El emergente

¿Luis Sojo manager en el III Clásico Mundial?

El anuncio del presidente de la Federación Venezolana de Beisbol acerca del piloto para el próximo torneo universal causó inmediato revuelo en la opinión pública. Aquí analizamos lo que eso puede significar

Luis Sojo tuvo una carrera reluciente. Su trayectoria no sólo fue brillante y larga, sino que dejó huella, aquí y en las grandes ligas.

El recorrido del petareño está lleno de hitos memorables: sus títulos de bateo en Venezuela, donde es uno de los pocos con más de 1.000 hits; su liderazgo con los Cardenales, que ayudó decisivamente a cambiar el rostro de la franquicia, dándole no una, sino cuatro coronas; su habilidad para alargar su permanencia en las mayores, y con los Yanquis, en el período más glorioso de esa organización en los últimos 45 años; su sangre fría para encarar la presión, como cuando dio el batazo que coronó a los bombarderos del Bronx en la Serie del Subway, en 2000.

Nadie puede estar en desacuerdo con todo eso. Pero antes de decir lo que debemos decir de él hoy, queremos ir más allá y hacer una confesión.

De los centenares de entrevistados y figuras que hemos seguido en nuestros 22 años en la profesión, Sojo es uno de nuestros favoritos. Si nos obligaran a escoger únicamente a dos o tres personajes, él estaría allí.

Porque pareció siempre tener un hado que le llevaba al vórtice y le permitía triunfar, una y otra vez.

Porque sin poseer condiciones físicas excepcionales ni un cuerpo especialmente atlético, se empinó sobre sus limitaciones para ser un vencedor.

Porque siempre tuvo la vocación de ayudar a otros.

Y especialmente por su sentido del humor, esa inteligencia que hacía de él el entrevistado perfecto, con la frase perfecta para titular nuestras notas y la anécdota perfecta para empezar el reportaje.

Esa chispa, esa alegría del mirandino, fueron el verdadero sello de su carrera, mucho más que sus batazos.

Pensamos en todo eso cuando el presidente de Fevebeisbol, Edwin Zerpa, nos confirmó que propondrá a Sojo como manager para el Clásico Mundial.

El ex camarero, fiel a su forma de ser, acepta el desafío, aún con la opinión pública en contra. También la tuvo después del fracaso de 2006 y volvió, y por poco se reivindica delante de su público, al llegar hasta la semifinal, en 2009. Pero así como el recuerdo que quedó de la primera incursión, injustamente, fue el de su cercanía con sus compañeros del Lara y la supuesta falta de disciplina del grupo, la memoria colectiva de la siguiente participación no atesora el haber quedado entre los cuatro grandes del mundo, sino su decisión de ir con Carlos Silva y no con Félix Hernández cuando ya no tenía mañana, frente a Corea del Sur, y disputar la final se veía tan cerca.

Hubo señales mucho más serias que las que inmerecidamente comenta la fanaticada: su tensa relación con la prensa, la pérdida de la magia en el manejo de la gente y la desaparición de aquel hado que guiaba sus pasos hacia la luz y la victoria.

Como técnico, Sojo ha mantenido el mismo sello personal que tanto le admiramos: empeñoso hasta conseguir lo imposible. Pero no ha sido, hasta ahora, capaz de lograrlo como estratega, después de un lustro en el oficio.

Más le convendría ponerse a un lado y hacer como el novato a quien en los años 80 nadie quería firmar: formarse mejor, ir paso a paso, desde abajo, quizás en las menores, hasta consagrarse en Venezuela o en el beisbol organizado. Y entonces sí, volver por sus fueros e intentar lo imposible.

La opinión pública está en su contra de tal modo, que en vez de carácter ve terquedad y en lugar de coraje interpreta el deseo de seguir siendo el centro.

Es la hora, dolorosa hora, de aceptar que no es el momento. El tiempo le dará nuevos retos cuando en verdad esté listo.

El liderazgo es un tóxico cuando los resultados no brillan igual que antes y se tiene a más de medio país en contra.

Publicado en El Nacional, el lunes 18 de octubre de 2010.

Estas no son encuestas científicas, pero algo deben decir: después de dar la noticia a través de Twitter, recibimos decenas de comentarios de aficionados acerca de la determinación de Fevebeisbol. De esos, 131 contenían una opinión implícita sobre si Luis Sojo debería seguir en el cargo o si debe designarse a otro piloto para el Clásico Mundial. De los 131, 129 estaban en contra de Sojo. Es llamativo también que únicamente 4 por ciento de los casi 300 lectores que han opinado en la encuesta de este blog estén a favor de mantener al petareño. ¿Para qué forzar la barra? ¿Para qué hacer que el equipo, como en 2006 y en 2009, esté rodeado de tensión y no de expectativa?