con el pitcheo; él, además, es un motivador excepcional.
Ozzie quiso mantener el cuerpo técnico y esa fue una primera muestra de inteligencia. Nunca dejó de repetir que la vuelta a las victorias ocurrió gracias al apoyo de sus coaches y en especial de David Davalillo, que se convirtió en su mano derecha. Necesitaba un nexo urgente con el proyecto y lo encontró en ellos. Sobre todo, en Davalillo.
El resto es historia. Guillén trabajó con lo que había, recompuso el bullpen y contó con una formidable alineación donde llegaron a coincidir Ronald Acuña Jr., Maikel García y Yasiel Puig, figuras estelares en la remontada triunfal.
¿Tuvo continuidad ese proyecto, repotenciado con la llegada de Guillén? Todo pareciera decir que no, a partir de ese movido receso entre temporadas que marcó el camino hacia la drástica restructuración del roster.
Poner acento en la adquisición de más lanzadores no fue una mala idea. La importación original giraba alrededor de bateadores de alto vuelo, aunque la inesperada marcha de Puig haya resultado un golpe.
La sequía de noviembre fue el punto de quiebre. Porque más allá de las derrotas, generó un sentido de urgencia que probablemente funcionó en contra de las aspiraciones litoralenses.
Llegaron decisiones cruciales que no sirvieron para reencontrar la magia. Desde el despido de Leonys Martín, que estaba metido en varios lideratos ofensivos y aportaba con el guante, pasando por el de Yurisbel Gracial, quien solo tuvo 8 juegos para demostrar su valor, las decisiones impulsivas ante la emergencia quizás resultaron peores que la enfermedad.
Porque La Guaira pasó de tener importados de primera línea a nadar en la levedad de sumar extranjeros con menor nivel.
Davalillo también fue despedido y, en plena crisis, nos topamos en Macuto con la primera prueba inequívoca de que el mal de los Tiburones iba más allá de una situación transitoria.
Esa tarde, al entrar al Fórum para transmitir el juego, escuchamos que la remezón del cuerpo técnico se hizo sin preguntarle a Oswaldo Guillén. Y luego supimos que todos los drásticos movimientos en busca de soluciones se hacían sin consultar a quien debería ser uno de los arquitectos fundamentales de la divisa, la pieza clave que permitió dar continuidad al proyecto nacido en 2022, el que pudo llevarlo a su culminación.
En medio de esa interminable mala racha, hubo otras señales de que la muy necesaria armonía se extinguía a toda velocidad. Aparecieron vetos a periodistas, medios de comunicación y cuentas de reputada seriedad en redes sociales. Y es difícil arreglar problemas declarando guerras innecesarias. Todo eso sumó, y ayudó a que fuera más complicado rescatar el buen espíritu que se logró hace un año, que era tan necesario para salir al terreno a competir con menos tribulaciones en la cabeza.
La presión fue evidente. Quedó retratada con la presencia del principal accionista del equipo en el dugout, uniformado al lado de Guillén durante todo un juego. Eso posiblemente haya ayudado poco en la cueva y con la afición, hablando en términos de autoestima.
Y no olvidemos el confuso episodio en el que el manager recibió a medianoche la notificación de su despido, lo que le llevó a decir adiós a la afición a través de las redes sociales, para que luego la gerencia recibiera un mentís y desde arriba les enmendaran la plana, manteniendo al piloto en su cargo hasta el final.
Si había alguien capaz de meter a los salados en la postemporada ese era Guillén. Pero con todo y su ratificación, ya el daño acumulado era enorme. Los Tiburones quedaron obligados a forzar un milagro para clasificar. Y ese milagro se frustró a las puertas del juego extra.
La eliminación ocurrió en el terreno de juego. Pero no se explica únicamente por el rendimiento de los peloteros. En menos de 12 meses, el proyecto victorioso iniciado en 2022 se convirtió en esto: un lineup irreconocible, respecto al de la temporada pasada, y multitud de movimientos desesperados, movidos más por el miedo a la eliminación que por la aplicación de un libreto predeterminado.
La desconexión entre la oficina y el clubhouse dejó en claro cuál es la raíz del problema mayor. Y esa ruptura no puede seguir, so pena de que se alarguen los malos resultados. El alto mando tiene que estar conectado y en fluida comunicación, desde la oficina hasta la cueva.
Los Tiburones necesitan tirar un cable a tierra y volver a empezar, menos de un año después de ganar la Serie del Caribe. Pero no se trata solo de volver a mover el roster, aunque sea necesario reforzarse. Se trata de reencontrar cuál es el proyecto, quiénes son las personas adecuadas para llevarlo adelante y trabajar todos juntos a una, con la mayor convicción.
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O revisa aquí el archivo general de columnas.
Foto: prensa Confederación de Beisbol del Caribe
Excelente articulo que resume muy bien lo ocurrido con los Tiburones este año
Que buen análisis, mejor no podría ser, en definitiva hay que cambiar a esa gerencia, y contratar otra que vaya de la mano del manager, que en resumida cuenta no se sabe o no pareciera que fuera Guillén, ojalá este análisis tan acertado llegue a los accionistas
Ignacio que apreciación tienes del chat del Sr. Sojo el 6 de Diciembre diciendo que quería dirigir? Para mí eso dejo claro la situación y se vio más claro con el despido de Guillen. El Sr. Sojo se encargó de destruir el equipo y la mística del dogout con plena conciencia de lo que hacia.
El Sr. Sojo debe salir del equipo asi como el Sr. Alberto Díaz
Sin duda la desconexiòn entre la gerencia y el clubhouse marcò la diferencia. Unos eran de Marte y otros de Venus. Pareciera que el cielo de la gerencia deportiva fue la temporada pasada, hasta ahì. Y al parecer esos señores tambièn estaban desconectados con el dueño del billete. Esperemos tome cartas en el asunto. Por otro lado, repetir en èsta liga se ha tornado algo muy dificil. Al igual que en las grandes ligas. mantener una nòmina ganadora, en una era de tantos cambios hace la tarea de repetir campeonatos en toda una proeza. No creo que la sangre haya llegado al rìo nuevamente. Creo que solo fue un paso atràs, hasta ahì. Corregir ciertos detalles que todos sabemos serìa suficiente. Si la gerencia tuviera algo de decencia deberìan poner su cargo a la orden, no esperar que los despidan.
Excelente análisis Nacho, mis saludos en estas fiestas navideñas. Lo cierto es que Tiburones no dio pie con bola con ninguno de los cambios, comenzando por Junior Guerra y terminando con el capitán Danry y la hormiga atómica Cedrola. También cambiaron a Pancho Arcia y después andaban como locos buscando catchers, menos mal que llegó Telis que sobresalió. Para mí, la Gerencia de Tiburones, tanto General como Deportiva, fue ineficiente al 1000 % y mucho más. Un gran abrazo 🫂
No sé puede ser exitoso aprovechando el trabajo de otro como fue el trabajo de Collins en aragua tampoco hay un proyecto definido es más improvisación que otra cosa aquí en aragua todo el mundo dice que los grandes ligas no quieren jugar para Victor
Me da risa que Ignacio Serrano hablé de esto, cuando Cardenales le entrego sus bolsas de escombros a la Guaira, tremendo atraco y no con pistola. Igualmente, excelente análisis Serrano.
Es gracioso que Ignacio Serrano hablé de la «Debacle de La Guaira» cuando sus cardenales le entregaron todos los jugadores que ban en picada, cambiandolos por excelentes piezas jóvenes de los Tiburones. Ojo, sé que eres del circuito de los patirrojos y que debes ser «Parcial» con los tuyos, pero si cardenales no entregase lo que no les sirve a los demás equipos, tal «Debacle» no existiría. Igualmente, excelente reporte Crack.
Es gracioso que Ignacio Serrano hablé de la «Debacle de La Guaira» cuando sus cardenales le entregaron todos los jugadores que van en picada, cambiandolos por excelentes piezas jóvenes de los Tiburones. Ojo, sé que eres del circuito de los patirrojos y que debes ser «Parcial» con los tuyos, pero si cardenales no entregase lo que no les sirve a los demás equipos, tal «Debacle» no existiría. Igualmente, excelente reporte Crack.
Alessandro, no entiendo nada de lo que dices, podrías explicarte mejor?
En todo caso, y aunque obviamente soy comentarista de Cardenales, desde que empecé a escribir en los medios, hace casi 40 años, y cuando hablo en radio y TV caraqueñas o nacionales, práctico la más absoluta objetividad que se pueda, sabiendo que en la vida nadie es ciento por ciento objetivo. Yo me debo a mis lectores, y mis lectores son mayormente de otros equipos, no de Cardenales, que en realidad agrupa cerca del 10 por ciento de mi público en esta página web. Por eso escribo siempre para todos, porque me interesa no perder el respeto de mis lectores. Un abrazo
Crack, Ningún equipo, puede ser exitoso cuando se construye con los jugadores que más bien parecen ex jugadores de otros equipos, dígase, Cardenales agarró lomito de los Tiburones y estos recibieron lo peor que tenía cardenales en nómina. Es como si en caso contrario y para «Explícarme mejor» Tu, como Gerente de Cardenales me cambies a Luisangel Acuña y Everson Pereira, por Anthony Castro, José Briceño y Angel Padrón, no seas malo. Y si, este año las gerencias de los equipos de la LVBP se aprovecharon de la desesperación de la Guaira, inclusive tus Cardenales. Feliz Noche
En lo personal, creo que Cardenales hizo muy buen negocio en esos cambios. Obtuvo peloteros fundamentales para el actual roster y las necesidades que sufría la divisa. Pero si miras el rendimiento de Telis, de Castellanos, verás que al menos La Guaira no perdió: querían bateo, buscaban un catcher que aportara, y claramente también lo consiguieron, por más que fueran peloteros que no jugaban en Lara al momento de esos cambios
Tu mismo lo dijiste «Cardenales hizo buen negocio con esos cambios»
Yo estoy de acuerdo con que Guillen continue, sabemos la estima que le tiene Ruperti, el comento que todo depende de su esposa, yo creo que si le dan un proyecto ganador, el va regresar y despues vera si se marcha por la puerta grande, Guillen tiene ADN de tiburon y verlo con otro equipo seria muy extraño, hecho que no ha ocurrido a pesar del tiempo que tiene fuera del beisbol organizado, regreso por eso. La memoria de Pedro Padron Panza, lo tiene alli. En caso de que Guillen no quiera regresar, esta Buddy y sino sondearia Alfredo Pedrique. Habria que ver si Gregor Blanco puede hacer de gerente general, el tiene tiempo trabajando en la oficinas de la MLB, sino tratar de cinvecer a Colins, aceptar el error.
Estimado Ignacio, feliz navidad y venturoso año 2025. Soy fanático de tiburones desde 1969, y siento mucha pena lo que he podido ver de LG en la última década. Pienso que LG comenzó su caída una vez que Collins renunció por desacuerdos con los dueños. Estoy con Collins, pues, Alberto Díaz no se quien era, solo escuché que era dirigente de basquetbol y son ramas diferentes. Igualmente la contratación de Luis Sojo tampoco estuve de acuerdo, porque con todo el respeto que se merece a sus anillos de campeón en MLB, una cosa és ser jugador y otra dirigente de oficina, es más ni como manager se destacó. A las claras quedó visto la desorganización a tal punto (y comparto la opinión de uno de algunos foreros) que se ejecutaron cambios donde LG prácticamente perdió sus talentos jóvenes para adquirir peloteros ya en el final de carrera. Para LG quedó desmantelada. Te confieso que me ha causado mucha impresión es la actuación o digamos la apatía de Wilmer Ruperti en estar claro de lo que se estaba haciendo con el equipo. Creo que el orden de responsabilidad la doy a Ruperti por contratar personas inadecuadas, siguiendo von Días y Sojo, y hasta Greivis Vasquez se une a esta fiesta. Estos señores deben ser removidos de sus cargos.
Tienen q votar a Luis Sojo y y Alberto Díaz destruyeron a los tiburones de la Guaira con esto cambio…