Los Extrabases de Alfonso Saer. ¿Cómo sería la LVBP en tiempo de coronavirus?

LA LVBP sesionará en julio. No hay fecha fija hasta ahora
para la Convención, retrasada en medio de dudas y expectativas. Jugar sin
público y sin un efectivo financiamiento son alternativas de escasas
posibilidades. Hay muchas cuestiones que resolver, mientras la covid-19 arrecia
y las restricciones aumentan. El parte oficial anuncia apoyo para celebrar el
campeonato, aunque se sabe que no puede respaldar de manera abierta la justa
por las sanciones que provienen de la OFAC. Además, Magallanes y Aragua deben terminar
de solventar su situación para ser definitivamente aprobados desde Estados
Unidos. Necesitan comprobar que no hay influencia gubernamental en sus
directrices. Deben modificar sus estatutos y directivas, pero no hay despacho
en notarías y tribunales… SE ha avanzado muy poco, refiere una fuente de la
liga venezolana. Existe la posibilidad de jugar a partir de noviembre
concentrando el evento en el centro del país, sin pautar calendario en
Margarita, Puerto La Cruz y Maracaibo. La idea es eliminar los viajes con
estadía. Hacer los traslados de ida y vuelta con los clubes concentrados entre
Caracas, Maracay, Valencia y posiblemente Barquisimeto. Hay que manejar la
situación como una emergencia, que realmente existe.

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¿CÓMO sufragar los gastos? He allí el tema fundamental. Si
en el torneo anterior los costos fueron reducidos al mínimo, imaginen cómo
deben plantearse las finanzas para lo que viene. La empresa privada se
encuentra tan golpeada como cualquiera ha de suponer. También hay equipos que
prefieren hacerse a un lado porque no estarían dispuestos a realizar un
esfuerzo de esa magnitud. LA LVBP arriba a una encrucijada en la cual, ahora
mismo, nada es predecible… LOS representantes de equipos van a verse las
caras por pantallas de internet. La reunión no debe postergarse más allá de la
primera quincena de julio y nadie quiere arriesgarse a ofrecer una opinión que
luzca determinante. Hay quienes vaticinan un campeonato aún más corto que en la
zafra precedente. Esto es que arrancaría a finales de noviembre. Ir a jugar en
Margarita, por ejemplo, parece, hoy en día, una utopía… DE propina, el canal
de televisión que más juegos ponía en el aire, DirecTV, ya no opera en el país,
lo que representa un duro porrazo desde el punto de vista promocional y
económico. Todo lo anteriormente dicho se baraja con la inescrutable situación
que se vive con el virus. Amanecerá y veremos.

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TOBÍAS Hernández es jocoso, dicharachero. Como buen llanero,
tiene un chiste a flor de labios en cada charla. «Yo soy el venezolano con
el más alto promedio en Grandes Ligas», solía decirnos en tantas
conversaciones que sostuvimos, muchas de ellas en carretera. Es que el careta
de Calabozo sonó un hit en dos turnos en su corta pasantía por MLB. No era
precisamente un buen bateador. Se caracterizaba por fina defensa, excelente
conducción de los lanzadores y un brazo muy educado… ESTE 22 de junio se
cumplieron 36 años de su estreno en las Mayores con los Azulejos de Toronto.
Como tantos jugadores de Cardenales, fue firmado por el exitoso scout Epi
Guerrero, quien hizo trepar al máximo estrato innumerables fichas criollas,
sobre todo en los años ochenta. En su debut, Tobías salió como corredor
emergente por el receptor titular Buck Martínez. El juego fue en Fenway Park y
Hernández era apenas el venezolano 35 en dar el formidable salto… RECORDAMOS
que en un juego de la LVBP, Tobías recibió un pelotazo y salió impelido a
fajarse con el pitcher. A mitad de camino metió los frenos y se fue para el
dugout. Cuando lo inquirimos posteriormente, fue muy enfático. «Recordé
que el lanzador de los Tigres era el cinta negra Fred Toliver, quien ya tenía
varios nocauts en su haber». Prudente, el guariqueño. Días antes, Toliver
había puesto fuera de combate a Benny Di Stéfano, del Magallanes.

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DE las memorias de Alfonso Carrasquel, publicadas por
entregas en el nunca olvidado Sport
Gráfico de los años 60-70, tomamos lo siguiente: «Cierto día, mi papá
fue a llevar unas cajas de cerveza desde Caracas a Valencia. Al pasar por
Maracay, se accidentó el vehículo y quedó atravesado en la vía. Maestro, quite
el camión de ahí, le dijo un policía y mi papá le saltó: ¿No ve que estoy
accidentado? No me grite. El policía se indignó y le dio la orden de arresto.
¿Cómo se llama? Cristóbal Colón, replicó. Ah, entonces por faltarme el respeto
son 72 horas»… SEGUIDAMENTE el funcionario se volteó hacia el peón que
cargaba las cervezas y le preguntó cómo se llamaba. El muchacho estaba mudo
pero finalmente contestó: Simón Bolívar. «Esa fue la culminación. Mi papá,
el peón y el camión quedaron presos en Maracay, porque el policía no concebía
que los detenidos llevaran esos nombres. ¡Qué va, Colón y Bolívar vendiendo
cervezas! Al día siguiente salí para Maracay y arreglé las cosas, tras un
ataque de risa del jefe civil encargado del asunto»… LA anécdota, muy
conocida, apareció en las memorias del Chico en la edición 59 del reputado
semanario, el 28 de abril de 1966.

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