Freddy García y el espejo de Bob Abreu

El Emergente

Bob Abreu tuvo un
gesto poco común entre los peloteros venezolanos, hace meses. Luego de quedar
sin trabajo en las grandes ligas, tras una fructífera y larga carrera de casi
dos décadas, decidió prepararse por su cuenta, regresar al beisbol profesional
local y usarlo como trampolín para volver a las mayores.

No fue fácil.
Octubre fue un mes frío para el aragüeño, que incluso fue pitado por
impacientes fanáticos en las tribunas, mientras hacía esfuerzos para recuperar
el swing y, por consiguiente, su proverbial producción.

Aquellos críticos
probaron su volubilidad cuando, finalmente, a mediados de noviembre, empezaron
a aplaudir. El Comedulce no dejó de batear hasta enero y se convirtió en el
émbolo que movió la maquinaria ofensiva de los Leones, mediante batazos de
todos los calibres.

Otros veteranos de
guerra prefirieron el retiro o intentar el camino de retorno por sus propios
medios: Andrés Galarraga, por ejemplo. Omar Vizquel. Oswaldo Guillén.

Lo hicieron así,
quizás porque ya habían asegurado su futuro y el de los suyos, o porque se
acostumbraron a ciertas comodidades que la LVBP no ofrece, con sus largos viajes de
madrugada en autobús, sorteando huecos en nuestras peligrosas carreteras y
autopistas, o vistiéndose en incómodos clubhouses de visitante, donde a menudo
no hay ni siquiera un lugar donde sentarse.

La vía de Abreu ha
sido usada por otros astros, en otras ligas.

El dominicano
Bartolo Colón es uno de los casos más recientes. Retornó a Lidom, con las
Águilas Cibaeñas, y cruzó por la
Serie del Caribe, hasta recalar en la rotación de Oakland.
Hoy todavía es grandeliga. Manny Ramírez y Vladimir Guerrero intentaron algo
así, también.

Quizás Freddy García
haya pensado en eso cuando su cercano amigo Carlos Guillén le dio una llamada,
esta semana. ¿Lanzar de nuevo en la
LVBP? ¿Vestir un uniforme distinto al del Magallanes?

No deja de ser
sorprendente. García apenas ha lanzado en Venezuela, porque muy joven adquirió
el estatus de as en las mayores, y desde que se operó el hombro, en 2007,
apenas tiró siete innings aquí.

Sus intentonas de
retorno, bien con los Tigres, los Medias Blancas, los Yanquis y últimamente los
Orioles y los Bravos, partieron de sesiones de trabajo en Florida, donde tiene
residencia, y de una intensa preparación por su cuenta, como agente libre.

Algo cambió, sin
embargo, cuando Atlanta dejó en libertad al caraqueño de El Güire, en marzo. La
zafra estaba por empezar, todos los clubes tenían definidos sus quintetos
abridores, por lo que al Jefe le tocó elegir entre las menores y algún circuito
independiente. Al final, eligió la oferta que consideró mejor y hoy está en
Taiwán.

Quizás García ya
estaría de vuelta en la gran carpa, de haber preferido, por ejemplo, la Liga del Atlántico, ese
circuito independiente que casi puede considerarse como el cuarto torneo triple
A, debido al modo en que sus integrantes se trasvasan de allí a la MLB. Imposible saberlo.

También es imposible
predecir si la LVBP
será para él ese trampolín anhelado. Pero para los Tigres sería un bálsamo y
una innegable ventaja competitiva, aunque tenga 38 años de nacido para
entonces.

¿Qué habría pasado
si no entregan a Omar Poveda para adquirir a Ronald Belisario? No se vería mal
una rotación con García, Poveda, Yohán Pino y tal vez Yorman Bazardo o un par
de importados. Habrá que ver si Belisario se reporta y está centrado, cuando lo
haga. En el papel, sería el cerrador ideal.

En el papel, el
pitcher venezolano con más victorias en la historia de las mayores también es
el abridor ideal para la venidera campaña. Claro, si en verdad lanza.

A Carlos Zambrano no
le ha funcionado el desvío. Luego de dos experiencias con el Magallanes,
únicamente pudo mostrarse en las menores y hoy está sin equipo.

Pero el espejo de
Abreu refulge, y es una imagen muy cautivadora para alguien que, como García,
aún considera que tiene cómo sacar outs en las grandes ligas. Lo demostró en el
spring training. Ojalá también lo pruebe aquí.

IS

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