Un primer balance del spring training
El spring training casi termina. En lo más alto aún queda Johan Santana, a punto de regresar oficialmente a la acción, tras pasar algo más de un año en la incertidumbre.
No fue de balde que hasta este fin de semana el manager Terry Collins y el propio merideño esquivaron hablar como un hecho de la apertura inaugural de este jueves. La cirugía en el hombro, está dicho tantas veces, es compleja y requiere un tiempo usualmente largo para sanar, cuando sana del todo.
Por eso, mientras el nativo de Tovar hablaba con nuestro compañero Efraín Zavarce, en la grabación podía escuchársele cauteloso, todavía sin dar como un hecho lo que parece inminente: su aparición en el juego inaugural.
Eso y el triunfo de Omar Vizquel en su intento por hacer el roster de los Azulejos, con lo que disputará su temporada número 24, la del adiós, encabezan de buen modo el balance inicial de los entrenamientos primaverales.
Muchas cosas se definen antes del spring training. Félix Hernández, por ejemplo, sabía en febrero que sería el pitcher del primer encuentro de la temporada, el que inició el miércoles en Tokio. Pero hay detalles por ajustar e incluso planes que se caen, debido a lesiones o al rendimiento en los juegos de exhibición.
Guillermo Moscoso es un buen caso. En diciembre hablaba con optimismo acerca de su estatus en las mayores. Venía de una sólida campaña con los Atléticos y le habían asegurado un puesto en la rotación. Oakland le envió a Colorado, donde también le ubicaron a priori entre los cinco abridores de 2011.
Entonces comenzaron los encuentros de la Liga de Cactus y los planes cambiaron.
Jamie Moyer, a sus increíbles 49 años de edad, puso 2.77 de efectividad y le abrió los ojos al cuerpo técnico de los Rockies. Moscoso no estuvo necesariamente mal: fue bateado en su primera presentación, lanzó en blanco las siguientes dos salidas y de nuevo le castigaron en la cuarta incursión. Su efectividad, que venía mejorando y estaba en 4.50, volvió a inflarse hasta 7.36 y, con un balance de seis boletos contra nueve ponches.
Nunca pudo ir más allá de tres innings y se convirtió en la víctima propiciatoria para abrir espacio al inextinguible Moyer. El viernes enviaron al aragüeño a triple A, de donde es muy posible que regrese pronto. Con la decisión se frustró el deseo del derecho, se quebró lo preestablecido y se evitó que el viernes, en el primer encuentro de los rocosos, haya ocho venezolanos en el roster activo de un equipo inaugural por primera vez en la historia (Eliézer Alfonzo es, por lo pronto, el octavo grandeliga allí, pero empezará en la lista de suspendidos).
Al menos aún puede igualarse el tope de siete criollos en la nómina inaugural, que data de 2011, con la misma organización, a menos que ocurra otra sorpresa con el infielder Jonathan Herrera y su pugna con Eric Young Jr.
Maxi Ramírez es ejemplo del otro caso que esbozábamos antes: el de los peloteros casi condenados a ir a las menores desde el comienzo, sin importar lo que ocurra en la pretemporada.
Todo parecía a su favor: los Reales perdieron por lesiones a su receptor titular, Salvador Pérez, y a uno de sus posibles suplentes, Manuel Piña; Ramírez, además, bateó más que ningún otro pelotero de su divisa en buena parte de la primavera boreal, terminando con .344 de average, 1.182 de OPS, 4 jonrones y 13 empujadas.
Su descenso prueba que nunca estuvo en los planes, posiblemente por pensar sus jefes que su defensa no está al mismo nivel de su ofensiva. La llegada de Humberto Quintero, procedente de Houston, terminó de decretar lo que pocos días atrás se concretó. Esperará su chance en triple A.
Publicado en El Nacional, el domingo 1° de abril de 2012.