El pitcher de Los Teques espera regresar pronto a la rotación y pide a los medios que dejen de confundirlo con dominicano
ARLINGTON– Felipe Paulino tiene una pregunta para los editores nocturnos de los diarios en Venezuela: “¿Hasta cuándo van a sacar que soy dominicano?”.
El gigantón de los Astros, nacido en Santo Domingo y crecido en Los Teques desde los cuatro años de edad, está de buen humor. Y tiene motivos. El martes hizo su primera sesión de bullpen desde que entró a la lista de incapacitados y se sintió bien.
Paulino espera volver pronto a la rotación sideral. Por eso, se le escucha hablar, alegre, con el coach Javier Bracamonte.
“En los periódicos de Venezuela todavía ponen que soy dominicano al final de las noticias, cuando sale lo que hicimos los latinos”, continúa el monticulista. “Yo sé que eso es una traducción, ¡pero chamo, ya basta!”.
Los padres del derecho se conocieron en Quisqueya, mientras su madre caraqueña estaba de vacaciones. La historia terminó con matrimonio, el nacimiento del serpentinero y la eventual mudanza familiar al país, cuando Paulino aún no iba a la escuela. De allí la confusión de algunos.
“Hice 10 lanzamientos en plano y 15 sobre el montículo”, explica el tirador, ya entrando en materia. “No fui tan agresivo, porque no quiero lesionarme de nuevo. Nunca me había jalado un músculo de la ingle, así que no sé cómo debo sentirme. Lancé a 60 por ciento”.
El diestro aseveró que la lesión “no fue grave” y cree que la semana entrante estará de regreso. “Dependerá de mí”, señala. Hoy volverá a trabajar en el bullpen.
“No sé cuál será la situación, pero para mí es importante ser abridor”, continúa
Hace días tuvo una reunión al respecto con el manager Cecil Cooper y recibió la seguridad de que este año no cambiará su rol. “Pero en el futuro quizás quieran convertirme en cerrador. Cooper me preguntó que me gustaría y me habló del beisbol de invierno. ¿Qué mejor liga que Venezuela para aprender a ser cerrador?”.
Paulino dejó atrás ese “año para olvidar” que vivió en 2008. Esta lesión, a diferencia de las de entonces, parece pasajera.
“Es cuestión de ver qué pasará, cuando regrese a mi ritmo”, apunta con confianza. Y espera que entonces nadie se equivoque con su nacionalidad.
DE URBANITOS A LOS ASTROS
Felipe Paulino es el vivo retrato de su padre Emilio Felipe, un sueño hecho realidad.
Su papá era outfielder en Dominicana y estuvo cerca de firmar con los Astros, pero una cirugía en el brazo le impidió una carrera en el profesional. “Creo que le quedó el pique de que su hijo haría lo que no pudo él”, cuenta el serpentinero. “A los 9 años de edad me regaló un guante. Vivíamos en Los Teques, en Ramo Verde, y recuerdo que bajábamos el edificio todos los días a jugar. Me enseñó todo. Siete meses después fui a probar con los Urbanitos. Fue mi equipo hasta juvenil, cuando firmé”.
Paulino creció como patrullero, pero a los 15 años de edad le pidieron que lanzara. “Me convirtieron en pitcher en 2001 y a los tres meses firmé con Houston”, señala. “Tuve que aprender a lanzar. Por eso pasé cuatro años en ‘rookie’. Cuando aprendí, subí rapidito de clase A avanzada a doble A y a grandes ligas”.
El sueño se completará en septiembre, si su padre va a verle actuar en las mayores. “Está orgulloso; él no pudo llegar aquí, pero yo sí”.
Publicado en El Nacional, el jueves 18 de junio de 2009.