Los umpires
de grandes ligas han sido el centro de graves errores esta semana. La polémica
es grande. La pelota venezolana no debería mantenerse al margen
El último juego
de John Stearns en Venezuela fue un desastre. Los Leones estaban en medio de un
pésimo inicio y el manager, que había llegado ya con la temporada iniciada y el
equipo a la deriva, estaba por cometer el último de una cadena de errores que
agotó la paciencia de la gerencia y la fanaticada.
alta del quinto inning, Stearns salió a hablar con Keino Pérez y llamó del
bullpen a Jacobo Sequea.
problema, como protestaron las Águilas, era que las reglas prohíben a un
técnico ir al morrito dos veces con un mismo bateador en el home. Los umpires
están obligados a advertírselo al piloto o al coach, y si cruzan la raya de
fair, deben ser expulsados inmediatamente, su pitcher debe completar el turno y
luego ser reemplazado perentoriamente.
no recordaron esa parte del reglamento aquel sábado en la noche, en el
Universitario. Tampoco Stearns, que ya había ido una vez a la lomita. En la
cueva derecha, Mark Bombard y su staff sacaron ventaja y el Caracas se hundió
en la confusión.
ganó y Oscar Prieto Párraga le anunció al norteamericano que no seguiría en el
cargo, luego de 16 caídas en 19 partidos.
cumpliendo 19 años como gerente del club y es la primera vez que despido a un
piloto”, nos dijo Prieto Párraga la mañana del domingo 14 de noviembre de 1999.
umpires están expuestos a errar. Lo que sorprende es que en ocasiones ocurran
fallos como ese de la temporada 1999-2000, en el que únicamente Bombard reparó
que algo estaba mal, o como lo sucedido en las grandes ligas esta semana.
Cleveland, el martes, Adam Rosales disparó un batazo que dio en las rejas
ubicadas sobre la raya amarilla del left center, el típico tablazo que debe ser
revisado con las repeticiones de TV. Sólo que esta vez la cuarteta decidió
mantener la decisión original, tubey, después de visitar el cuarto de video.
obvio el error, que el encargado de disciplina de Major League Baseball, Joe Torre, no dudó en exponer a la vergüenza
a los hombres de azul, con un comunicado en el que subrayaba lo obvio y
desmentía a sus umpires, que se habían escudado en la excusa de que las tomas
que ellos revisan no son las mismas que vemos los televidentes.
vieron lo mismo que todos vimos”, fustigó Torre, inclemente.
después, algo peor: Bo Porter, dirigente de los Astros, trajo a relevar a un zurdo,
Wesley Wright. Mike Scioscia, timonel de los Ángeles, respondió con el bate derecho
de Luis Domingo Jiménez. Entonces Porter volvió a entrar al terreno y, para
asombro general, llamó al derecho Héctor Ambriz y se llevó a Wright cuando éste
terminó de calentar.
después fue una caricatura: Scioscia le recordó a los árbitros que la regla es
clarísima: un relevista tiene que medirse al menos con un rival, salvo que se
haya lesionado calentando; los umpires se reunieron tres veces, ¡tres!, para
discutir entre ellos si Scioscia tenía razón o no; y el novato Porter,
ingenuamente, declaró al final del gaffe:
“Por lo que entiendo, si me cambian al bateador, puedo cambiar al pitcher que había
traído a lanzarle a ese bateador”.
así. Hay pocas reglas más específicas que la que prohíbe hacer eso.
epílogo aquí es admitir que el oficio de umpire es difícil y está expuesto al cruel
escrutinio público.
promover todo el apoyo tecnológico posible para facilitar su tarea.
en cuando, sí, hay que tirar de alguna oreja.
beneficio del espectáculo, más valdría que cada mes los jueces rindieran un
examen sobre el reglamento, incluso en las grandes ligas y, por supuesto,
también en Venezuela.