Wilson Ramos quiere dar el salto en 2010. El catcher valenciano, émbolo ofensivo de los Tigres, espera que el bate le haga triunfar en Minnesota
Los periodistas de Minnesota sólo conocían a Wilson Ramos por la guía de medios de los Mellizos y los elogiosos reportes de Baseball America. El 17 de febrero eso cambió. En una de las primeras prácticas de la primavera boreal, el slugger valenciano caminó a la jaula de bateo, en el complejo de entrenamientos de Fort Myers, y su swing habló por él.
El joven prospecto descargó su poder una y otra vez, enviando varias pelotas a los bleachers y cautivando a los reporteros del Star Tribune y del Pioneer Press.
«Ramos está llamando la atención con su bate», escribió uno de los periodistas. El carabobeño aún no debutaba en doble A.
De no ser por Buddy Bailey, el manager de Aragua, muchos también se habrían sorprendido con la actuación de este carabobeño de apenas 22 años de edad. Pero hace rato que Bailey hizo la presentación en sociedad del jugador.
El estratega aseguró, hace meses, que su joven pupilo es uno de los venezolanos con más fuerza entre aquellos a quienes ha visto batear. Por eso, y por sentirle listo para la tarea, le colocó como el cuarto toletero en la alineación de los Tigres a partir de octubre.
«Es una responsabilidad», apunta Ramos, con gran seriedad. «Debo seguir trabajando fuerte, para ayudar al equipo a traer carreras. Pero la responsabilidad es mayor aún, porque (Bailey) me ha puesto bastante a jugar detrás del plato».
Productor natural. Ramos parece un natural. Hay algo en él de un ex compañero suyo, Miguel Cabrera. Castiga los pitcheos afuera, que los lanzadores le hacen para huir de su poder, enviándolos, a menudo, a lo profundo del right.
El prospecto comenzó la zafra a todo vapor y llegó al receso del Juego de Estrellas como uno de los toleteros más completos de la temporada 20092010: es quinto con .351 de average, cuarto con 7 jonrones, quinto con 80 bases alcanzadas, segundo con 34 impulsadas, cuarto con 18 extrabases, segundo con .597 de slugging y décimo con .417 de promedio de embasado.
Es fácil, con esas cifras, tener otros intereses en el deporte profesional.
«La defensiva me preocupa el doble que el bateo», afirma. «Siempre ha sido así. La mayor tarea de un receptor es llamar los juegos y mantener el ánimo del equipo. Hay que tener mucha energía durante los nueve innings, porque todo el equipo depende de ti. Hay que mantenerse al día con los lanzadores y los contrarios».
El trabajo defensivo tiene un aliciente adicional para Ramos: «Hay veces en que no te va bien con el bate. Pero puedes contribuir a ganar el juego estando detrás del home. Aunque no batees».
Del calor al frío. La última campaña de Ramos en las menores comenzó con grandes expectativas. Luego de abrir ojos en el spring training, esperaba disputar su primer torneo en doble A y dar luego su primer paseo por las mayores, después de una buena cosecha.
«Era mi primera temporada en el frío y no sabía cómo iba a reaccionar en ese clima», recuerda de su paso por la Liga Oriental. «Antes había jugado en Florida, y cuando lo hice en Wisconsin (en la Liga del Medio Oeste, clase A media), ya el frío se había ido».
La temperatura no le hizo daño. El problema fue que se lesionó el dedo índice de la mano derecha y perdió casi un mes, en mayo. Y en julio se lastimó la espalda, lo que le tuvo fuera otro mes. Al final, apenas disputó 59 partidos.
«Mala suerte», lamenta. «Me estaba yendo bien, a pesar del frío, aunque las lesiones le pasan a todos los peloteros. Gracias a Dios, regresé bien».
Ramos terminó con una adecuada línea de producción, considerando su posición en el campo: ligó para .317 puntos, con promedio de embasado de .341 y .454 de slugging.
Los problemas físicos le trajeron algo bueno: poder jugar en Venezuela sin limitaciones.
«Había escuchado que sólo me iban a dejar jugar durante un tiempo», señala, «pero cambiaron de opinión, porque perdí casi tres meses. Entonces, me anunciaron que no tendría restricciones».
Los Mellizos le dejarán seguir con los Tigres «hasta donde llegue el equipo». Quizás sea una de las últimas veces que el público venezolano podrá verle sin limitaciones. En febrero viajará de nuevo a los entrenamientos de Minnesota y está dispuesto a sorprender a todos con su talento, para quedarse de una vez en las grandes ligas.
El dato:
Wilson Ramos compartió con Alex Delgado la receptoría de los Tigres en la pasada Serie del Caribe, en Mexicali, donde Venezuela alcanzó el título
PALABRA DE BUDDY BAILEY
Buddy Bailey no oculta su satisfacción por el desempeño de Wilson Ramos.Al hablar de la falta de chispa aragüeña, el manager de los Tigres aclara: «Excepto por Ramos, que ha producido todo el año». La frase es consistente con el aprecio que el piloto ha mostrado por el prospecto. En enero, en plena postemporada, aseguró haber visto a pocos bateadores criollos con la fuerza del valenciano. «Va a convertirse en el catcher venezolano con más poder», vaticinó. «Es increíble la forma cómo batea jonrones hacia la banda contraria».
DETRÁS DE JOE MAUER
Joe Mauer es el dueño de la receptoría en Minnesota y Justin Morneau es inamovible en la inicial. Si ambos continúan en la organización, Wilson Ramos deberá buscar un modo creativo para abrirse espacio en las mayores. «Sería una emoción muy grande si Mauer se va (como agente libre) y me abren las puertas, para demostrar lo que soy capaz de hacer», relata Ramos. «Pero no soy un pelotero que desee mal a otro. Cuando juegue en las grandes ligas, será por mi trabajo». ¿Tardará mucho? «Espero que sea el año que viene. Este no se pudo, por la lesión. Pero me siento listo».
Publicado en El Nacional, el miércoles 2 de diciembre de 2009.
