Lo de Miguel Cabrera es impresionante. El criollo no deja de
sorprender a propios y extraños. En los primeros días de la temporada dijo que
su accionar sería paso a paso, poco a poco. Primero tenía que concretarse en el
swing y afianzar su mecánica, un poco dañada luego de la lesión sufrida a
finales de septiembre de 2013, y que lo llevó al quirófano.
después y finalmente en los jonrones. El de Maracay ha cumplido todo.
Impresiona su poca cantidad de jonrones –ocho antes de comenzar la jornada de
este miércoles—, pero es el segundo mejor remolcador de la Americana con 44
llevados a casa y se ubica entre los cinco mejores bateadores de su circuito
con .324.
los Tigres de Detroit. Desde el 22 hasta el 27 de mayo, ha bateado para .350
(20-7) con tres dobles, un jonrón, cuatro remolcadas y tres anotadas. El OBP
del criollo se ubica en .435 durante esa fecha. Pero eso no es todo.
fechas sin ligar cuadrangular. Aunque durante ese lapso en cinco de los
compromisos despachó dos o más indiscutibles. Esto se llama consistencia y es
de lo que se trata el juego de pelota.
rendimiento de Cabrera. Hay quienes nos han escrito diciendo que eso les
preocupa. Tal vez se afanan mucho. Piensan que el mejor bateador del beisbol
tiene todo el tiempo que ser líder bate, sacar 40 y remolcar 160 año tras año y
eso, sencillamente, no es humano. Es
imposible llegar a tantos niveles superlativo año tras año.
Mobile, Alabama, nunca disparó más de 44 jonrones en una temporada, de hecho,
jamás pasó de las 132 remolcadas en una temporada y ganó en dos ocasiones el
título de bateo. Con todo y eso finalizó su paso por las mayores con 23
temporadas jugadas primero en remolcadas de por vida con 2.297 y más bases
alcanzadas que nadie con 6.856. ¿Su secreto? En realidad fueron dos: salud y
constancia. Este último es el símbolo inequívoco de la grandeza.
fugaces, aquellos que encandilan a todos con sus primeros destellos y buenos
bríos, pero luego se apagan cuando se les acaba el fuelle y claudican ante el
peso de la responsabilidad y el desgaste. En este deporte, saber hacer las
cosas bien y mantenerse todos los días en la rutina es la clave para pasar a la
inmortalidad. Eso es lo que hace Miguel Cabrera año tras año.
de la tropa que dirige Brad Ausmus, finalizaría con un promedio de .324, 27
estacazos y 149 llevados a la casa. Sí, es verdad, los jonrones se ven bajitos,
pero en dobles acabaría con 61 y eso es demasiado.
seguidillas buenas y malas. Cabrera sabe batear y cuando prenda los motores
seguirá mostrando el nivel que ha mostrado desde 2010. Por eso no hay que
preocuparse. Él sabe muy bien lo que hace.