El slump de Marco Scutaro, visto a través de las herramientas que ofrece la sabermetría
¿Cómo es posible que Marco Scutaro amaneciera el domingo con .204
de average, siendo que le tomó 52 apariciones en el plato para poncharse por
primera vez en esta temporada?
Lo preguntamos y de inmediato les recordamos que
no se trata de un bateador sin fuerza, como en el pasado lo fue Mark Belanger o
Enzo Hernández, toleteros cuyos batazos recorrían menos distancia, al no tener
ellos la capacidad para dar líneas de modo consistente.
¿Por qué el yaracuyano
tenía estadísticas tan contradictorias? ¿Está en un pésimo momento con el
madero o, por el contrario, su bajísima rata de swings fallados es la prueba de
que el average no siempre dice las cosas de manera clara?
Con esta duda en
mente nos sumergimos en dos de nuestros portales favoritos, lamentablemente sin
tiempo suficiente como para navegar durante un par de horas, debido al horario
de cierre del periódico: Baseball Reference y FanGraphs.
buena o la mala suerte que puede tener un bateador: el promedio de bateo de las
pelotas puestas en juego, cuyo acrónimo es BAbip. Se calcula exclusivamente con
los batazos dentro del parque, por lo que se excluyen los ponches y los
jonrones.
¿Para qué sirve? Da pistas sobre la suerte que en determinado momento
puede perseguir a un toletero.
El BAbip de la Liga Nacional rondaba los .285 el
fin de semana. Lo normal, según las mediciones que se hacen constantemente, es
que un bateador promedio esté unos 20 puntos por arriba o por debajo de esa
cifra.
Cualquier variación más drástica implica alguna de estas tres cosas: o se trata de un paleador
especialmente dotado para la ofensiva, como Miguel Cabrera, o es alguien en el
otro extremo, como Hernández, o está siendo influenciado por la suerte.
Los
batazos “con ojos”, los podridos detrás del infield, las líneas de frente, los
tablazos que un outfielder roba de las tribunas son ejemplos de cómo la suerte
influye en el juego. En un período corto, 50 o 100 turnos, el impacto puede ser
dramático, como lo demuestra el caso de Scutaro.
escribir estas líneas. No 20, no 40, no 60 puntos por debajo del promedio de la
liga, no. Tenía 80 puntos menos que la Liga Nacional.
El nativo de San Felipe,
además, era el líder de ambos circuitos con la menor cantidad de swings
fallados, apenas 9,8 por ciento de las veces en que había atacado un pitcheo. En
contraste, el octavo mejor de la Americana, Asdrúbal Cabrera, ha fallado 18,2
por ciento de las veces que ha hecho swing, el doble que su compatriota. O
Pablo Sandoval, casi en el otro extremo, ha hecho swing fallido en 40,7 por ciento
de sus intentos y Albert Pujols en 42,3.
La fuerza de estos últimos impide que ello
les conduzca al desastre, pero se trata de un asunto ajeno a esta columna; aquí
queremos ver qué sucede con Scutaro, así que buscamos la calidad de los batazos
que éste ha conectado.
¿Estará dando menos roletazos? Eso podría ser una
explicación. Pero no, 44 por ciento de sus conexiones han sido por el suelo,
muy similar a 2011, cuando bateó para .299, y aunque ha reducido ligeramente la
tasa de flyes, de 35 a 32 por ciento, ha mejorado la frecuencia de las líneas,
al pasar de 19 a 23 por ciento.
No son las únicas variables que podemos
analizar, pero sí sugieren claramente que el intermedista no es el culpable de
su pobre average. Incluso, ha visto exactamente cuatro pitcheos por turno, contra
3,91 el año pasado, otra prueba a su favor y el motivo por el que los Rockies
le mantienen como primer bate, a pesar de este engañoso bajón.
Esperen un rebote. Pronto el verdadero Scutaro estará de vuelta.
Publicado en El Nacional, el lunes 23 de abril de 2012.
