Un catcher con palabra

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Francisco Cervelli no es un novato como cualquier otro.

El receptor carabobeño ha rechazado dos invitaciones para conocer el estadio de los Yankees, siempre con la misma excusa, y en ambas ocasiones el destino le ha premiado con asombrosa prontitud.

Hace menos de un año, mientras cumplía su rehabilitación física en Tampa, tras sufrir una delicada lesión en los entrenamientos de primavera, viajó a Nueva York para un chequeo médico y su compatriota Alberto González, entonces infielder de los «bombarderos», le instó a acompañarle al viejo parque que edificó Babe Ruth en el Bronx.

«Le dije que no», recuerda Cervelli, «porque yo iba a entrar a ese estadio sólo cuando fuera a jugar. `Vente a conocer el clubhouse, para que veas los lockers’, me insistió. Y le respondí que no. Sólo iba a ir al Yankee Stadium para jugar. Me quedé en el hotel, al día siguiente regresé a Tampa y seguí con mi rehabilitación».

Menos de tres meses después de aquella promesa, el nativo de Valencia recibió una sorpresa. Apenas pudo disputar un puñado de encuentros entre clase A y doble A, porque sufrió una segunda lesión apenas reapareció en las granjas del club. Entonces, supo la noticia que cambiaría su vida.

«Habíamos quedado campeones en doble A», señala. «Al día siguiente, estoy haciendo mis maletas para irme a la Liga Instruccional, cuando me llama el manager y me dice: ‘Acabo de recibir una llamada de (el gerente general) Brian Cashman. Te vas a grandes ligas. Te subieron’. Le pedí que no jugara conmigo y me respondió que era en serio: me iba a Nueva York. Tuve que sentarme. Hasta tenía ganas de llorar. Fue el primer sueño cumplido».

Cervelli remata su remembranza, con una frase que sustenta su nivel de confianza. Al hablar del primer sueño realizado, acota: «Y los que vienen».

El valenciano no se equivoca, pues sigue acumulando alegrías en estos días. A comienzos de mayo fue llamado de nuevo a la gran carpa, al lastimarse Jorge Posada, y recibió la oportunidad de jugar con frecuencia cuando el otro catcher de los Yankees, José Molina, siguió a Posada hacia la lista de incapacitados.

Entre el 7 y el 17 de mayo, un período de once días, salió al terreno ocho veces y bateó para .318 de promedio. Más importante aún, ha cosechado elogios por su trabajo detrás del plato.

LA PROMESA REVALIDADA
Cervelli apunta con alegría que aquella promesa que le hiciera a González no quedó sin par. Hace pocas semanas, repitió el conjuro.

«Al comenzar la temporada, nos invitaron a todos en el equipo doble A para que viniéramos a conocer el nuevo Yankee Stadium», relata. «De nuevo dije que no, a menos que me subieran».

El careta de los Cardenales de Lara, su organización en Venezuela, no tardó mucho en ver realizada su aspiración. Hoy tiene un puesto en el mismo clubhouse donde deambulan Alex Rodríguez, Derek Jeter, CC Sabathia y Mark Teixeira.

«Las cosas me han salido», admite. «Esto es algo increíble. No me lo esperaba, porque comencé flojo con el bate en doble A. Aunque estaba ‘quechando’ muy bien. Recibí la llamada a las 2 de la madrugada y fue una emoción increíble».

El prospecto de 23 años de edad tuvo que saltar al centro del escenario de inmediato. Con la lesión de Molina, fue designado por el manager Joe Girardi para recibir a Sabathia. Era apenas la segunda vez en su carrera que aparecía en una alineación de la gran carpa desde el primer inning.

Girardi se convirtió de inmediato en su mentor. No de balde, el dirigente fue catcher en sus tiempos como pelotero activo.

«Lo primero que me dijo fue que manejara mis emociones, que llevara las cosas con normalidad», apunta Cervelli. «Luego, cuando hablé con Sabathia, me sorprendió que un jugador con su calidad, con esa trayectoria, me dijera que yo sólo debía bajar los dedos, que él lanzaría la pelota por allí, donde yo dijera. Apenas me chequeó dos veces en todo el juego. Estuvimos siempre en la misma página».

Sabathia blanqueó a los Orioles ese día, y Girardi confesó a los medios neoyorquinos su alegría ante el desempeño del joven: «Sé por experiencia lo difícil que es recibirle al as del equipo cuando eres novato, y él hizo un gran trabajo», señaló.

Mike Piazza, otro ex mascoteador, agregó mayores adjetivos, en unas declaraciones para ESPN. Piazza sigue siendo una referencia en la Gran Manzana, debido a su paso por los Mets, y también fue coach de Cervelli en el equipo italiano que disputó el pasado Clásico Mundial de Béisbol.

«Tiene tanto talento, que nada que se diga es suficiente», indicó el futuro miembro del Salón de la Fama. «Trabaja duro. Su entusiasmo lo dice todo. Pelea en el juego y su brazo es increíble. En cierto modo, lo veo con celos, porque tiene un gran futuro. Va a mejorar con el bate y será cada vez más rápido (detrás del plato)».

DEL SHORTSTOP A LA RECEPTORÍA

Hay razones que explican porqué un jugador tan poco conocido por el gran público, antes de mayo, dispone de tanta seguridad en una posición tan exigente como la receptoría.

Un vistazo a los números de Cervelli en las menores sirve para ver a un bateador flojo en sus inicios, que poco a poco ha ido superándose con el madero, hasta convertirse en un toletero promisorio. Ese bajo promedio de sus comienzos en la pelota profesional se debió a su determinación por ser un gran defensor del home.

«Yo no era catcher cuando firmé», aclara. «Era shortstop, tercera base, pitcher. Así que me decía todo el tiempo: `Tengo que aprender, tengo que aprender’. Y por eso descuidé el bateo. Pero como no quiero ser catcher suplente, empecé a trabajar mi ofensiva. Mientras otros jugaban, yo trabajaba. He evolucionado, ya le doy más duro a la pelota y creo que cada año voy a estar mejor, porque de verdad tengo ganas».

Cervelli llegó a los juegos interligas con un sólido promedio de .323 puntos, luego de consumir sus primeros 31 turnos.

«Le estoy pegando bien a la pelota», admite. «Dicen que tengo mucha energía cuando estoy detrás del home, pero no puedo llevar mi defensa a la ofensiva. Claro que quiero pegar tres hits todos los días, pero estoy enfocado en ayudar como sea».

Girardi tuvo un gesto inusual, hace un par de semanas. Un gesto que valió más que muchos elogios y que al venezolano le dio una pista de lo que sentía el manager: «Me puso a jugar de nuevo en un partido diurno, al día siguiente de uno nocturno», precisa el careta. «Eso es algo que te da confianza».

Jorge Posada regresará de la lista de incapacitados, como dueño de la posición, y José Molina volverá a ser el catcher suplente de los «bombarderos». Es cuestión de tiempo para que Cervelli esté de vuelta en las menores, al menos durante un rato más.

No importa. El recluta está feliz en Nueva York. Disfruta de un protagonismo inesperado y le da a los Yankees, cada día, nuevas pruebas de quién debe ser el receptor del futuro en el Bronx.

Publicado en ESPNdeportes.com, el sábado 23 de mayo de 2009.

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Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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