Continúo con el repaso a las medidas que tuvieron mayor impacto en la opinión pública esta temporada. ¿Cuáles dieron el resultado esperado, cuáles no?
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| Josh Kroeger |
Decisiones. Muchas impactan en la afición. Algunas causan polémica. Las hay que conducen al título, las hay que cuestan la eliminación.
Esta es la segunda entrega sobre las medidas gerenciales más notables en esta temporada y su resultado, bueno o malo, para quien prefirió cada opción.
6) Cambiar a Oscar Salazar por Renyel Pinto.
Si en la tribu había algunos bateadores con las características de Salazar, y Pinto era una figura de la franquicia, un pitcher zurdo con experiencia en las grandes ligas, ¿era necesaria la transacción? ¿No era un riesgo, más bien?
Ambos peloteros parecían haber cerrado su historia en La Guaira y Anzoátegui. Los Tiburones buscaban pitcheo y los Caribes estaban dispuestos a apostar por el Cachi.
Hoy, en oriente celebran el pacto. Salazar ha resurgido, es un legítimo candidato al Regreso del Año y ha hecho más fuerte un lineup acostumbrado a voltear pizarras, que a fuerza de batazos se abre paso a la final.
7) No despedir a Dave Hudgens.
Justo cuando Buddy Bailey fue dado de baja, corrió el rumor sobre un posible cambio de mando en el Caracas.
La versión fue más allá de la salida de Hudgens, pues incluso se habló de Bailey como su sustituto; sus modos y su historial exitoso generan empatía en la alta gerencia de los Leones.
No hubo sacudón en la capital, sin embargo, y los melenudos pisaron el acelerador justo cuando era más necesario, para ganar los últimos siete y meterse en la semifinal.
Hudgens no resulta simpático a una parte de la fanaticada metropolitana, pero no es responsable directo de la pésima efectividad de su pitcheo colectivo y al menos cumplió con el primer objetivo. Habrá que ver cómo termina.
8) Contratar a Cory Aldridge.
No fue una decisión rutinaria. El alto mando de los Caribes se lo pensó bien, porque no estaba en los planes, y al final se trajo a este veterano de las ligas independientes, como una especie de seguro de vida, ante la posibilidad de no contar con jugadores protegidos en los rosters de 40.
Aldridge respondió con una cosecha de ensueño. Escoltó a Alex Cabrera, ese otro paria septembrino, tanto en average de bateo como en promedio de embasado y slugging, la triple corona moderna.
Su aporte para convertir a Anzoátegui en el líder del campeonato resultó tan decisivo como inesperado, visto según lo que se pensaba apenas cuatro meses atrás.
9) No traer a Josh Kroeger.
El ex Jugador Más Valioso se quedó en casa por un acto de orgullo. Pudiera concluirse que los Leones no aceptaron sus condiciones para ahorrarse unos miles de dólares, lo que sorprendería en una institución como esta.
Kroeger quería un contrato garantizado. Los felinos querían verlo primero en la paralela, porque tenía casi un año sin jugar.
Si la Pesadilla hubiera aceptado alguna otra oferta para actuar en Venezuela o el Caribe, podríamos saber si tenía razón. Quedará la duda, porque sin él, Caracas igual clasificó.
10) Modificar el calendario de la eliminatoria.
El equipo que encabeza Oscar Prieto Párraga se impuso varios objetivos antes de la convención anual de la LVBP. Uno de ellos, modificar el calendario con vistas a la temporada 2013-2014, tuvo consecuencias claras en el buen desarrollo del campeonato. Fue una modificación drástica, con feliz resultado.
Esta vez no sólo fue la lluvia; también hubo demoras y postergaciones por retrasos en las conexiones aéreas y debido a las elecciones municipales. De haberse jugado con el calendario de siempre, pudo haber ocurrido una crisis.
La previsión de dejar tantas fechas libres a finales de diciembre permitió la rareza de que el torneo completara sus 252 juegos por primera vez en muchos años. No hubo apuros ni angustias.
Queda pendiente la siguiente tarea: conseguir la misma holgura en enero, para que la final vuelva a disputarse con dos fechas de descanso.
@IgnacioSerrano
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