Para ser el Cerrador del Año en la LVBP se necesitan dos cosas que suenan parecidas, pero son distintas: estar y saber estar. Eso lo sabe muy bien Silvino Bracho.
El cerrojo de las Águilas del Zulia se llevó su segundo galardón de estas característica y lideró el circuito con 10 salvados, ninguno tan recordado para él y sus compañeros como el del 9 de noviembre, contra Caribes de Anzoátegui.
«Recuerdo especialmente ese rescate en Puerto La Cruz, porque en la mañana me aplicaron una inyección rica en plaquetas en Caracas, tras desgarrarme unos días antes la pantorrilla, y en la tarde me llegué al Chico», relató Silvino Bracho a El Emergente, tras recibir el premio en Valencia. «El doctor, en esa consulta, me pidió 21 días de reposo y le respondí que era imposible, porque necesitaba estar con el equipo».
La intención del manager Lipso Nava, al ver al derecho llegar al parque portocruzano, era darle el día libre. Pero el apagafuego se negó, y pidió la bola en el noveno, con situación de salvado.
SILVINO BRACHO, EL GUERRERO
Con ventaja de 5-2, el diestro subió al montículo aquella noche en el balneario. Aunque, por dentro, estaba aterrado.
«Tenía mucho miedo, porque me molestaba la inyección que me habían puesto, pero no paré de guerrear», afirmó Silvino Bracho, que recibió dos carreras, pero completó la misión. «Salvé el juego, cojeando y con la pierna inflamada, pero como a los tres días me sané. No me detuve. Creo que ese día, ejemplifica esta temporada».
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Silvino Bracho se convirtió en el quinto jugador que gana dos veces o más el Cerrador del Año. Se unió a Jay Baller (1986-1987, 1992-1993), Julio Machado (1989-1990), José Solarte (2000-2001), Richard Garcés (2006-2007, 2007-2008) y Hassan Pena (2013-2014).
Foto: Francis Grahovac