EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

Luis Arráez completó una hazaña para el beisbol venezolano. El nativo de San Felipe se coronó como campeón bate en la MLB. Pasó a formar parte de una verdadera cofradía, junto a leyendas como Andrés Galarraga, Magglio Ordóñez, Miguel Cabrera y José Altuve. Debería, con toda justicia, ser el ganador del Premio Luis Aparicio este año. ¿Verdad?

Pero no. Puede que los votantes se inclinen de su lado. Es cierto que lo hecho por Arráez es casi único y tiene un valor realmente especial para la fanaticada. Sin embargo, la suya no fue la mejor cosecha para un grandeliga de Venezuela en 2022.

Y el Premio Luis Aparicio está destinado a aquel pitcher, bateador o fildeador con la mejor actuación global, cada año.

Para este humilde columnista, ese desempeño cimero correspondió a Altuve esta vez.

Es un voto que puede ser polémico, aunque ya varios colegas lo han planteado también en sus redes sociales. Polémico, porque Arráez mantuvo en vilo a sus compatriotas en los últimos tres meses, especialmente en la recta final. Y porque las coronas de bateo son uno de los logros más icónicos para la fanaticada en general.

Pero vayamos por partes. Porque es claramente demostrable el lugar que cada uno ocupó respecto al otro.

Arráez bateó .316 y el mayor argumento a su favor es que lo hizo en una campaña en la que terminar sobre las tres centenas resultó casi imposible. Es cierto. Pero Altuve ligó para .300, eso no podemos obviarlo. Aunque igual sea un punto a favor del yaracuyano.

El camarero de los Astros, en cambio, se embasó mucho más (.387 de OBP contra .375) y su capacidad para sumar extrabases fue abrumadoramente superior (.533 de slugging contra .420).

Lo mismo dicen los números acumulados en casi todos los departamentos. Altuve logró más dobles (39 contra 31), jonrones (28 contra 8), anotadas (103 contra 88) y empujadas (57 contra 49). También acumuló más robos (18 en 19 intentos contra 4 en 8 de su compatriota) y tomó más boletos (66 contra 50). Ni hablar sobre las bases alcanzadas con batazos (281 contra 230).

Arráez conectó más hits (172 contra 158) y triples (1 contra 0). También se ponchó menos (43 contra 87). Y ya.

No se trata de menospreciar lo hecho por el primer bate de los Mellizos. De no tener enfrente un competidor formidable, como lo es el Altuve de 2022, probablemente muchos de nosotros votaríamos para que se le reconozca esa hazaña inolvidable del título de bateo, con todo y que Andrés Giménez también protagonizó un torneo inolvidable.

No hemos hablado de la defensiva.

Arráez disputó más de 100 juegos entre la primera base y el designado. También estuvo en segunda y la antesala. Altuve defendió una posición premium todo el año, en la línea central, aunque se trata de un hecho subjetivo. Ninguno tuvo un factor de alcance superior a la media de la MLB, salvo por lo hecho en la esquina caliente por el sanfelipeño.

Pero también están los parámetros que permiten comparar a un pelotero con el resto, siguiendo los mismos patrones. Podemos estar de acuerdo o no con esos baremos, pero es un hecho que aplican la misma norma para cada quien, salvo por el siempre debatible WAR.

Empecemos por este último, usando las dos mediciones que existen: las de Baseball Reference y Fangraphs.

Altuve tuvo un bWAR de 5.1 y un fWAR de 6.6. Nivel de élite.

Arráez tuvo un bWAR de 4.4 y un fWAR de 3.2. Nivel All-Star, un escalón por debajo de la élite.

El OPS ajustado a la media de la MLB en cada estadio donde cada quien bateó igualmente es diferenciador: 160 contra 130 a favor del intermedista criado en Maracay.

Ese OPS+ dice que Altuve fue 60 por ciento superior al promedio de los bateadores del Big Show allí donde él jugó. Y que Arráez fue 30 por ciento superior.

¿Por qué ese 30 por ciento de brecha entre los dos? Porque siendo relativamente semejantes en cuanto a average, uno se embasó mucho más y mostró mucho más poder que el otro.

Lo mismo pasa con el average de embasado ponderado (wOBA) que es mucho mejor en Altuve (.392 contra .350). Y otro tanto ocurre con las carreras creadas ponderadas ajustadas a la liga (164 contra 131).

Arráez merece el aplauso e incluso tener en su casa un trofeo que le acredite como el ganador del Premio Luis Aparicio. Pero le ha tocado competir no contra uno, sino contra dos mosntruos. Porque no hemos hablado de Giménez, que también le supera en todos los baremos ajustados, en varios promedios, en no pocos departamentos acumulados y fue el venezolano con mejor bWAR (7.2), cerrando segundo en el conteo del fWAR (6.1).

Todo eso, sin contar la defensa de Giménez, debatiblemente la mejor en toda la embajada Vinotinto en 2022.

Por eso, y con el corazón roto, el nombre más destacado en mi planilla de votación es el de Altuve, seguido por Arráez y con Giménez en el tercer lugar. Este último fue mejor bateador en términos globales que el yaracuyano, pero aquel también fue superior en otros aspectos y dejaré que pese el simbolismo de ser campeón bate.

Martín Pérez y Eugenio Suárez completan la boleta. Difícil elección para el último caso, ante candidaturas como las de Anthony Santander y su liderato nacional de cuadrangulares; Willson Contreras y su mezcla de poder y defensa detrás del plato; Robert Suárez y su clamoroso debut en el bullpen de los Padres; Gleyber Torres y su regreso al estatus estelar en el Bronx.

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El Premio Luis Aparicio es una distinción creada hace casi dos décadas por Lineup International con prestigio más allá de las fronteras. Un centenar de analistas participamos en la difícil y a menudo injusta votación anual, en busca del mejor bigleaguer de Venezuela en cada temporada. Y este año Arráez nos dio la noticia más feliz al finalizar la campaña. Pero el mejor grandeliga de todos fue Altuve.

(Ignacio Serrano)

Foto 1: @astros

Foto 2: @Twins

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