El Emergente. Cómo ganar el Acuerdo Invernal

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Las ligas del Caribe tienen pocos medios para recuperar terreno ante la MLB, pero existen y pueden ponerse en práctica de inmediato

No está
perdida la batalla por lograr que el Acuerdo Invernal sea un acuerdo y no la mera
resignación del Caribe ante su arrendador.
La pugna
entre las grandes ligas y la Asociación de Peloteros es perjudicial a corto
plazo, lo hemos dicho antes, pero puede ser beneficiosa para la pelota invernal
en el largo aliento, sobre todo si desde acá se pueden sumar fuerzas y plantear
a todas las partes una relación ganar-ganar.

Hoy, es
posible que ningún jugador en roster de 40, criollo o importado, pueda ser
contratado o incluso se entrene con su equipo nativo, a una semana de la
inauguración de la campaña 2013-2014. Es la noche en su momento más oscuro.

Mañana, es
posible que las tiránicas restricciones impuestas por la MLB en esta última
versión del Winter Agreement sean
matizadas por la intervención del sindicato, lo que implicaría un rayo de luz,
incluso un nuevo amanecer para la región.
Debemos
tener clara la implacable realidad: la Confederación del Caribe no puede hacer
nada por sí misma.
No hay
metáfora que pinte mejor la situación que aquella que el analista John Carrillo
repite con insistencia diaria: nuestros torneos montan su fiesta con músicos
prestados.

Los
verdaderos dueños de los músicos son los equipos de las grandes ligas.
No sólo se
trata de lo que pagan en las mayores, que es muchísimo. Un jugador de ligas
menores, protegido en el roster de 40, puede ingresar en un año suficientes
dólares como para comprar un apartamento en las mejores zonas de cualquier capital
venezolana, si pudiese ahorrar cada centavo.
Saquen la
cuenta, ¿cuántos de nosotros ingresamos esa cantidad en 12 meses? Y si
estuviéramos en la disyuntiva, ¿elegiríamos al patrón que nos garantiza tal ingreso
o nos quedaríamos con aquel que paga menos, mucho menos, por un trabajo que
dura poco más de un trimestre al año?
Seamos
realistas y honestos en el juicio que hacemos a los peloteros, especialmente
porque los tres meses de salario aquí a menudo no llegan al 10 por ciento de lo
que pueden ganar allá. ¿Tendríamos prioridades diferentes a las que ellos
tienen? ¿Realmente?
Volvamos al
centro del problema. ¿Cómo sacar provecho de la crisis? Decía Richard Gómez,
coordinador deportivo de los Cardenales, que el Acuerdo Invernal es como la
Guerra Fría: Estados Unidos y la Unión Soviética dirimen sus diferencias en el
Caribe.
Genial
paralelismo. La MLBPA quiere presionar a la MLB para que no sean afectados los
derechos de sus agremiados. La MLB, que busca imponer al Caribe sus nuevas restricciones
y derechos unilaterales, quiere presionar a la MLBPA para forzar la firma del
pacto, al crear la crisis que estalla al impedir que jueguen aquí los miembros
del sindicato, es decir, quienes están protegidos en los rosters de 40.
Cada
extremo espera imponerse. Mientras tanto, sufren de mengua la LVBP, Lidom y los
demás circuitos regionales, víctimas que importan poco a las dos potencias.
Pero ¿en
verdad importan poco?
La clave quizás
esté en profundizar la relación con Asopeloteros, para que la unión defienda el
derecho de sus miembros a trabajar y ganar un dinero extra acá. Es lo que, al
parecer, está planteado ya por parte del sindicato, porque si no ¿qué le objeta
al comisionado Bud Selig, qué impide que se firme ya el Acuerdo Invernal?
Otra clave
está en profundizar la relación directa con los equipos de la MLB, enfatizando los
clubes que forman la confederación que en el Caribe aquellos encuentran el
laboratorio que necesitan para perfeccionar a sus jugadores.
Y hay una
tercera clave, quizás la decisiva: pedir a esos 100 venezolanos que están en
los rosters de 40 que presionen ellos mismos, personalmente y también a través
de sus agentes, tanto a la MLBPA como a la MLB.
A largo
plazo hay otro camino: propiciar una legislación que impida a la gran carpa
contratar incondicionalmente a los peloteros nativos, a menos que otorgue
ciertas concesiones a la LVBP o incluso las selecciones nacionales. Esa amenaza
sería mucho más que un mero espantapájaros, si se acude al fantasma de lo que ocurre
en México, con su liga veraniega, y Japón, con la NPB.
A largo
plazo, la posibilidad cierta de no tener libertad para detectar y firmar
talentos jóvenes en el Caribe puede obligar a las grandes ligas a aceptar
ciertas condiciones. No es imposible, como lo demuestran la LMB y la NPB.
Eso, claro,
no puede hacerlo la confederación. Debe hacerse por vía parlamentaria, sin cedazos
ideológicos y con un gran consenso con el beisbol profesional.
Queda,
mientras tanto, el único recurso viable en este momento: esperar, y pedir a los
propios jugadores que exijan los permisos. Que ellos mismos exijan a sus
organizaciones no ser víctimas inocentes en esta molesta guerra fría.
Publicado en El Nacional, el jueves 3 de octubre de 2013. Ampliada para este blog y la edición digital en el-nacional.com.
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

1 COMENTARIO

  1. El problema acá es hacerle entender a la gente que el privilegio de ser R40 es para muy pocos jugadores. Lamentablemente se cree que si tienes un buen jugador con 14 años ya casi que es Grandes Ligas y no es así. Es mucho más sano un sistema incluyente en donde se tome la mayor parte de los buenos jugadores de nuestro país y que jueguen acá en un tiempo prudencial. Luego que paguen aquellos que se lo quieran llevar. Es que no estoy inventando nada, es el sistema japones.

    Esos jugadores mientras jueguen acá no van a ganar tres lochas, y si son lo suficientemente buenos podrán ganar mucho en GL, es más podrían ganar mucho incluso sin ser GL

    Lamentablemente la gente del beisbol es muy conservadora. Y ojo con una cosa, hoy los complejos deportivos nacionales están repletos de jugadores de fútbol, con todo y que está instalado que es más rentable jugar beisbol que fútbol. Antes los campos de fútbol los usaban para jugar beisbol hoy ni por el carajo pasa eso.

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