Réplica (y comentarios sobre la réplica) del siquiatra de Alex Cabrera

Fecha:

El médico tratante
del jonronero Alex Cabrera declaró a varios medios de comunicación en contra de
una columna escrita el martes por Ignacio Serrano. Su réplica aparece en el
mismo espacio que ocupara la mencionada columna, como manda la ley, en la
edición sabatina de El Nacional. Esta
es la versión completa de su carta. Y como es mucho más extensa que la nota
original de Serrano, incluye en letras cursivas la respuesta del periodista a
sus señalamientos.
Sres. Directiva del diario El Nacional:
Después de saludarlos cordialmente, la presente tiene por
finalidad ejercer  mi derecho a réplica de
acuerdo al artículo 58 de la Constitución Nacional: “toda persona tiene el
derecho a réplica y rectificación, cuando se vean afectados directamente por
informaciones inexactas o agraviantes”, en relación a un artículo de opinión
publicado en su prestigioso diario por el periodista Ignacio Serrano en la
edición del martes 8 de marzo 2016, pagina 2, sección Deportes, titulado
“Dopaje, medias verdades y mentiras”.

Apoyo el deseo y derecho del
doctor Figueroa de ejercer su derecho a réplica, incluso si se tratara de una
interpretación errada por su parte de mi columna.
 

Igual le informé que estaba dispuesto
a entrevistarle yo mismo para hablar del tema, darle la oportunidad de
explicarse y tenerla yo de repreguntarle, cuando fuera necesario. Él prefirió
escribir su propia versión.

1.- El caso del pelotero Alex Cabrera tiene una serie de
connotaciones, jurídicas, políticas, de opinión pública, morales, familiares y
Médico Psiquiátricas. Me voy a referir a estas cuatro últimas. No voy a opinar
si jurídicamente es correcta o no la sanción que le impuso la LVBP al
mencionado pelotero, porque no es mi especialidad. Tampoco me  voy a referir a las anteriores acusaciones de
supuesto uso de esteroides, porque los Psiquiatras no recetamos
esteroides,  el medicamento que le
indique nada tiene que ver con esteroides

Tiene razón, los
siquiatras no recetan esteroides y en mi columna yo no sugerí que lo hubiera
hecho.

2.-No es ético que tenga que referirme en público sobre mis
pacientes, pero en vista de que mi nombre fue mencionado por la directiva de
los Tiburones de la Guaira en un remitido público, me veo en la obligación de
aclarar la situación. A propósito yo no trabajo con ese equipo, soy un profesional
en libre ejercicio, graduado en la UCV de Médico en el año 1978 y Posgrado de Psiquiatría
en la misma universidad en el año 1982 (anexo mi currículo) y trabajo con la
Selección Nacional de Baloncesto masculina, “Los héroes de México”, desde el
año 2010 como Coach Psicológico. (Aclaro, afortunadamente ninguno de los
jugadores de la selección de baloncesto padece ningún trastorno psiquiátrico y
por tanto no los medico).

Conozco su trayectoria
profesional, en efecto.

3.- El periodista menciona en su artículo cito “El siquiatra
de Cabrera asegura que su paciente sufre de déficit de atención desde los doce
años de edad, es su médico tratante desde entonces, su palabra su honor
profesional estarían en riesgo si mintiera, más allá de que hay otros modos y medicamentos
alternativos para esa condición”.

Reitero la afirmación
que hago en mi columna. No creo que el doctor esté dispuesto a comprometer su
ética y trayectoria mintiendo respecto a la condición de Cabrera. Así lo dejé
estipulado muy claramente cuando dije que «el siquiatra de Cabrera asegura
que su paciente sufre déficit de atención desde los 12 años de edad. Es su
médico tratante desde entonces. Su palabra y honor profesional estarían en
riesgo si mintiera».
 

No veo cómo puede considerar que yo pongo en duda su
diagnóstico, siendo que más bien estoy advirtiéndole al lector que sería un
riesgo muy grave para el doctor mentir en un caso así.
 En ningún lado afirmo
que sea falsa la condición de su paciente ni digo que él miente sobre eso.

En mi certificación, que es pública, yo expreso que el Paciente
recibe tratamiento con terapia cognitivo-conductual con poca respuesta, por lo
que me vi obligado a usar el medicamento Adderrall. Es cierto que existen otros
medicamentos, pero en este caso la respuesta del paciente Alex Cabrera con este
medicamento es la mejor. Este es un psicofármaco que se usa hace muchos años
con excelentes resultados, se utiliza en niños, adolescentes y adultos. Ahora
bien, es el colmo que un periodista me diga cuál es el tratamiento que yo le
debo a indicar a mis pacientes

Yo no digo qué
tratamiento debe usarse en el caso de Cabrera. El doctor es su médico tratante
y yo sólo soy un periodista, como él muy bien apunta.
 

 Esto es lo que escribí:
«Su palabra y honor profesional estarían en riesgo si mintiera, más allá
de que hay otros modos y medicamentos alternativos para esa condición».
 Está bastante claro lo
dicho allí: el propio doctor admite que hay otros modos de tratar esa
condición, y en ningún lado yo digo que él debería elegir cualquier otra
medicina, en vez del Adderall. Sostengo que probablemente no miente en ese
asunto, porque de hacerlo, pondría en riesgo su profesionalismo, más allá de
que haya otros medicamentos para tratar el ADD.

4.-  El periodista
Serrano continua: “Sin embargo, compromete su credibilidad cuando asegura que
el Adderall es una sustancia prácticamente inocua para el rendimiento de un
deportista. Llegó a aseverar que incluso un atleta que lo consuma sin padecer
ADD (en español TDAH, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, es
una enfermedad Neuropsiquiátrica) puede rendir menos que sin ese medicamento,
tal aseveración es falsa y llama poderosamente la atención su desconocimiento,
suponiendo que es ignorancia y no mentira, siendo un profesional vinculado al deporte
de alta competencia”.
Estas aseveraciones son muy graves, porque sin conocerme, ni
entrevistarme, ni pedirme explicaciones, de entrada me condena, me descalifica,
duda de mi honestidad y capacidad profesional y me difama.

Sus declaraciones
fueron públicas y notorias a través de Union Radio y Meridiano, todo lo cual
está archivado y documentado.
  

No dudo de su
honestidad. Precisamente expreso: “suponiendo que es ignorancia y no mentira”. Todavía
hoy, asumo que el doctor no miente, sino que es ignorante de los efectos que
causa el consumo del Adderall específicamente en atletas de alta competencia,
como lo reitera más adelante en sus declaraciones y en esta carta.
  

De hecho, lo digo textualmente:
“llama la atención su desconocimiento”. Y es desconocimiento, porque la Agencia
Mundial Antidopaje (WADA) y el propio Instituto Nacional de Deportes (IND)
tienen al Adderall en la lista de sustancias prohibidas por su poderoso efecto
potenciador en competencias y los riesgos negativos para la salud que implica
su consumo sin prescripción ni supervisión médica, que no es este el caso, como
yo dejo claro en la columna.

Por lo que paso a hacerle algunas aclaratorias:
 a) El TDAH es un
trastorno frecuente en todo el mundo, lo padecen alrededor del 6 por ciento de los
niños en edad escolar, tiende a mejorar al pasar los años, pero la mitad de los
pacientes padecen TDAH en la edad adulta, como es el caso de Alex .

Todo eso es cierto y
grosso modo lo expongo en mi columna.

Lo diagnostique cuando él tenía doce años, hace más de 30
años, puede corroborar esto con su madre, en la escuela donde estudiaba. Por
razones de espacio no voy a refirme a las características clínicas de esta
enfermedad, busque en internet, en manuales de diagnóstico especializados y
validados por la comunidad científica internacional, donde conseguirá una
amplia información al respecto.

Le agradezco la sugerencia.
En efecto, ya antes, y de nuevo ahora, con este caso, he investigado el asunto
en internet y en fuentes vivas, antes de escribir mis notas, como acostumbro.
 

 De todos modos, la
columna está dedicada al caso de dopaje, no a la condición de Cabrera. En mi
nota, yo mismo expongo que Cabrera padece ADD y que por eso recibe el
medicamento.

b) Nunca dije que es una “sustancia prácticamente inocua”,
es un medicamento que se expende con un récipe especial, que no se consigue en
el país. Es una sustancia que está en la lista de los medicamentos prohibidos,
que puede tener efectos secundarios severos y sólo puede administrarse bajo
estricta indicación médica.

Es cierto, el doctor no
dijo que fuera una sust
ancia inocua. Y por cierto, yo tampoco lo dije, en los
términos que el doctor responde.

 Yo dije, y cito:
«asegura que el Adderall es una sustancia prácticamente inocua para el
rendimiento de un deportista». Eso es totalmente distinto a decir que se
trata de una sustancia inocua, a secas, cosa que no expresé.
  

El doctor sí dijo algo
más grave en cuanto al tema que estamos abordando (que es el uso de las
sustancias controladas en el deporte de alta competencia). Sostuvo, como lo hará
a continuación en el punto c de este escrito, que un atleta que consuma una
anfetamina sin necesitarla puede sufrir consecuencias totalmente contrarias, en
cuanto a que su rendimiento deportivo no mejoraría, sino que mermaría. Así lo
dijo a Unión Radio y a Meridiano, y es precisamente por esa declaración que lo
cito en mi columna.

c) En relación a que si ese medicamento aumenta el
rendimiento de los atletas yo exprese y lo ratifico, que no es lo mismo el
efecto en una persona que toma un medicamento por padecer una enfermedad, a que
otra que no lo padece, el efecto no es igual, puede incluso ser todo lo
contrario (esto tiene una explicación por neurotransmisores cerebrales, que no
es el momento ni tenemos el espacio para explicárselo).
Le voy a poner dos ejemplos. Si una persona padece una
depresión (tristeza falta de ánimo, insomnio etc.) yo le receto un medicamento
antidepresivo, este paciente mejora y vuelve a la normalidad, en el caso de una
persona que no tiene depresión y toma este medicamento, porque “le da la gana”,
no lo pone alegre, ni eufórico, más bien le puede dar sueño y tener efectos
secundarios desagradables.

Debo reforzar mi
discrepancia con lo que sostiene el doctor Figueroa. Paradójicamente, el Adderall
es apodado en Estados Unidos «The study drug», la droga para
estudiar, ya que es consumido ilegalmente por estudiantes universitarios y
adolescentes que, sin sufrir la condición, buscan mantenerse despiertos por
muchas horas y estar más alertas al rendir un examen. Hay mucha literatura al
respecto, así como la hay sobre su uso para mejorar el rendimiento deportivo de
manera artificial.
 

 Debo insistir en que
me sorprende que el doctor Figueroa sostenga lo contrario de lo que dicen
múltiples fuentes nacionales e internacionales sobre los efectos del Adderall
en los atletas.

Otro ejemplo muy frecuente, un niño con TDAH generalmente
tiene bajo rendimiento escolar, a pesar de tener una inteligencia normal, esto
se debe a que el trastorno lo lleva a estar muy inquieto, no se concentra, no
fija los conocimientos, tiene trastornos de memoria y por tanto rinde poco, al tomar
el medicamento se tranquiliza, se concentra 
y mejora su rendimiento escolar. La maestra no me puede decir que yo le
mejoré la inteligencia al niño, y que está teniendo ventaja sobre otros alumnos,
porque su inteligencia él ya la tenía, el medicamento lo que hace es equiparar
al paciente con  los otros alumnos, pero
no le da ventaja.
En los casos de los deportistas con TDAH de adulto, el
fármaco lo que hace es emparejarlos a los otros atletas, el efecto del
medicamento en una persona sin el trastorno (la enfermedad) lo pone alerta,
hiperactivo, inquieto. Esto podría mejor su rendimiento en algunos casos, es
probable, pero puede ocurrir lo contrario. Esta sustancia, además, cuando se
utiliza inadecuadamente, puede producir adicción, una enfermedad muy severa. Es
posible que haya atletas que usen esta sustancia  por abuso, sin prescripción.

El doctor usa aquí un
matiz que no usó en las dos entrevistas que sirvieron para mi columna. Sin
embargo, reitero: es muy fácil consultar la opinión de la WADA, del IND y de
decenas de autoridades nacionales e internacionales en la materia, que
coinciden en que el uso del Adderall mejora considerablemente el rendimiento
deportivo de un atleta.
 

 Es por eso que se considera sustancia dopante y es por eso que está prohibida, además de
los riesgos para la salud que bien cita el doctor Figueroa.
  

En todo caso, no soy
yo quien lo dice. Citaré al doctor Gary Wadler, jefe del comité de sustancias y
métodos prohibidos de la WADA, una de las más reconocidas autoridades en este
asunto.
  

Así describe los efectos deportivos del Adderall en una entrevista
publicada en el diario Seattle Times:
 «Enmascara la
fatiga, enmascara el dolor, aumenta la intensidad. Aumenta el estado de alerta,
la agresividad, la atención y la concentración. Mejora el tiempo de reacción,
sobre todo si se está cansado. Algunos piensan que mejora la coordinación
mano-ojo. Algunos creen que aumenta los aspectos mentales del rendimiento. Hay
también una mejoría posible en el incremento de la aceleración, la velocidad,
la fuerza y el poder. Es uno de los fármacos por excelencia para mejorar el
rendimiento. No hay duda de que es una droga para mejorar la actuación
deportiva».
  

Reitero, eso no lo
digo yo. Lo dice una de las principales autoridades antidopaje en el planeta.

Pero en el caso de Alex 
o cualquier persona, que tenga el trastorno, el efecto es paradójico, no
lo pone activo, no le da más fuerza, sino lo tranquiliza y mejora su
concentración. El talento de Alex como atleta no se lo da el medicamento, ya él
lo tiene. Él no lo usa para rendir más en el deporte, lo usa por indicación de
un especialista para mejorar su calidad de vida, en sus relaciones
interpersonales, con su familia, para manejar la irritabilidad, para mejorar su
memoria. Él se va a retirar del beisbol y va a seguir usando el medicamento.

No puedo discutir que Cabrera
sí necesita el medicamento, lo cual en su caso es perfectamente legal y
entendible. Él es su médico tratante y yo sólo soy un periodista que no pone en
duda su criterio al diagnosticar la condición, ni en la columna aludida ni en
este escrito.
 

Estoy seguro de que Cabrera
usa Adderall por motivos médicos. Mal podría asegurar lo contrario sin tener pruebas,
y no dije lo contrario en mi columna. Por supuesto que lo más importante es la
salud del atleta y es por eso que en algunas ligas y torneos existen
excepciones de uso terapéutico. En mi nota dejo claro que el jugador tenía los
recaudos para recibir esa excepción de uso terapéutico.
 

En la LVBP y la MLB se
permite el consumo de Adderall, siempre que se padezca la condición (que es
este el caso), que quede probado con el informe médico respectivo (que también
este es el caso) y se tramite la autorización para evitar violar la política
antidopaje (que no fue el caso, y es la razón por la que Cabrera ha sido
sancionado).

5.- Para que las comisiones antidopaje den el permiso, el
AUT (autorización de uso terapéutico) se da de acuerdo al “Código mundial
antidopaje, estándar  internacional” en
varias condiciones
a. “La Sustancia Prohibida o Método Prohibido en cuestión es
necesario para tratar una condición médica aguda o crónica, de tal manera que
el Deportista experimentaría un deterioro significativo en su salud si la  Sustancia Prohibida o Método Prohibido fuese
retirada”.
 b. “Es muy poco
probable que el Uso Terapéutico de la Sustancia Prohibida o Método Prohibido produzca
alguna mejora adicional del rendimiento más allá de lo que podría preverse del
retorno al estado normal de la salud del Deportista tras el tratamiento de la
condición médica aguda
Está claro primero el medicamento que indiqué es para tratar
una condición crónica de Alex, segundo repito, “es muy poco probable que el uso
de la sustancia produzca alguna mejoría adicional al rendimiento” Esto lo dice
la ley, no lo dijo yo. En las Grandes Ligas hay más de 100 peloteros que usan
este medicamento, a los cuales se les ha dada su autorización AUT. El hecho que
el periodista crea  que “son muchos, esto
es sospechoso”.

Eso de que es
sospechoso no lo dije yo.
 

En mi columna estoy
citando al jefe de la oficina antidopaje del IND, la máxima autoridad del tema
en Venezuela, Eduardo Gutiérrez, que empleó la palabra «sospechoso»
al hablar de la gran cantidad de peloteros que usan adderall en la MLB (10 por
ciento, siendo que, dependiendo de cada sociedad, usualmente ronda el 6 por ciento
en niños y el 2-3 por ciento en adultos).

Una posible explicación de esto podría ser que una de las
indicaciones que todos los Psiquiatras les hacemos a los Padres, es que pongan
a sus hijos a hacer deportes esto los mejora, vale decir que todos los
Pacientes con TDAH se les indica que hagan deportes por lo que no es difícil
entender que el porcentaje en los atletas pueda ser mayor.

Podría ser, como
sugiere el doctor. Pero es muy curioso que eso ocurra solamente en el beisbol y
no en el atletismo, ciclismo, esgrima o cualquier otro deporte de alto
rendimiento.
 No tengo base para
afirmarlo, pero veo difícil que todos los padres que desean mejorar esta
condición en sus hijos elijan el beisbol como deporte. Aunque insisto, no tengo
documentación sobre eso.

En USA, en las Grandes Ligas son muy estrictos con esta
materia, yo le sugiero al periodista que se traslade allá, exprese sus
“sospechas” y haga una investigación al respecto.

No lo comparto. En las
Grandes Ligas no son muy estrictos con esta materia.
 

Tanto no lo son, que
10 por ciento de sus atletas tienen autorización para consumir anfetaminas,
siendo que en el resto del deporte de alta competencia a nivel mundial la
incidencia es de virtualmente cero (repito: virtualmente cero).
  

Podríamos alargarnos en
este punto y no es el objetivo, pero abunda el material disponible, las
pruebas, declaraciones y fuentes que demuestran que la MLB llegó tarde a la
lucha antidopaje; lo hizo apenas en este siglo, con casi 40 años de retraso
respecto al Comité Olímpico Internacional y al deporte asociado.
  

En los últimos 10
años, el comisionado Bud Selig trató de cambiar esto. Lamentablemente, no todo
lo que quiso se pudo lograr, en cuanto a castigos y controles, por condiciones
impuestas por la Asociación de Peloteros que no viene al caso recordar acá.
  

Por cierto, sí me he
trasladado a Estados Unidos y he escrito sobre el tema, tanto allá como acá (la
primera vez que toqué el tema del dopaje en la MLB fue en 1998). Y ya desde 1989,
desde mi tesis de grado en la universidad, vengo abordando el tema del dopaje,
sus efectos y su combate.

El otro argumento “Eduardo Gutiérrez está al frente  del departamento antidopaje del Instituto Nacional
de Deporte, quien pone un ejemplo abrumador, ninguno de los 2000 atletas de las
selecciones nacionales a los que su oficina esta diagnosticado con ADD, ni
consume la droga”.
Yo les pregunto cuántos de esos atletas han sido evaluados
por un Psiquiatra. En esta enfermedad hay un subregistro, muchas personas la
padecen toda su vida y nunca son tratados. Esto es grave, sería importante que
el IND tome en cuenta esto,  haga una
evaluación integral de esos atletas, estoy seguro que un porcentaje de estos
atletas pueden tener ese trastorno sin saberlo. Los especialistas no nos
basamos en “sospechas”, sino que hacemos un análisis científico

Ciertamente es
importante que el IND haga evaluciones integrales a sus atletas.
 Sin embargo, el dato
de Gutiérrez es revelador, porque no se trata de una mera casualidad producto
de la desatención de las autoridades. Uso ese dato en mi columna para reforzar
la idea de que el beisbol en general y la MLB en particular tienen una política
laxa respecto al uso del Adderall, pues muchas fuentes sugieren que no todos
los que lo consumen lo hacen por padecer una condición, sino para mejorar su
rendimiento. Y reitero, no dije en la columna que esa última fuera la intención
de Cabrera.
  

Por cierto, los
periodistas también somos especialistas en ciertos temas y tampoco nos basamos
en sospechas, sino en hechos.
 

 1) Es un hecho que ese
10 por ciento de peloteros con ADD supera la media de las sociedades
estadounidense y venezolana (de hecho triplica la media en los adultos).
  

2) Es un hecho que el Adderall
es peligroso para la salud y es una sustancia que mejora el rendimiento
deportivo.
  

3) Es un hecho que Alex
Cabrera lo consume para tratar una condición perfectamente probada por un
médico que, de lo contrario, estaría poniendo en riesgo su honor y su
profesionalismo.
  

4) Y es un hecho que,
a pesar de contar con el permiso médico, no tramitó la excepción ante la liga
de beisbol, razón por la cual violó el reglamento y se le aplicó la sanción.
 Todo eso está expuesto
en mi columna.

5.- Por último, nadie puede sentir vergüenza por padecer una
enfermedad. Lamentablemente decir públicamente que se padece un trastorno
psiquiátrico es un estigma en nuestro país, por eso que Alex, ni su familia,
nunca comentaron esto, porque es confidencial, privado. Toda persona tiene
derecho a ser tratado por un especialista quien le indicará el tratamiento que juzgue
como el más apropiado. Los atletas son seres humanos como cualquiera de
nosotros, vale decir que se pueden enfermar.

En lo personal no
considero un estigma padecer de ADD, pero entiendo lo que quiere explicar el
doctor en este punto.

Considero que en vez de acusar a  Alex 
Cabrera en este caso de farsante, de consumidor de drogas, de exponerlo
al escarnio público, debería reconocerse que a pesar de tener una enfermedad
crónica, ha llegado a tan alto nivel en su carrera como jugador de béisbol
profesional, esto en vez de ser una falla es una gran virtud.

Yo no acuso a Alex Cabrera
de farsante ni de consumidor de drogas. El doctor una vez más me interpreta
libremente y mal. Creo necesario remitirnos a lo que está escrito.
  

Transcribo mi columna,
ya que el doctor no lo hizo en su carta. De hacerlo, estoy seguro de que se
habría dado cuenta de que yo no he dicho lo que él dice que dije.
 

Escribí: «El Samurái
exhibe una recomendación médica para consumir Adderall, (fechada en agosto de
2014, de acuerdo con la demanda introducida en la Corte Segunda de lo
Contencioso Administrativo).
La regla le obligaba a
presentar el récipe a la LVBP el 1° de octubre y no lo hizo hasta noviembre,
supuestamente. Ha debido renovar el procedimiento para el 1° de octubre de 2015
y tampoco lo hizo. Finalmente, culpa al cuerpo médico y a la directiva de los
Tiburones por no hacer el papeleo, cuando la regla también estipula que esa
diligencia corresponde al pelotero».
  

Claramente expongo que
Cabrera está facultado por un médico para consumir la sustancia y que su error
estuvo en no advertirlo a la liga, como era su obligación según el reglamento y
como lo señaló la liga en su comunicado oficial.

Me siento orgulloso de ser su médico, cuando él tiene los
recursos para escoger otro profesional en cualquier parte del mundo y lo
seguiré siendo hasta que él decida lo contrario.
Disculpen lo extenso de esta comunicación, pero considero
que el caso lo amerita, porque puede servir de ejemplo para casos similares que
se presenten en el futuro.
Se despide de ustedes atentamente
Dr. David Figueroa Flores

No encuentro dónde
pueda haber yo mentido o faltado al honor del doctor Figueroa.
  

Como queda claro en mi
columna, nunca dije que él forjara el récipe médico, no dije que Cabrera usa el
Adderall con el objetivo de doparse y dejé en claro que su caso positivo
ocurrió por no seguir los trámites que le imponía el reglamento para reportar
con antelación su consumo por padecer ADD.
  

Hablé del Adderall
como sustancia potenciadora de la condición deportiva, porque es así. Y lo cité, porque el doctor dijo que un atleta sin ADD podría sufrir una merma en su
rendimiento deportivo, de consumirlo. Eso, lamentablemente, es una afirmación
falsa, según las autoridades mundiales y nacionales en la lucha contra el
dopaje que ya he citado.
  

Considero de
importancia capital haber expuesto públicamente ese punto, porque, como el
doctor admite, medicamentos como el Adderall pueden causar delicadas
complicaciones físicas cuando se utiliza sin fines estrictamente médicos.
 

 Como esto es un riesgo
de salud pública, y el dopaje es un tema de salud pública y de la defensa de la salud
de los atletas (incluso la salud de los que consumen sustancias con el objetivo
único de doparse), sigo creyendo necesario dar la otra versión, una vez que la
opinión de un especialista contradiciendo la posición de la WADA fue difundida
por importantísimos medios de comunicación.
  

Alex Cabrera es una
persona pública, sujeto del juicio de la opinión pública. Y el doctor Figueroa
pasó a serlo en el momento en que ofreció declaraciones a los medios,
 

La mayoría de las declaraciones
del doctor Figueroa sobre el caso fueron adecuadas, sabias y aceptables. Pero
una de sus declaraciones es discutible y no correspondiente con la literatura
deportiva y con los expuesto por la WADA y el IND.
  

En todo lo demás,
estamos de acuerdo el doctor, mi columna y yo: Cabrera, según su médico,
necesita ser tratado, el doctor considera que ese debe ser el tratamiento
elegido y no cualquiera de los otros existentes, merece respeto a su privacidad
dentro de lo que cabe a una figura pública metida en un escándalo que todos
lamentamos y cuenta con mis mejores deseos en cuanto a que hoy, y en el resto
de su vida, pueda tener una vida como la de cualquier otra persona, a pesar de
sufrir de ADD.

Atentamente,
Ignacio Serrano 

Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

7 COMENTARIOS

  1. Ambos argumentan y razonan sus planteamientos,es cierto,sin embargo,las palabras y su forma de redactarlas,"intencionadamente" o no "inducen" a la interpretación de lo escrito de diversas formas,es un arma peligrosa la palabra.
    Creo en la inocencia de Alex Cabrera y parece que la ley también.

  2. Bueno queda completamente aclarado hasta donde llega la responsabilidad de Alex en esta situación, lo único de que es culpable es de no haber notificado dentro de los lapsos, por lo cual es sujeto de sanción. Considerando que es demostrable que usa ese fármaco desde antes de convertirse en pelotero profesional queda comprobada su inocencia. Así con periodismo científico es que se informa realmente, felicitaciones a Ignacio. Y queda todo aclarado.

  3. Sea culpable o no Cabrera, tenga razón o no el psiquiatra, el amigo Serrano debe reconocer que su escrito tiende a varias interpretaciones, en lo escrito, hay partes que se induce al lector. Tan loco no está el psiquiatra. Espero que no salga alguno de sus abogados de teclado a decirme nada. simplemente es mi opinión.

  4. Demasiado revuelo por un tramposo que todo el mundo sabe que ha consumido drogas para mejorar el rendimiento. No es casualidad ese repunte en su ofensiva cuando estaba prácticamente retirado del béisbol. Ejemplar suspensión y ya.

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