Terminó la primera etapa de los interligas. Habrá que esperar hasta el 12 de junio, cuando comenzará la fase más larga, hasta saber el 28 de junio qué liga domina en esta ocasión. La tendencia histórica favorece a la Americana, ya se sabe. El joven circuito no sólo comenzó arriba del viejo con 1.536 victorias contra 1.420 de la Nacional, desde que en 1997 comenzaron estas confrontaciones. Además, la diferencia ha crecido en los últimos cinco años, con balance de 702-557 para la liga nacida en 1901, que no ha perdido contra su par desde 2003. Al escribir estas líneas, la ventaja este año favorecía a la Americana, aunque con estrecho margen de 15-13 y sin contar los choques dominicales. ¿Hay una explicación para tal dictadura? Alexis Correia, amante de buscar detalles curiosos en el juego, apuntó una posibilidad, tras constatar las alineaciones que presentaron los 30 equipos en la jornada del viernes. “Milwaukee usó como designado a Matt Gamel, con apenas cinco partidos en 2009, antes del viernes; San Francisco a Jesús Guzmán, recién subido; Arizona a Miguel Montero; Pittsburgh a Eric Hinske, quien no tenía jonrones y su promedio era de .238 puntos; Colorado a Seth Smith, con cuatro vuelacercas en 2009; los Mets a Carlos Beltran y Filadelfia a Matt Stairs, quien suma dos cuadrangulares”, expuso Alexis. “La conclusión lógica, con la excepción de Beltrán o quizás Stairs, y con el perdón de Montero y Guzmán, es que las novenas de la Nacional, por lo menos cuando son visitantes, nunca están preparadas suficientemente para los interligas, porque no han planificado sus equipos para contar con un especialista designado que meta miedo de verdad; tienen que improvisar”. Agregó un matiz, en defensa de su teoría: “Se podría alegar que los pitchers de la Americana tampoco están mentalizados para batear. Sin embargo, esto nunca compensará lo primero”.
Oswaldo Guillén opina lo contrario. “Cuando ellos vienen a jugar a los parques de la Americana, pueden usar a un bateador extra”, ha explicado el manager de los Medias Blancas. “La desventaja es nuestra, que tenemos que poner a batear al pitcher cuando vamos a los estadios de la Nacional. No es justo”. Guillén lo sufre especialmente, porque su designado, Jim Thome, no puede jugar en otro sitio del terreno, y si pudiera cubrir la primera base, obligaría a Paul Konerko a quedarse en la banca. Hay varios clubes así: los Medias Rojas con David Ortiz y los Indios con Travis Hafner, por ejemplo. Se trata de peloteros que por sus condiciones físicas o debilidades defensivas, únicamente pueden actuar como designados. Esto podría derivar hacia otra discusión, acerca del verdadero valor de ese invento, creado en 1973, cuya implantación ha derivado, sin duda, en una mayor ofensiva en el joven circuito. No es ese, sin embargo, el tema de la columna de hoy.
El dominio de la Americana desde 2004 puede explicarse por otras razones: desde 1988, por ejemplo, la Nacional ha perdido 17 veces en el Juego de Estrellas, contra tres victorias y un empate. En ese lapso, la Americana ha ganado la Serie Mundial en una docena de oportunidades, contra ocho del joven circuito. Existe la idea generalizada de que los clubes de la Americana han invertido más dinero y por ello cuentan con mayor potencial en las mayores y en las granjas. Pero no debería descartarse la teoría del mal designado, propuesta por Alexis. No de balde, Guillén tiene a un toletero contratado para cumplir ese rol a tiempo completo, mientras que sus colegas de la acera contraria deben apelar a un utility o al cuarto outfielder, a la hora de elaborar el lineup.
Publicado en El Nacional, el lunes 25 de mayo de 2009.
