La noche caía en Phoenix y Eugenio Suárez caminaba hacia el dugout con el casco en la mano, la mirada al cielo y una oración en los labios. Había vivido algo soñado: cuatro jonrones en un solo juego. Y, sin embargo, la sonrisa era agridulce.
Nunca pensó que algo así podría ocurrir. «Nunca imaginé que pasaría», confesó. Y lo hizo en un día que definió como «perfecto», un día en el que cada contacto se sintió limpio, natural, inevitable.
«Solo quiero glorificar a Dios con este juego que él me dio hoy», dijo Eugenio Suárez al cerrar una jornada histórica que terminaría en derrota 8-7 de los D-backs ante los Braves. Era un contraste brutal: la gloria individual y el peso de la caída colectiva.
Suárez, que disparó vuelacercas en el segundo, cuarto, sexto y noveno innings, cargó con el peso de ver cómo el bullpen diluía su noche de leyenda en la prórroga.
«Tengo sentimientos encontrados», admitió, con la sinceridad de quien sabe que el beisbol es un deporte de ironías crueles. Porque ni cuatro cuadrangulares bastaron para sellar una victoria.
El venezolano se convirtió en el primer jugador en la historia de MLB que conecta cuatro jonrones en un mismo juego y su equipo pierde. Un destino que solo había rozado Bob Horner en 1986.
«Hoy fue un día perfecto para mí, pero seguimos trabajando. Este equipo tiene corazón y vamos a seguir peleando», aseguró Suárez, con fe intacta y un bate encendido que ya quedó escrito en la historia.
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Eugenio Suárez se fue de 4-4 con cuatro jonrones, cuatro anotadas y cinco impulsadas. Es el primer venezolano en la historia de MLB en lograrlo. Elevó su promedio a .241, su OBP a .306 y su slugging a .564. También igualó a J.D. Martínez como el último jugador de los D-backs con cuatro jonrones, pero con el destino más cruel.
FOTO: @Dbacks