El infielder, en principio, fue enviado este miércoles a los Cerveceros por los Mets y la noticia se supo en pleno juego. El carabobeño no pudo contener las lágrimas y las cámaras de SNY captaron la expresión de su congoja. Horas después, los Mets se retractaron y deshicieron el negocio
Wilmer Flores fue el protagonista de una escena muy poco común en las Grandes Ligas: la de un pelotero captado por las cámaras en la más genuina expresión del sentimiento que a menudo se experimenta, y que con frecuencia se oculta, al ocurrir un cambio de equipo.
Flores fue en principio enviado este miércoles por los Mets a los Cerveceros, junto al lanzador Zack Wheeler, para obtener al jardinero central Carlos Gómez.
La noticia, que luego fue echada para atrás, se supo en pleno encuentro de los metropolitanos, la divisa con la que a los 16 años de edad saltó al profesional el infielder venezolano.
Fue una escena casi surreal, adjetivo utilizado por analistas y reporteros estadounidenses, al estos verla a través de las cámaras de SNY.
Flores no pudo contener sus emociones. La congoja forzó las lágrimas y se hizo evidente cómo enjugaba su tristeza con su propio uniforme.
El carabobeño ha hecho toda su carrera con los neoyorquinos y durante mucho tiempo fue el campocorto del futuro de esa organización. Este año le dieron la posición, a pesar de haber sido mudado en los tiempos recientes a la antesala y la intermedia. Rondó toda la zafra los .250 de average, aunque durante varias semanas fue el torpedero con más jonrones en las mayores.
El Milwaukee podía comenzar un nuevo capítulo como el tercera base, heredero a mediano y quizás largo plazo de Aramis Ramírez, recientemente cambiado a los Piratas.
Todo se echó para atrás, sin embargo, horas después de culminado el encuentro, de acuerdo con un reporte de FOX Sports. Al parecer, dudas respecto a la buena salud de Gómez hicieron que la gerencia de Nueva York se arrepintiera.
Ignacio Serrano