Por Ignacio Serrano
Tiburones y Cardenales hicieron un alto en la final, este viernes. Es la única pausa que tendrá la serie decisiva antes de su finalización, bien sea este sábado, en cuatro juegos, o el martes, en siete. Y el panorama, hasta ahora, es totalmente favorable a La Guaira, desde el 3-0 sobre Lara hasta lo que dicen tanto los números como la letra pequeña.
Este es el balance de las claves de lo que ha sido el choque para La Guaira y Lara.
BATEO
La Guaira ha sido implacable. Tiene promedios colectivos de .340/.417/.620, lo que echa por tierra el temor de que hubiera podido perder el ritmo en la parte final del Round Robin.
Ojo, que Lara también tiene promedios brillantes, con .304/.379/.459. Pero en cada uno (average, embasado y slugging) está por detrás.
Eso deja traslucir dos claves para que los Tiburones hasta ahora hayan sido invencibles frente al Cardenales.
Una es el poder, con 6 jonrones, 8 dobles y 15 extrabases en general contra solo 2, 5 y 10 de sus oponentes. Los 34 hits de los escualos tienen mucho más peso en la producción que los 33 de los alados gracias a las conexiones con fuerza.
Pero la otra clave es el oportunismo. Los salados no han perdonado al tener corredores en posición de anotar. Lara ha dejado más hombres en segunda y tercera base en cada uno de los choques, incluyendo el primero, en el que apenas embasó a 6 bateadores. Ese contraste (18 DPA de los crepusculares contra solo 9 de los litoralenses) decidió los juegos 2 y 3 a favor de los escualos.
Lara ha mostrado su emblemática capacidad para remontar, su sello en la 2023-2024. Pero se ha quedado corto dos veces porque necesita más batazos para empujar cada carrera, por la calidad de las conexiones, y La Guaira ha mostrado mayor oficio, al saber traer de cualquier modo a los que están esperando en las almohadillas (allí están los 4 elevados de sacrificio, contra solo uno de sus rivales).
PITCHEO
Ninguno ha lanzado realmente bien. Los Tiburones tienen 5.00 de efectividad colectiva, frente a 8.28 de Cardenales. Ambos han desmejorado respecto al Round Robin.
Pero los dirigidos por Oswaldo Guillén cuentan con dos ventajas claras hasta ahora: la evidente brecha en la ERA de cada uno (más de tres carreras limpias a su favor) y dos sólidas actuaciones de los abridores: Ricardo Pinto en el primer choque y el dominicano Emilio Vargas en el tercero. Los dos llegaron al séptimo inning y entre los dos aislaron 2 carreras en 13.0 episodios.
Los iniciadores de Henry Blanco, en cambio, son responsables en buena parte de los tres tropiezos. Permitieron 12 anotaciones en 11.2 actos y nunca, ni siquiera Jhoulys Chacín (5.2 pasajes, 5 rayitas) pudo ofrecer calma y estabilidad.
El bullpen de ambos ha sido una calamidad. Los relevistas de los Tiburones no han podido ante los bates contrarios, con 7.84 de efectividad. Pero es que los bomberos del Cardenales han estado mucho peor, con 8.78 de ERA combinada.
Es verdad que el pitcheo de Lara fue mejor en la eliminatoria, pero el de La Guaira resultó superior en el Round Robin. Y en Barquisimeto no han podido detener el progresivo declive –lento en diciembre, drástico en enero– que viene sufriendo el staff de los alados, incluyendo abridores y apagafuegos.
DEFENSA
A las ventajas entregadas por el bateo cardenalero, y al oficio demostrado por la tropa guairista, hay que añadir la ejecución de ambos en la defensa.
Los dos han realizado un número similar de lances (111 por 112), pero los Tiburones no han cometido errores y tienen más dobleplays que unos Cardenales que han pecado 5 veces.
Acá hay que resaltar la labor que el pitcheo ha cumplido para que Lara no explote una debilidad de Luis Torrens. Los catchers salados apenas pusieron out a 11 por ciento de los estafadores rivales en la semifinal, mientras que los crepusculares han sido los máximos robadores de bases en todo el torneo. Pero aunque acá tienen ventaja de 4 por 1, las almohadillas robadas no han sido un arma decisiva, porque a menudo los occidentales han estado lejos de los cojines, especialmente en las aperturas de Pinto y Vargas.
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UN DATO. Los Tiburones buscan su primera corona en 38 años. Cardenales busca poner fin a 7 derrotas consecutivas en series finales.
(Ignacio Serrano)
Foto: Fernando Odúber / Prensa Tiburones
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