El emergente: Violencia en los estadios

Fecha:

En manos de la liga y los equipos está contener la reciente oleada violenta

Luis Sojo

Todo comenzó con un grito. Un cántico importado de las
barras bravas del fútbol argentino, que comenzó a escucharse en los estadios
venezolanos hace poco más de un lustro.

Aquella canción desafiante y procaz,
que pregunta dónde están los rivales derrotados, vilipendiando a las madres del
equipo contrario, fue el primer asomo de lo que empieza a ser, al menos en
algunos escenarios, una presencia espasmódica y peligrosa: la violencia.

En
menos de 15 días han ocurrido episodios lamentables.

Un aficionado fue golpeado
por la seguridad del Magallanes en el estadio Universitario, bajo la acusación,
que él niega, de haber intentado agredir a uno de los peloteros. El caso está en
la fiscalía, de acuerdo con dos ejecutivos del Caracas, el equipo home club de
aquella jornada.

Después Luis Sojo fue el centro de la situación. Abundaron los
gritos ofensivos en el José Bernardo Pérez de Valencia, en plena seguidilla de
caídas de los Navegantes, la semana pasada. No sería tan grave, de no haber
ocurrido lo del día siguiente, en la capital, cuando una poblada intentó
agredir físicamente a los turcos y a su manager Sojo, después de volver a
tropezar.

En el ínterin: un grupo de aficionados gritando improperios hacia el
palco de prensa del cemento ucevista, sacándose la camisa en promesa de
golpiza, como protesta, vaya modo de protesta, contra un titular de un
periódico que no les gustó.

Puede que se trate de cuatro situaciones aisladas, puede que
la petición de Sojo a reclamar sin agredir no haya caído en tierra reseca.
Pero es menester retomar el llamado que en el pasado hemos hecho en este
espacio.

Siempre ha habido personas desaforadas, desadaptados capaces de
arrojar al terreno un objeto contundente. Pero los episodios de los últimos
años ocurren en las tribunas y sus protagonistas son personas que se sacan la
corbata al llegar al parque, gente con educación universitaria y una familia estable,
quizás como usted o como este columnista.

Está claro que este comienzo de siglo
nos ha crispado como sociedad. El país ha estado dividido, social y
políticamente, y la violencia cotidiana en las calles, la delincuencia y el
estrés de una ciudad complicada como Caracas, especialmente, pudieran explicar lo
que nos sucede, ese modo casi pueril de justificar cualquier grito, cualquier
acción, con la excusa de que pagar una entrada da derecho a exigir, reclamar y
desahogar las pasiones.

Esta columna no pretender ser un tratado de sociología, sin embargo. Y el
beisbol tampoco es el correccional de nuestras frustraciones. Aquí no queremos hallar
la verdad detrás de los insultos, sino recordar que la liga y los equipos
pueden y deben hacer algo más para contribuir con la paz.

Muy poco se ha hecho hasta ahora.

La directiva liguera ha
declarado la guerra a las agresiones, dentro y fuera del diamante, pero no ha
llevado a cabo, todavía, una campaña que sostenga esa determinación.

Los
propios clubes han dado algunos pequeños pasos. Los Leones, por ejemplo, ya no
venden alcohol después del séptimo inning, buscando evitar los excesos que con
frecuencia son causados por los vapores del whisky y la cerveza. Pero queda
mucho por hacer.

Sería muy fácil diseñar una campaña que llamara a apoyar el
esfuerzo de los peloteros en las victorias y en las derrotas; videos en las
pantallas gigantes, pancartas en las entradas a las tribunas, recordando que ese país bueno que queremos todos lo construimos entre todos, incluso en los
estadios.

Que está bien aplaudir y abuchear, pero nunca agredir, ni siquiera
con una aparentemente inofensiva canción que pregunta desafiante: “¿Y dónde están?”.


Publicado en El Nacional, el lunes 3 de diciembre de 2012.
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

7 COMENTARIOS

  1. Realmente preocupante la situacion. Nuestra liga vive un gran momento en cuanto a talento y al nivel del espectaculo. Todo gracias al dinero proveniente de la taquilla. Y la gran afluencia del publico se debe a que es un espectaculo familiar. El juego, la comida y los souvenirs no serian los mismo si nuestros estadios se tornan inseguros tambien del lado de adentro. Los padres no llevaran a su hijos ni los jovenes a sus novias. Es esto lo que queremos? una situacion como la de Puerto Rico?

  2. El cántico al que hacen referencia prácticamente no se usa ya en el fútbol, por básico. Esos cánticos tienen letras de protesta que van más allá de los insultos y que son valederas.

    Lamentablemente muchos de los que trabajan alrededor de los deportes, especialmente el beisbol, no entienden que los equipos son un poco más que 34 tipos tratando de jugar beisbol, hay una reserva allí que es su gente, es cierto, no juegan, pero es importante que a alguien le duela la institución. Yo protesto, para que sepas que me importa que lo haces mal, no necesariamente porque crea que vas a mejorar. Si uno viera el beisbol sólo para ver lo mejor déjame que todo el beisbol sea MLB y ya está. Yo sé que son los mejores.

    La gente del fútbol y la del beisbol tiene fallas y virtudes. Más de una vez cuando veo un partido de fútbol y escucho a los seguidores hablar como los bravucones del barrio, me da mucha pena, muchos son hinchas de ellos mismos. Pero los cánticos son validos y hasta necesarios.

    Es muy simplista tildarlos de violentos, y ya está. Entonces se agrega que es un reflejo de la sociedad. Resulta que esos países donde los violentos y sus cánticos son más reconocidos creo que tienen sociedades un poco más ordenadas que la nuestra e instituciones un poco más solidas. Uno podría pensar que esos cánticos, que incluso usan afuera de los deportes colaboran para que los dirigentes nacionales no derrapen tanto, digo yo. Porque antes que con el Buuuuuuu que no dice nada me quedo con esto http://www.youtube.com/watch?v=dBjvbu86HnY

    Insisto, los que agreden son unos tontos, los que recurren al insulto fácil también, pero no le coartemos la protesta, porque al que más le duele el equipo no es necesariamente al pelotero, es cierto, es su trabajo, pero no estará allí siempre, el fanático sí, unos con más fidelidad que otros, pero son los más fieles los que te llevan a los otros, los que mueven todo este negocio y las fulanas franquicias.

  3. Ser fanático de un equipo no puede ser excusa para vilipendiar. El fanático es quien soporta a un equipo, incluso por medio de los patrocinantes (la publicidad va dirigida a los fanáticos) pero eso no es argumento.

    ¿Es que acaso el que una persona sea sustento de otra le da el poder para insultarla? Se aplicaría entonces a una relación de trabajo común, el jefe ante cualquier error del empleado a su cargo se daría a la tarea de insultarlo, y no una sino incluso varias veces a manera de recordatorio. O en otro caso, no menos común, una persona acude a otra en necesidad por un servicio o mercancía, supongamos que el proveedor goza de cierta exclusividad —el comprador no puede acudir o otro, sea por apuro o por escasez del producto o servicio—, ¿es justo que el proveedor insulte al comprador aprovechando su posición privilegiada? Los que trabajan en el campo no tienen voz contra la tribuna en pleno juego, pero peor es una fanaticada que agrede a otra, ¿y si el agredido responde?

    La violencia sólo genera violencia, y de la violencia verbal sólo se puede pasar a la violencia física. La liga dispone de los medios para aplacarla antes que empeore, un simple llamado oportuno de conciencia puede hacer mucho.

  4. Los insultos, agresiones y trifulcas dentro y fuera del terreno siempre han existido. Las diferencias son de grado, más en estos tiempos signados por el sectarismo. La liga solo puede exhortar y hacer llamados a mantener el orden dentro y fuera del estadio, pero NO puede controlar a nadie. Tampoco puede contar con la "altoridad competente" que en una época fueron la PM y la GN, pues ahora la pn y la gnb solo actúan para reprimir a los q a su saber y entender son escuálidos. Asi quedó demostrado no en una trifulca, sino en una protesta de estudiantes, en su mayoría de la UCV, en la que desplegaron pancartas contra el amado líder. De inmedianto apareció la gnb y la pn agrediendo y reprimiento. Que hizo la Liga ? publicó un comunicado haciendo un llamado a los que acuden al estadio a "portarse bien " no protestar, y menos contra el gobielno. Ese comunicado fué suscrito, si la memoria no me traiciona, por Ramón G Aveledo y Rafael Chavero, ambos abogados y conocedores de la Constitución. Aqui todos sabemos quién genera y provoca la violencia… Si estuviera en el pellejo de Sojo, le EXIJO a la liga todas las garantías de seguridad total para todos los integrantes del equipo y que los propietarios lo apoyen. En caso extremo se retira al equipo del campeonato

  5. Libertad de expresión no es libertinaje, algo que no entendemos muy bien en nuestro país. pensamos que si insultamos a una persona eso no debe tener consecuencias.
    Pues si las debe tener sin duda.
    Una persona que no sepa comportarse en sociedad pues debe ser como minimo sacada del estadio.
    En vez de copiarnos lo bueno nos copiamos "canticos" de futbol…
    Yo quiero ver cuando en un juego de la vinotinto suene la sirena del magallanes.

  6. No existe ninguna razón para justificar el insulto, al menos no en un espectáculo público. Ahora bien, ¿por qué pasa? y lo peor ¿seguirá pasando y agrandándose con el tiempo?. Yo pienso que si, lamentablemente. La raíces pueden ser las que se comentan aquí pero también hay que tener en cuenta que en Venezuela existe la creencia de que ser bravo implica ser violento, que para ser respetado hay que golpear y hacerse valer. Eso está en al mente de todos, hombres y mujeres, y cada vez más en las nuevas generaciones, es decir niños pequeños y adolescentes que se insultan brutalmente en todo tipo de chats, blogs y cualquier cosa que les pueda servir para ello. Por eso pienso que irá a más.

    ¿Tiene solución?, no la tiene hoy por hoy. Alguien comentaba arriba que en otros países son más ordenados y hay instituciones más solidas. Eso es cierto y ahí está la clave, cuando en Inglaterra los Hooligang provocan actos vandálicos y llenos de violencia, la sociedad se involucró contra ellos. Cierto que los cuerpos policiales fuero los primeros en actuar, nunca el ejercito y mucho menos una policía para-militar intervino, pero detrás de ellos estuvo y por este orden:

    1) Un sistema judicial que persigue y penaliza al culpable (Cómo va la justicia Venezolana, la liga misma o el equipo anfitrión perseguir a alguien por insultar o golpear, si ni siquiera el país persigue y juzga a los asesinos)

    2) La sociedad inglesa repudió el comportamiento Hooligang. Aquí eso no pasa, al contrario es recompensado por la novia, por el pandillismo, por el padre (viendo a su hijo hecho todo un bravo, ¡si señor!) y muchísimas veces la indiferencia aparente de madres que en el fondo se siente orgullosa de sus hijos por saber “defenderse”.

    3) Por último, hay algo más de las sociedades organizadas y es el hecho de que cada quien defiende sus derechos. Arriba, y con razón, se habla de protesta legitima y estoy de acuerdo, pero la protesta en Venezuela suele ser la violencia. Si vamos a una tienda, al barbero, viajamos en carro o en autobús, las actitudes de protesta tienen siempre un tinte de violencia que en el menor de los casos acaban con insultos entre las partes (dichos en voz baja muchas veces y ya no hablemos del pensamiento). Por lo tanto, en Venezuela defender lo de uno implica pelearse o discutir con el otro, mientras que en otros países eso no es así ya todos saben que tienen derecho a reclamar y todo reclamado sabe que debe escuchar y responder para al final llegar o no a un acuerdo, pero casi nunca interviene la violencia.

    Lamento ser tan pesimista pero he vivido en 5 países además de mi natal Venezuela como para ver que la degradación que sufre nuestra sociedad es muy grave y va más allá de quien esté en el gobierno (yo he visto a la policía del ex-presidente Luis Herrera cargar contra una manifestación de ciegos).

    Saludos, Oscar.

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