El infielder se estrena el viernes como bigleaguer, con los Astros. El infielder de Puerto Ordaz encabeza, junto a Freddy Galvis, la lista de nuevos grandesligas venezolanos
HOUSTON
Marwin González ha esperado este momento desde hace mucho.
“Lo he soñado desde antes de empezar a jugar profesional”, sonrió el utility, que el viernes se convertirá en uno de los dos debutantes de Venezuela esta temporada en las grandes ligas. “Es más que un sueño, es una ilusión de cuando jugaba pelota infantil. Desde que tenía 12 años de edad, desde mucho más tiempo atrás”.
González es una de las razones por las que el país beisbolero celebra esta semana, semana inaugural de las grandes ligas. El estreno de Oswaldo Guillén con los Marlins, el regreso a la acción de Johan Santana, las expectativas de ver hasta dónde llegarán esta vez Miguel Cabrera y Félix Hernández no tendrían sentido si dejara de manar la savia revitalizadora de los nuevos bigleaguers.
El infielder guayanés cumplió 23 años de edad el 14 de marzo y lo celebró dos semanas después con el mejor regalo posible.
“El primero de abril me dijo el coach de banca (Joe Pettini) que debía ir a la oficinal del manager (Brad Mills)”, recordó González. “Tenía la cara tan seria que pensé en lo peor. No podían bajarme, porque soy regla cinco, pero me iban a devolver a Chicago”.
El nativo de Puerto Ordaz llegó a Houston en diciembre, luego de que los Cachorros no lo protegieran en el roster de 40. Por un tecnicismo, aquella mala noticia le abrió las puertas de la gran carpa, si demostraba condiciones en los entrenamientos. Todo eso parecía a punto de desmoronarse.
“Cuando entré, también estaba el gerente general (Jeff Luhnow)”, continuó. “Empezaron a hablarme, todavía muy serios: que estaban haciendo el roster final, que debían hacer los últimos cortes. ‘Nada, no hice el equipo’. Hasta que me dicen: ‘Por eso estás aquí, en el roster inaugural’. Me quedé en blanco. Fue muy emocionante”.
Él y Freddy Galvis abren, por ahora, la cuenta de nuevos grandeligas que esta temporada le depara a Venezuela. El viernes, sin embargo, no guardará un puñado de tierra ni conservará su primer uniforme.
“Cuando era niño y me preguntaban si quería ser doctor, yo respondía que quería ser pelotero”, soltó González, con una carcajada. “Y como siempre pienso que puedo dar más, no me gusta guardar cosas. No guardé la pelota de mi primer hit con los Leones, porque sabía que vendrían otros muchos. Aquí viviré la emoción. Eso sí lo guardaré”.
Aunque quizás rompa la regla. Después de todo, se trata de las mayores.
“Sí, creo que esa pelota, la del primer hit aquí, sí la voy a guardar”, admitió. Y volvió a reír, feliz.
El dato:
Marwin González prometió a la afición que jugará la próxima temporada, si todo marcha como espera. Al circuito le reconoce un envión de madurez, que comenzó cuando estaba en clase A avanzada y que le trajo hasta aquí
Javier Bracamonte, el venezolano que forma parte del cuerpo técnico de los Astros, recuerda muy bien a Marwin González.
“Yo cargué a ese muchacho cuando él tenía dos años de edad, en Puerto Ordaz”, sonrió el ex pelotero, que ya tiene 12 años radicado en Houston. “Él es hijo de Mario González, con quien estuve en los Tucanes de Guayana”.
“Yo ni me acuerdo, mi papá y mis hermanos me lo contaron”, rió el nuevo utility de los siderales, quien agradece a Bracamonte el apoyo que le ha dado en esta transición.
“Marwin trabajó duro, muy duro”, continuó el coach. “Jugó muchísimo en el short. Y jugó bien. El otro día hizo una jugada increíble en el hueco. La agarró de rodillas, de rodillas tiró y sacó el out. Es que si no hubiera hecho ya el equipo, ese día lo dejaban en las grandes ligas”.
“No me esperaba jugar tanto (en el campocorto), pensé que iban a alternarme entre short y segunda”, admitió el guayanés, que el viernes quizás inicie en las paradas cortas, por los problemas físicos de Jed Lowrie.
“Es el segundo grandeliga que he cargado en mis brazos, porque también cargué a Tony Armas, siendo niño”, exclamó Bracamonte, y de nuevo celebró.
Publicado en El Nacional, el miércoles 4 de abril de 2012.
