Por Carlos Moreta
«El béisbol es un deporte de ajustes», indica la reproducida frase que subraya la importancia de la práctica continua y cómo los cambios pueden ayudar a superar los tramos de oscuridad. ¡Vaya que encaja en Julio Rodríguez!, quien con sus 30 jonrones y 36 bases robadas trasciende en la historia de los Marineros de Seattle como el segundo en lograr un 30-30 (Álex Rodríguez, 1998).
El jardinero colecciona dichos números luego de una primera mitad cabizbaja en la que bateó para .249 junto a 101 ponches, atravesando las corrientes del rezago y haciendo que las olas llevaran a sus aguas aquel mito sobre el “maleficio del segundo año”.
Los infortunios de este tramo alcanzaron el lodo con un mes de junio para el olvido, provocado en esencia por los “regalos” a las defensivas contrarias; palabra destacada en comillas, pues así terminan las cosas cuando el 56,2 % de sus batazos fueron roletazos y otro 13,6 % elevados dentro del cuadro.
Si bien estuvo castigando la pelota con contundencia en un trajín que lució una velocidad de salida de 92,1 millas por hora, no logró la conversión a contactos sólidos cuando su tasa de barrels (6,8 %) rodó en lo bajo.
Ahora la hoja cambia de página, consiguiendo una luminosa segunda mitad que se traduce a un average aristocrático de .350 con 17 vuelacercas, 14 dobles e igual cantidad de robos.
Este giro de los acontecimientos pone al dominicano en camino a finalizar “top 10” en las boletas del Jugador Más Valioso por la Liga Americana, haciéndolo posible gracias a una producción global expresada en OPS de .847. Por supuesto, adornado con la narrativa de los cuadrangulares y estafas que le hacen más atractivo.
Eso que definimos como ajustes tiene bastante que ver en la evolución de sus registros. Llegar hasta aquí camina de la mano con la progresividad en la que aumentaron sus conexiones, mejorando el destino en el mes que comparte nombre cuando atrapó un porcentaje de barrels del 12,8 %, siguiendo en agosto con una marca todavía más llamativa (13,1).
De las acomodaciones que enderezaron el rumbo del quisqueyano hablamos de terminar en una posición más óptima sus contactos y acompañar la potencia con bolas en el aire. De este forma, consigue superar el infield que es proporcional a aumentar las oportunidades de llegar a terreno de nadie.
En este momento Rodríguez busca replicar la consecución del Bate de Plata obtenido en su año debut, lo que se encuentra en estado replicable mientras marcha bajo empate con Luis Roberts en las Carreras Ponderadas Creadas (134), y ambos detrás de Kyle Tucker entre jardineros del “Nuevo Circuito”.
El expediente suyo no termina ahí, sino que se agranda cuando también es segundo en extrabases (65) y tercero en promedio de bateo (.287) como OPS.
La destacada actuación general es lo que hace este un pergamino posible, aconteciendo en un momento donde la batalla con el bravo oleaje de los primeros meses es tema del pasado.
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(Carlos Moreta)
Carlos Moreta es periodista y analista de beisbol, oriundo de la República Dominicana. Ha trabajado en importantes medios, como Listín Diario, y puedes seguirlo en Twitter a través de su cuenta @CarlosMoreta01.
Foto: captura de MLB Network
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