Por Marcos Grunfeld
El 31 de julio de 1998, Carlos Guillén estaba muy atento a las noticias que ocurrían en las Grandes Ligas. Esa era la fecha tradicional en la cual los equipos de la MLB tenían como límite para hacer sus últimos cambios con otros elencos. El exinfielder entonces pertenecía a los Astros de Houston, pero quería marcharse, porque entre otras cosas veía a Bob Abreu masacrando a sus rivales en las Ligas Menores y no lo promovían.
A medianoche recibió una llamada que concretó ese anhelo, lo que no sabía él es que iba a ser, junto a Freddy García, las piezas que iban a solicitar los Marineros de Seattle para enviar a uno de los mejores pitchers de la historia, Randy Johnson, al conjunto sideral.
En la tropa que dirigía entonces Lou Piniella pudo ser parte de un núcleo que contaba con un promisorio Alex Rodríguez, y futuros inmortales como Ken Griffey Jr. y Edgar Martínez.
En los nautas tuvo la posibilidad de ser partícipe de la contienda en la cual un elenco ha logrado la mayor cantidad de triunfos en una campaña, con 116.
«Fue una temporada atípica porque pasarán muchos años para que eso se vuelva a repetir», contestó Carlos Guillén, en la reciente conversación que tuvo en The Beatwriter. «Influyó mucho la capacidad del mánager que teníamos porque teníamos un equipo que sabía que todas las noches tenía una alta probabilidad de ganar».
El aragüeño tuvo varios logros importantes: asistió a 3 Juegos de Estrellas, obtuvo 2 veces votos para el Jugador Más Valioso de la Liga Americana, fue a la Serie Mundial en 2006 con los Tigres de Detroit, bateó la escalera y al retirarse tuvo una faceta gerencial con los Tigres de Aragua y la Selección Nacional que viajó al Clásico Mundial de 2017.
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(Marcos Grunfeld)
Foto: @Mariners
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