El beisbol venezolano abraza a Miguel Cabrera: «Ahora disfruta de tu vida»

Por Ignacio Serrano

«Ojalá que llegue algún jonrón», exclamó Miguel Cabrera, riendo, apenas cruzó las puertas del estadio Monumental para el Festival del Jonrón Pepsi.

Cabrera, ya retirado del beisbol activo, arribó al novísimo parque de la capital como la figura central, el homenajeado por todos y también como un inesperado competidor. Menos de una semana antes del derby, se animó a pasar de invitado a contendor y pidió un lugar entre los participantes. Y cerca de 30.000 personas se lo agradecieron entre aplausos y a pleno pulmón.

El venezolano con más cuadrangulares en las Grandes Ligas (511), con más hits (3.174), con más carreras empujadas (1.881); el dos veces Jugador Más Valioso de la Liga Americana, el último triplecoronado de la MLB, el próximo venezolano con una placa de bronce en el Salón de la Fama de Cooperstown, vivió una jornada de multitudes quizás por última vez. ¿O no?

Todo fueron sonrisas con Cabrera. Todos eran sonrisas con él.

Los grandeligas Gleyber Torres, Eugenio Suárez, Eduardo Escobar, Anthony Santander, Francisco Álvarez, Orlando Arcia y Ronald Acuña Jr., que llegaba como campeón defensor; el cubano Yasiel Puig, el súper prospecto Jackson Chourio y los dos mejores jonroneros de la actual temporada de la LVBP, Wilson García y José Rondón, alinearon todos con Cabrera al centro, ya uniformados, unas dos horas antes del inicio de Festival del Jonrón Pepsi.

Decenas de miles de aficionados seguían llegando, para llenar casi todos los espacios en las azules tribunas.

GRACIAS, MIGUEL CABRERA

Una corta, pero sustanciosa rueda de prensa sirvió para escuchar noticias y bromas.

El propio Miguel Cabrera fue sacando las bolitas con los nombres de los participantes, que así fueron descubriendo quién sería su rival en la primera ronda.

«Estoy contento de enfrentarme a mi amigo, a mi hermano», expresó Acuña, interrogado sobre el todavía inexperto, pero súper talentoso Chourio. «Siento gran felicidad por ese contrato que consiguió. Se lo merece. Y yo estoy agradecido con Dios por estar aquí».

Chourio acaba de firmar por 80 millones de dólares con los Cerveceros de Milwaukee. Es algo que jamás había sucedido con un pelotero todavía ligamenorista, como él.

Las novedades del Big Show siguieron fluyendo.

«Estoy súper contento con ese cambio», soltó Suárez, que fue enviado por los Marineros de Seattle a los Diamndbacks de Arizona. «Voy a un estadio que ayuda a los bateadores y a un equipo que está comprometido. Me enorgullece que hayan pensado en mí para lograr el objetivo de ganar la Serie Mundial. Voy a dar el 100 por ciento de mí, no solo para ser campeones de la Liga Nacional, sino para conseguir también la Serie Mundial. Sería muy especial para mí».

Acuña tomó el micrófono para interrogar a Álvarez. «¿Cómo te sientes por estar aquí?». Y el novato de los Mets replicó sin dudarlo: «Orgulloso».

El periodista Roberth Pérez, al comenzar a rueda de prensa, pidió a los participantes su opinión personal sobre Cabrera. El tráfago de ida y vuelta entre los asistentes y el podio impidió saberlo. Hasta que al final Suárez pidió el micrófono y una palabra más.

«Todos te deseamos lo mejor», dijo el venezolano con más vuelacercas en una temporada de Grandes Ligas. «Que disfrutes tu carrera, tu vida».

LA CORTE DE CABRERA

«Primera vez que lo conozco», soltó Oswaldo Guillén, interrumpiendo la rueda de prensa y señalando a Acuña, su nuevo pupilo en los Tiburones de La Guaira. «Y en estos tres días que llevo viéndolo… este es un extraterrestre».

Guillén acudió al Monumental con el mismo objeto que una pléyade de figuras del beisbol venezolano. El Festival del Jonrón Pepsi convocó al manager campeón de la Serie Mundial de 2005 y también al 11 veces ganador del Guante de Oro, Omar Vizquel. Estaba un inmortal de nuestro beisbol, David Concepción, y también Magglio Ordóñez y Carlos Guillén, sus antiguos compañeros en Detroit.

Dos estrategas de la LVBP, José Alguacil (Leones) y Henry Blanco (Cardenales), se unieron al estratega de la Selección Nacional en el Clásico Mundial, ahora nuevo coach de banca de los Astros de Houston, Omar López. Y el grandeliga Miguel Rojas también llegó. Y Freddy García, uno de los tres pitchers venezolanos con más victorias, innings y ponches en la historia de la MLB.

Todos ellos aplaudieron a rabiar. Y no solo las estrellas de ayer y hoy. A las 7:35 pm, el parque ya estaba casi lleno. Cuando finalizó la presentación de los 12 competidores, cuando Cabrera trotó entre el humo blanco y se dirigió hacia la segunda base, donde le esperaban rivales y amigos, la emoción hizo temblar el parque.

La ovación para Acuña había sido enorme. El público caraqueño reconocía así al nuevo MVP.

La ovación para Cabrera fue atronadora, todavía mayor. Su esposa, sus hijos, sus colegas y tres decenas de miles de aficionados reconocían así al primer MVP de Venezuela, al seguro inmortal.

No pocos aseguran ya que Acuña es su heredero y sucesor. Pero éste no quiere tomar ese testigo.

«Que se lo den a otros», exclamó. «A mí todavía me quedan muchas temporadas que jugar».

El único momento de silencio fue el que sirvió para recordar merecidamente al incomparable Vitico Davalillo, fallecido la semana pasada. Luego Cabrera caminó hacia el montículo, con una pelota en la mano, para hacerle a su hijo Christopher el lanzamiento ceremonial.

Empezaba el homenaje, la fiesta, el tributo de la afición al más grande bateador nacido en el país.

«Quiero agradecer a la fanaticada por el gran apoyo que me han dado», dijo Cabrera, casi al final del Festival, micrófono en mano y dirigiéndose a la multitud. «Se les quiere. Los voy a extrañar».

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(Ignacio Serrano)

Foto: Aaron Muñoz / Prensa Monumental

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