Omar Vizquel y el Salón de la Fama
¿Quién no se ha hecho esta pregunta alguna vez? ¿Tendrá Omar Vizquel una placa en Cooperstown, algún día? ¿Y por qué no? Acá analizamos qué puede suceder con el caraqueño, a propósito de su cuadragésimo cuarto cumpleaños… si algún día se retira, claro está
¿Es Omar Vizquel un seguro miembro del Salón de la Fama?
La pregunta ha sido formulada no sólo en Venezuela, sino en Estados Unidos, debido a la durabilidad del caraqueño y sus innegables méritos en el terreno: es dueño de los records de dobleplays, porcentaje de fildeo y juegos disputados en el shortstop, más sus 11 guantes de oro.
Este domingo, por su cumpleaños 44, la interrogante volvió a surgir, pues lo celebró en el terreno, como segunda base de los Medias Blancas.
La pregunta, sin embargo, podría formularse de dos modos, sin que necesariamente tengan ambos planteamientos la misma respuesta. ¿Merece Vizquel una placa en Cooperstown? Eso, por un lado. Y por el otro, ¿será finalmente elegido?
Los merecimientos del infielder son la causa del debate actual.
Un grueso grupo de periodistas, como Paul Hoynes, del Cleveland Plain Dealer, considera que la hoja de servicios del venezolano es lo suficientemente buena como para que él sea elevado a la inmortalidad.
Además de los guantes de oro, las marcas defensivas, los pocos errores —es el único campocorto en la historia con más de 2.000 juegos y menos de 200 pecados— y sus periódicas genialidades con el guante o la mano limpia, ha añadido más de 2.800 hits, más de 400 robos, casi 450 dobles, más de 1.400 anotadas, casi 1.000 empujadas, al menos 600 extrabases y un digno average de .273 puntos.
De todos los cultores puros de la defensa, apenas Ozzie Smith muestra cifras comparables en el último medio siglo.
Hay, sin embargo, un importante grupo de analistas que considera a Vizquel como uno de los grandes, pero no un inmortal.
Lo decía el año pasado Keith Law, de ESPN, y otros reporteros con inclinaciones sabermétricas tienen esa opinión. Las nuevas estadísticas no muestran al capitalino como un candidato al pabellón, aducen; nunca fue una fuerza con el bate. Sus registros, señalan ellos, son producto de su longevidad.
Si comparamos a Vizquel con sus compañeros de generación, con los Derek Jeter, los Miguel Tejada, los Nomar Garciaparra, Vizquel se queda atrás. Estos shortstops brillaron en sus mejores momentos como algunos de los maderos más peligrosos de la Liga Americana. Casi todos, se ha probado luego, bebieron el amargo jugo de los esteroides anabolizantes, lo que ya debería servir para dejar de ver a los torpederos “ofensivos” como un patrón de comparación con el criollo.
Pero resulta que Vizquel no es ajeno a la sabermetría. Según Baseball Reference, ocupa el lugar 26 de todos los tiempos entre los defensores de todas las posiciones, contando las victorias con el guante sobre jugadores de reemplazo (defensive WAR) y Fangraphs demuestra que su alcance es mejor de lo que dicen sus críticos, al evaluar su UZR desde 2002, cuando se creó esta medición.
Hay mucho que decir en todo esto: el principal argumento es que la exactitud de los cálculos que se hacen para evaluar la defensa aún está en fase de comprobación. Cada día es más fácil constatar quién batea mejor y quién lanza mejor, pero no ocurre lo mismo con el guante.
Esta discusión seguirá por mucho tiempo y probablemente no impedirá que una mayoría de los casi 600 votantes, ajenos en su mayor parte a la sabermetría, escriban el nombre de Vizquel en las planillas del Salón de la Fama.
La duda estará, más bien, en constatar cuánto tiempo necesitará para conseguir ese 75 por ciento de los votos que necesita para emular a Luis Aparicio.
En cuanto a si lo merece, creemos que sí. Más allá de sus 2.807 hits y contando, Vizquel es uno de los grandes al campo. Y si han consagrado a bateadores unidimensionales o relevistas de un inning, Cooperstown también debe premiar a los mejores defensores de la historia, tengan o no 400 jonrones o 3.000 hits.
Publicado en El Nacional, el lunes 25 de abril de 2011.
