El emergente

Bob Abreu, ¿candidato al Salón de la Fama?

¿Tiene chance Bob Abreu de entrar algún día al Salón de la Fama?

No es la primera vez que nos hacemos la pregunta. Son tantas las leyendas que rodean al aragüeño en los clubes que ha ido integrando, que es absurdo no plantearse esa eventualidad.

¿Tiene opción de conseguir una placa en Cooperstown? ¿Es real lo que sugieren las cifras que ha ido acumulando?

No hace falta esperar al retiro de un jugador para percibir sus posibilidades de lograr la inmortalidad.

Nadie duda que Albert Pujols, por ejemplo, está en la ruta que conduce al pabellón, aunque sólo tiene 10 temporadas en las mayores. Incluso entre los venezolanos es posible asomar a Miguel Cabrera como un legítimo candidato, pese a que sólo ha disputado siete campañas completas.

¿Y Abreu? ¿Dónde se ubica?

Después de pasar 15 campeonatos en las mayores y haber sido tercer bate de los Filis, los Yanquis y los Ángeles, tres equipos de mercado grande, el nativo de Turmero debería ser capaz de ofrecer una respuesta tanto o más contundente que Pujols o Cabrera. Para bien o para mal. Y no es así.

La gran virtud del “Comedulce” es, por ahora, su enemigo, pensando en las votaciones. Puede hacer muchas cosas bien, pero en ninguna es el número uno. Es capaz de correr y robar, de sacar jonrones y sumar extrabases, de batear para buen promedio y acumular muchos boletos. En algún momento fue un defensor aceptable y hasta ganó un Guante de Oro cuando su defensiva ya empezaba a ser cuestionada.

Desde la óptica del beisbol de fantasía, el venezolano fue un pelotero de ensueño durante un largo período. Y sin embargo, en nada —salvo en el promedio de embasado y quizás el OPS— ha sido un pelotero único en su generación.

El de Turmero es décimo entre los activos en promedio de embasado, con .400 puntos, gracias a que ocupa el tercer peldaño entre los toleteros activos con más boletos recibidos, pero cae al puesto 26 en OPS, a pesar de exhibir .888 puntos.

Su tope en jonrones es 31; el de bases robadas es 40; el de average es .335; el de dobles es 50; el de anotadas es 123; el de impulsadas es 110.

Son cifras muy buenas, todas, pero salvo los tubeyes, ninguna es excepcionalmente alta.

El secreto está en que él ha logrado ponerlas todas juntas. ¿Quiénes han sido capaces de brillar en tan distintas áreas, combinando poder, contacto y velocidad? Sólo tipos como Barry Bonds, Rickey Henderson, Willie Mays, Andre Dawson, Joe Morgan, Bobby Bonds. Casi todos, miembros del Salón de la Fama.

¿Le garantizará esto conseguir el 75 por ciento de los votos de los periodistas que participan en la elección, requisito necesario para entrar a Cooperstown? No.

Bobby Bonds es el mejor ejemplo. El padre del líder jonronero de todos los tiempos se quedó afuera, a pesar de compartir con Abreu casi todos los clubes exclusivos en los que el criollo se encuentra.

Como el aragüeño, el otrora slugger californiano no consiguió ser un bateador excepcional en ningún renglón, salvo por las estafas. Seis veces dio más de 30 jonrones, pero nunca llegó a 40. Apenas bateó sobre .300 en una ocasión. Llegó a 100 remolcadas solamente en dos oportunidades.

Bonds padre, sin embargo, no tuvo el chance de impresionar a los votantes combinando mejores estadísticas acumuladas, porque se retiró después de 14 zafras. Allí está la opción del “Comedulce”.

El venezolano no llegará a 3.000 hits, no dará 400 cuadrangulares y posiblemente no robará 500 bases. Pero si se mantiene como una fuerza ofensiva hasta los 39 o 40 años de edad, pondrá juntas tantas cifras, que será difícil dejarle fuera.

En mantenerse a tope en la recta final de su carrera reposa el boleto que podría darle su pase a la inmortalidad.

Publicado en El Nacional, el lunes 28 de febrero de 2011.

La serie «Las metas de los venezolanos en 2011» reveló cuán lejos ha llegado el «Comedulce» en las mayores, estadísticamente hablando. Poniéndolo en contexto, ¿es legítimo pensar que ya compró el boleto a Cooperstown? Quizás no. Por ahora