El destino le dio a Ronald Belisario la oportunidad de sacudirse el nerviosismo, antes de subirse al montículo en las grandes ligas por primera vez.
Cuenta el aragüeño que el manager Joe Torre le ordenó calentar la noche del 6 de abril, en la jornada inaugural. Era también el primer día de servicio en las mayores para el novato de los Dodgers, quien completaba así un recorrido de 10 años que le llevó de Maracay a San Diego, con altibajos y una cirugía reconstructiva que casi termina su carrera.
«Estaba muy nervioso», señaló Belisario desde Los Ángeles, a través del teléfono. «Este siempre fue mi sueño. Empecé a decirme que no me preocupara, que debía hacer lo mismo del spring training, pero al final no me llamaron y debuté al día siguiente, mucho más relajado. Los nervios se quedaron en el día anterior».
El apagafuegos tenía razones para emocionarse. Hace una década jugaba fútbol con sus amigos en la capital aragüeña, sin sospechar que se convertiría en prospecto de los Marlins. En 2005 sufrió una lesión en el codo que le llevó al quirófano y le hizo perder dos campañas. Firmó en 2007 con los Piratas, pero no pasó de doble A. Hace seis meses era agente libre.
«No me desesperé con la (operación) Tommy John», aseguró Belisario. «Trabajé mucho, Dios me ayudó y metí mano para recuperarme».
El bombero sorprendió como cerrador de los Tiburones y contribuyó al título venezolano en la última Serie del Caribe, pero llegó tarde al spring training y fue enviado a las menores. La mala noticia no le afectó.
«Sabía que me habían bajado por un problema con la visa, y que podía demostrarles lo que valgo», explicó. «De Jon Watson (el director de desarrollo de peloteros de los Dodgers) me dijo que siguiera, que tendría otra oportunidad».
Los azules cerraron el spring training con tres juegos de exhibición en California. Torre incluyó a Belisario en el tour y prometió a la prensa que, a más tardar en el verano, el recluta sería grandeliga. La oferta se hizo realidad mucho antes.
«Cuando me dijeron que hice el equipo, pensé en tantas cosas que no podía ni hablar», recordó.
Una recta de 95 millas por hora y un sinker que induce roletazos hicieron la diferencia, aunque el propio Belisario tuvo que buscarse en You Tube para entender porqué Torre hablaba tan bien sobre su pitcheo estrella.
«En el montículo uno casi no puede ver la rotación de la pelota», razonó el derecho. «Yo escuchaba los comentarios, pero cuando vi ese pitcheo en la pantalla, me dije: ‘guao’. Por eso, yo tiro el sinker por el medio y me dan rolling o abanican».
Belisario ya no siente nervios. Los Dodgers han empezado a darle la pelota con ventajas estrechas y él lo disfruta.
«Estar aquí es suficiente», dijo. Es el sueño cumplido.
Habla su descubridor
Ron Rizzi fue el primer scout de los Dodgers en avisar sobre Ronald Belisario.
Rizzi vio al relevista con los Tiburones y le pidió a De Jon Watson que le diera una mirada. Watson es asistente del gerente general azul, Ned Colletti, a cargo del desarrollo de peloteros.
«Le vi lanzar dos veces y escribí un reporte», relató Watson en un correo electrónico. «No sabía que esperar, aunque tenía claro que tiraba duro, con buen pitcheo rompiente».
El ejecutivo se convenció de que había recomendado a alguien especial, cuando Belisario comenzó a trabajar en el complejo de ligas menores, en el spring training.
«Le sugerí al staff de grandes ligas que le diera otra mirada», recordó. «Estaba mostrando calidad de grandes ligas, lucía como el muchacho que vi en Venezuela».
El manager Joe Torre estuvo de acuerdo. El resto lo hizo Belisario, con la recta y el sinker.
«Es un legítimo bigleaguer», sentenció Watson. «Ahora debe demostrar que es capaz de retirar a los bateadores con lo que tiene». Y en esas anda.
Publicado en El Nacional, el sábado 16 de abril de 2009.
