El Emergente. Leones, sabermetría y beisbol venezolano

La
sabermetría vuelve a ser motivo de curiosidad en los predios del beisbol
venezolano.

Algunos aficionados descubren hoy que los Leones están inclinados a
usar el nuevo análisis estadístico con la intención de sacar ventaja sobre sus rivales.

En realidad, Caracas tiene varios años usando la sabermetría de un modo a otro,
incluyendo un abordaje en serio desde al menos la temporada 2011-2012, es
decir, desde hace dos torneos.

Los periodistas que cubrimos el día a día de los
melenudos en algún momento hablamos de eso con el manager Rick Sweet. ¿Le
prestaba atención a los informes que recibía cada día?

“Es información”,
respondió Sweet a los reporteros. “Mientras más información tenga disponible,
mejor”.

Aún existe cierto prurito en los diamantes, aunque haya gerentes generales
e incluso pilotos que admitan lo útil de esta herramienta. Es como si reconocer
el uso de la sabermetría significara ser un nerd, casi un tonto.

El caso es que
los capitalinos manejaron con discreción su determinación a emplear todas las
armas al alcance, desde las más tradicionales, muy bien manejadas en su momento
por Oscar Prieto Párraga, hasta las más actuales, por determinación de Luis Ávila.

Josh
Kroeger, uno de los importados más célebres que hayan contratado los felinos en
los últimos 30 años, regresó a Venezuela gracias a eso.

Su primera pasantía fue
con las Águilas y no habría vuelto, de haber sido por aquella audición. Apenas
bateó. Pero a Ávila le gusta revisar estadísticas que hace dos décadas no
existían o eran consideradas secundarias: el promedio de embasado, el OPS y
otras por el estilo, y el OPS de Kroeger era particularmente elevado.

“Un
bateador así debería ayudarnos”, pensó el ejecutivo.

No se equivocó. El OPS
mide la capacidad de embasarse con la capacidad para dar extrabases,
características que han marcado el recorrido de Kroeger en la capital.

Algunas
contrataciones de los Leones en los años recientes ocurrieron por las
relaciones con determinadas organizaciones de grandes ligas; otras se dieron
por lo visto in situ; otras más sucedieron porque el WHIP de los lanzadores y
la relación ponches-boletos sugería buenas cosas.

De allí al presente, vinieron
sucesivos pasos. Para preparar la campaña 2012-2013, la gerencia caraquista
evaluó informes de decenas de posibles peloteros foráneos, carpetas llenas de
estadísticas y sugerencias acerca de cómo podrían adaptarse esos extranjeros al
circuito local, en general, y al estadio Universitario, en particular.

¿Es la
sabermetría una garantía de éxito? No.

Probablemente ni siquiera sea una
herramienta útil por sí sola. Para comenzar, hay que entenderla. No basta con
llenar páginas con cifras, si no se tiene idea de qué tendencias pueden
indicar. Además, el juego está lleno de imponderables, eso que algunos llaman
“el factor humano”.

Los 30 equipos que forman parte de las grandes ligas han
entendido que vale la pena invertir en un departamento de análisis estadístico,
algunos con la convicción de que puede ser una herramienta determinante (Oakland,
Boston, Tampa Bay, Seattle, últimamente Houston, los Cachorros) y el resto bajo
la premisa de que mientras más información se maneje, mejor.

Es una posición
inteligente. Cuando Juan Vicente Zerpa asumió la gerencia general del Caracas, admitió
que ese debía seguir siendo el camino. Información es poder. No de balde la sabermetría tiene
profundas raíces en Wall Street.

Si existe un modo de descubrir tendencias
estadísticas y usarlas a tu favor, sería una tontería, por decir lo menos, no
sumarla a tu arsenal.

Mientras más armas, mejor. Los melenudos lo saben desde
hace tres semifinales y una corona.

Publicado en El Nacional, el jueves 9 de mayo de 2013.