Arizona se convirtió en la buena noticia de las grandes ligas en 2011, el equipo que de forma inesperada pasó del último lugar que le vaticinaban a conquistar la cima de su división. Los criollos que forman parte de la nómina desértica hablaron del secreto de su éxito
PHOENIX
Que levante la mano quien pensó en abril que los Cascabeles tendrían 90 victorias antes de comenzar la última semana de septiembre.
“Todos nos daban por eliminados”, recordó Miguel Montero, candidato a llevarse el premio al Jugador Más Valioso de los nuevos campeones de la división oeste de la Liga Nacional.
Montero acaudilló a las serpientes en el terreno, con sus 18 jonrones, su OPS sobre .800 y, sobre todo, con ese liderazgo y esa defensa que le tiene como el receptor con mejor porcentaje de éxito al poner out a los corredores contrarios.
El caraqueño ha sido una de las revelaciones en un torneo lleno de buenas nuevas para Arizona.
“Los muchachos han hecho tremendo trabajo”, sonrió el jugador de más edad en el roster, que terminó rociando con champaña a una tropa que incluye a 21 peloteros en los veintitantos años de edad.
Henry Blanco, que ya cumplió 40, era pura alegría en esa melé que durante más de media hora agitó el bajo vientre del Chase Field. Su propia temporada ha sido una sorpresa tan notable como la de su novena. Ha dado un cuadrangular cada 13,43 turnos al bate, un promedio que le tendría al frente de los jonroneros de la Liga Nacional, si tuviera tantos turnos como tiene el líder Albert Pujols.
Los desérticos desataron la fiesta el viernes, al derrotar a los Gigantes y llegar a 91 triunfos en la zafra.
Con lentes de natación o de esquí sobre nieve para protegerse del ardor, destaparon decenas de botellas de champaña Va de Vi, sidra Martinelli e incontables latas de cerveza. Kool and the Gang atronaba las tribunas con el clásico Celebration, a través de una grabación, mientras la fanaticada esperaba que sus jóvenes ídolos salieran a salpicarles con espuma y felicidad.
“Este equipo ha estado muy, muy unido y, lo más importante ha sido su humildad”, terció Gerardo Parra, uno de esos héroes inesperados.
Parra llegó al spring training sin la garantía de un puesto fijo y está terminando como el jardinero izquierdo con más asistencias en el circuito. Es candidato al Guante de Oro y sólo tres custodios del left le superan en average en la liga: nada menos que Ryan Braun, Lance Berkman y Carlos Lee.
“Pero esto vale más que un Guante de Oro y que todo lo demás”, aseguró el marabino, quien forma, con Justin Upton y el prospecto Paul Goldschmidt, el trío con menos edad entre los peloteros de posición de los ofidios. “He estado esperando esta celebración desde hace mucho”.
Nadie esperó más que Blanco. Esta será su tercera postemporada, pero apenas la primera desde 2004, cuando fue el catcher personal de Johan Santana en Minnesota.
“Nunca sabes cuándo va a ser la última vez que estés en los playoffs, por eso todas las celebraciones son especiales”, soltó el nativo de Guarenas. “No imaginé que a esta edad podría estar aquí”.
Montero, que culminó la parranda metido entre los aficionados, saltando a la piscina que hay en medio de los bleachers, responsabilizó al staff de pitcheo que le tocó dirigir, al buscar la principal razón por la que los Cascabeles vencieron los pronósticos.
“Nos mantuvo siempre cerca, para poder regresar en cada juego”, recordó.
Ian Kennedy y Daniel Hudson fueron los ases inesperados. J.J. Putz, el cerrador intraficable. Pero hasta los menos reputados hicieron lo suyo. Durante el encuentro que les metió en octubre, el zurdo Joe Saunders mantuvo a los Gigantes en una carrera, permitiendo la reacción de los suyos.
“La unión que tenemos es algo muy bonito y nos ha ayudado a ser un equipo ganador”, razonó Montero.
Todavía algunos peloteros correteaban por el diamante cuando los empleados de los desérticos comenzaron a acomodar el terreno, con vistas al encuentro sabatino. Fue la metáfora perfecta de esta divisa que ganó más veces que lo vaticinado por el más optimista de los analistas.
“El beisbol para mí es tan especial, que cuando termina un juego, cuento las horas para que el otro vuelva a empezar”, señaló Montero. “Contra quien sea, saldremos a ganar”.
“En el beisbol todo es posible. El equipo más pequeño le puede ganar al más grande. Nadie daba por ganador a San Francisco el año pasado y lo fue. Ahora vienen series cortas. Cualquier cosa puede suceder”
“¿Y qué haces aquí? Estás muy lejos de Caracas”, fue el saludo de Juan Carlos Gutiérrez, en grandullón serpentinero caraqueño, que fue operado del codo hace tres semanas y no podrá jugar los playoffs. Gutiérrez celebró con sus compañeros como si nada, con la misma sonrisa que lleva siempre a todos lados. “Es que cuando supe que me iban a operar, me resigné”, contó. En un año ya debe estar bien, aunque él espera estarlo hacia el mes de julio de 2012. Mientras tanto, acompaña a los suyos y confía en celebrar también en la Serie Mundial.
Arizona, Texas y Milwaukee se clasificaron a la postemporada el viernes, uniéndose a los Yanquis, Tigres y Filis. Sólo queda por definir el comodín de ambas ligas
Publicado en El Nacional, el domingo 25 de septiembre de 2011.
