Luis Aparicio todavía brilla a los 80 años de edad

Fecha:

El mayor ícono
del deporte venezolano en el siglo 20 recibe la fecha este martes en
Barquisimeto, su ciudad adoptiva, entre recuerdos de una carrera todavía no
igualada por sus compatriotas, pues sólo él tiene un lugar en Cooperstown, en
el Salón de la Fama de las grandes ligas
Luis Aparicio, a la derecha,
junto a Nelly Fox, en una edición de
Sports Illustrated publicada en 1959

El nombre
de Luis Aparicio sigue apareciendo en las marquesinas del beisbol venezolano, cuatro
décadas después de su retiro.

Una nota en
el blog de Baseball Reference puede
ser usada como la enésima prueba de la grandeza deportiva del único pelotero criollo
que posee una placa en el Salón de la Fama de Cooperstown.
Allí, junto
a Pete Rose, George Brett, Hank Aaron y Roberto Clemente, conspicuos
bateadores, aparece el zuliano como parte de la veintena de toleteros que han
sumado al menos 40 juegos de cuatro hits en la historia de las grandes ligas.
Sí, el
diminuto jugador que ganó su gloria con el guante, haciendo acrobacias en el infield,
aparece en ese exclusivo grupo.
Menos de 10
hombres habían acumulado tantos duelos así, como él, al momento de su retiro, la
víspera de 1974.
Acaso
Aaron, Clemente, Willie Mays, Maury Wills, Lou Brock y Carl Yastrzemski.
Este beisbolista único, el deportista nativo que más lejos
ha llegado en el plano internacional, cumple 80 años de nacido este martes 29
de abril.
No sólo consiguió en su carrera 9 guantes de oro y 13 llamados
al Juego de Estrellas, la marca de más dobleplays como campocorto y más juegos
disputados en su posición; Aparicio también consiguió logros ofensivos más allá
de su asombrosa y todavía inigualada seguidilla de nueve temporadas como líder
robador de la Liga Americana.
Colgó los spikes como dueño de todos los principales
registros para peloteros nacidos en estas tierras. Todavía le quedan algunos,
como el liderato en triples y la mayor cantidad de estafas.
Sus herederos fueron desgajando el fruto de su legado,
récord a récord. Especialmente Omar Vizquel. Pero se mantiene como el
compatriota más veces aparecido en la portada de la prestigiosa revista Sports Illustrated y el único capaz de
marcar con su impronta toda una era en las mayores, la del regreso de la
velocidad entre las almohadillas, que protagonizó junto con sus Go Go Sox, a partir de su debut en las
grandes ligas, cuando se llevó el premio como Novato del Año del joven circuito,
en 1956.
Su amigo Alfonso Saer escribió una memorable semblanza de su
vida en ocasión del doctorado honoris
causa
que le entregó la UCLA, en 2004, cuando tenía 70 años de edad. Un periodista
de las nuevas generaciones, Augusto Cárdenas, redactó junto al shortstop una biografía
notable, llena de anécdotas y crónicas: Mi
historia
, imprescindible lectura en la bibliografía del deporte nacional.
Hijo del que fuera el más grande de las paradas cortas en
los tiempos del beisbol semi profesional, Luis Aparicio Ortega, y figura señera
de los Tiburones de La Guaira de Pedro Padrón Panza, ya en la década de los años
60, el marabino tuvo que jugar en el jardín izquierdo en sus tiempos juveniles,
a fin de poder formar parte de la selección nacional; así de pródiga es esta
tierra de campocortos, que vio crecer al “Pequeño Louie” hasta convertirse en
su más notable estandarte.
Rubén Mijares, reportero de fuste y gerente de varios
equipos en nuestra pelota, recuerda una anécdota que pinta como pocas el
impacto que Aparicio causó en su tiempo como jugador.
En los interligas entre equipos de República Dominicana y
Venezuela, hace exactamente medio siglo, los Tiburones visitaron San Pedro de
Macorís, para un encuentro más.
Se llenaron todos los espacios en el estadio, cuenta
Mijares, uno de esos miles que, sentado en las tribunas, se disponía a ver el
partido.
“Aparicio no había hecho nada hasta el sexto o séptimo
inning”, rememora el cronista. “Entonces, le dieron una línea a Wayne Graham en
tercera base, la pelota se le levantó y Aparicio le entró por detrás, en el
hueco. Tomó la bola, tiró y sacó al corredor en primera. Cerca de mí, un hombre
se llevó las manos a la cabeza y dijo: ‘¡Qué cosa más grande! ¡Qué cosa más
grande!”. Y se paró y se fue. Lo vi salir. Luego, me asomé a la calle y lo vi
cruzando hacia la otra acera, todavía con las manos en la cabeza. Había ido a
ver a Aparicio y con esa jugada había pagado su entrada”.
Aquel paracorto de manos mágicas, bendecido por la Chinita
en su primer juego en el beisbol profesional; aquel astro que brilló con los
Medias Blancas, que fue campeón mundial con los Orioles de Baltimore y que se
despidió con los Medias Rojas de Boston; este ícono del deporte venezolano en
el siglo 20, cumple 80 años de edad en Barquisimeto, la ciudad que adoptó como
su hogar, al finalizar su brillante carrera.

Publicado en el-nacional.com, el martes 29 de abril de 2014.
No pudo aparecer en la edición impresa por su extensión, debido a la crisis de papel que afecta a los periódicos en Venezuela.
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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