Los Tiburones nunca habían ganado el título en la liga paralela, hasta esta semana. Ahora buscarán su primera corona en la LVBP en el último medio siglo, tras clasificar a los playoffs
Francisco Rodríguez, el pelotero con mayor proyección en la temporada 2011-2012, tomó la pelota este martes para conseguir tres outs que le supieron a gloria a la afición de los Tiburones.
El pitcher caraqueño logró el rescate en el triunfo número 34 de la campaña pata los escualos. Fue su primer salvamento del torneo y también el choque más celebrado por los parciales de La Guaira, que bailaron en el estadio Universitario al ritmo de la samba, tras convertirse en el primer equipo clasificado a los playoffs este año.
«Todavía queda camino, pero la meta es el campeonato y vamos por él», exclamó delante del periodista Víctor Boccone el prospecto José Martínez, «Cafecito», el hijo de una de las leyendas de la divisa y verdadero símbolo de estos litoralenses renovados, que aspiran a ganarlo todo.
Los salados celebraron en el parque capitalino el mismo día en que una de sus dos filiales en el Programa de Desarrollo se adjudicó la corona de la liga paralela, la primera en la historia para la novena.
El tercero y decisivo duelo contra la granja de los Tigres fue ganado por La Guaira con pizarra de 8 carreras por 2 en el complejo de Empresas Polar, en San Joaquín. Alexander Morales se anotó el ganado y formó parte de la pila de peloteros que se amontonó en el centro del diamante, dando saltos por la conquista.
El tumulto se repitió horas después en la capital. Los Tiburones, con el mejor bateo colectivo del campeonato, pero con la efectividad grupal más elevada, entraron antes que nadie a la segunda fase de la justa. De mantener el primer lugar, también escogerán primeros en el draft de sustituciones, este viernes.
«No hemos logrado nada todavia», le dijo Grégor Blanco a los aficionados, a través del periodista Manuel Lira. «Seguiremos luchando por el campeonato que ustedes se merecen».
El título en la paralela es el mejor augurio para los aficionados de esta divisa, que gracias a esa conquista pueden pensar, con argumentos sólidos, que la fiesta de este martes quizás no sea la única en los años por venir.
La Guaira siempre fue un equipo de tradición, guerrero, con una fanaticada fiel hasta los tuétanos. E s difícil creer que una organización con tal palmares haya durado tanto tiempo fuera de una final. Esta es nuestra década y la vamos a disfrutar al máximo.