Los Medias Rojas de Boston cerraron el miércoles una larga agenda de 19 juegos en 20 días. El venezolano Carlos Narváez jugó 15 de esos compromisos y en 13 de ellos fue el receptor titular, pero en ningún momento bajó la mecha, pese a la carga de trabajo.
El aragüeño se ha convertido en una sensación y no es para menos. El catcher se ha embasado en los 16 últimos encuentros donde ha ido desde el vamos. El miércoles fue otra vez importante en el triunfo de su equipo en un juego intenso contra Los Ángeles de la Liga Americana.
«Fue un toma y dame», respiró el manager Alex Cora después de la victoria de 11 por 9 para cerrar la serie. «Ofensivamente, hicimos muchas cosas positivas. Todavía estamos batallando. Necesitábamos esta victoria. Estaba cansado de decirle a Ramón: ‘aquí vamos otra vez, es lo mismo'».
El abridor Lucas Giolito permitió cuatro carreras en la primera entrada. Parecía que iba a ser un día largo para los patirrojos. La reacción fue inmediata con cinco carreras y al final ambos elencos estuvieron batallando todo el encuentro.
Los locales regresaron cuatro veces de estar abajo en la pizarra y Carlos Narváez fue doblemente responsable al guiar a un cuerpo monticulista que requirió siete brazos y, para rematar, dar uno de los hits que igualó las acciones.
«Necesitamos ser mejores», agregó Cora. «Todos los sabemos. Hoy sucedieron muchas cosas positivas».
En el caso del embajador Vinotinto: dio par de cohetes, remolcó una, pisó el plato en dos ocasiones y negoció un boleto.
Y detrás del plato guió a un relevo que solo toleró dos carreras y guillotinó a cinco en siete episodios.
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Los tres venezolanos que vieron acción el miércoles, por los Medias Rojas de Boston, duplicaron. Es más, cinco de las 11 carreras producidas por los patirrojos llegaron de los artilleros de La Vinotinto, entre Abraham Toro, Wilyer Abreu y Carlos Narváez.