Caracas cobró revancha y celebró con justicia. El equipo con más títulos en el beisbol profesional venezolano anunció su conquista antes de iniciar el campeonato
Gregorio Petit avisó, al reportarse a los entrenamientos del Caracas, en octubre, que estaba allí para completar la tarea que quedó incompleta en enero pasado, cuando los Leones se derrumbaron y perdieron frente al Aragua los últimos dos juegos de la final en el estadio Universitario.
Aquella caída dejó la cueva melenuda ávida de revancha. Los capitalinos eran favoritos entonces, y como favoritos empezaron esta temporada.
“No volveré a ser el último out”, juró Petit, quien conectó el rodado que terminó el careo decisivo frente a los Tigres. “Esta vez quiero ser yo quien haga el out 27”.
El torpedero metropolitano fue una de las piezas más importantes en la culminación de la tarea que se anunció antes de iniciar el torneo. No bateó tanto esta vez como en la 2008-2009, cuando lideró con el madero al ir a batear con hombres en posición de anotar. Pero estuvo aún mejor con el guante, desde el juego inaugural hasta el último de la final, y su liderazgo le ganó el respeto del clubhouse y del manager Dave Hudgens.
Alrededor de Petit y de un grupo de curtidos venezolanos, entre quienes se cuentan Jesús Guzmán, José Castillo, Carlos Maldonado y Jackson Melián, Caracas construyó la maquinaria que la noche del viernes celebró en Valencia la décimo séptima corona en la historia de la institución, la cosecha más prolífica del beisbol local.
Un torneo para dos. Esos Eternos Rivales que pelearon la final a siete juegos fueron, también, los dos grandes protagonistas del campeonato. No sólo compartieron la vanguardia en la eliminatoria y ocuparon las dos primeras plazas de la semifinal, sino que terminaron, después de 113 días de acción, igualados con 55 triunfos por bando.
La presencia de sustitutos e importados de última hora desdibujó las alineaciones originales de ambos adversarios. Caracas apeló a cinco toleteros que pertenecen aquí a otras divisas y Magallanes se nutrió del extranjero para pelear el cetro, amén de hacer también sus sustituciones en el draft. Fue la profundidad nacida en casa, sin embargo, lo que permitió a los felinos su consagración.
El pitcheo melenudo, pleno de figuras nativas, soportó las constantes bajas que fueron jalonando el calendario y se apoyó sobre los brazos de Franklin Morales, Guillermo Moscoso, Gustavo Chacín, Armando Galarraga, Juan Carlos Gutiérrez, Órber Moreno, José Ortegano, Víctor Gárate y tantos otros que formaron parte del staff con mejor efectividad colectiva de los playoffs.
El núcleo nacido en la granja o venido de otras novenas en diversas transacciones fue la razón por la que los Leones pudieron soportar el largo trayecto, evitando el cansancio que afectó el cuerpo de relevistas turco y que les dio una ventaja decisiva en la final: al tener el mejor bullpen (con 3.94 de frente al 6.03 de los bucaneros) sólo bastaba que la rotación respondiera para poder reservar los pasajes a Margarita.
Los triunfos contra los Navegantes y los Tiburones en la última parte del round robin, y la reacción que comenzaron Grégor Blanco y Melián con sus épicos cuadrangulares del cuarto partido, probaron la tesis de Hudgens: “Este es un equipo con corazón de león”, sentenció el piloto, orgulloso de sus dirigidos.
Una parte importante de esa corona se labró al perder en la final pasada. La experiencia que entonces ganó una nueva generación, distinta a la de 2006, le permitió manejar la presión y creer en sí misma, aún con la serie abajo 2 juegos por 0. Le dio, también, un deseo de revancha que fue mucho más allá de las ganas de derrotar a su eterno rival, que les llevó a cobrarse un triunfo simbólico contra aquellos Tigres y contra sus propios fantasmas.
Petit no hizo el out 27. Pero hizo 26 y, mejor todavía, cumplió su palabra, celebrando en el centro del terreno la victoria anunciada.
El dato:
El título número 17 en la historia del Caracas es prueba de la profundidad de la divisa. Marco Scutaro, Franklin Gutiérrez, Alex González y los pitchers Carlos Carrasco y Armando Zerpa no recibieron permiso para jugar; Héctor Rondón, Jhoulys Chacín, Edwin Moreno, Miguel Socolovich, Mauricio Robles, Ronald Uviedo y Armando Galarraga debieron parar en el camino; Edgmer Escalona tuvo que retirarse antes de la final, José Castillo tuvo que irse el 27 y Franklin Morales debió desafiar la voluntad de los Rockies, para poder quedarse
Un equipo, muchas figuras
LAS CLAVES DEL ÉXITO
Un equipo no puede conquistar una corona sin una suma de circunstancias claves. La primera —y obvia— es reunir la nómina más competitiva.
Más cerca del bosque, se ven los árboles con cuya madera se talló el trofeo.
La adquisición de Gustavo Chacín fue el movimiento gerencial más fructífero, como apuntó el presidente del club, Luis Ávila. “Él nos trajo hasta aquí”, señaló el ejecutivo, en pleno festejo.
Chacín fue el stopper caraquista a partir de diciembre, abrió cinco veces en la semifinal y ganó dos encuentros en la final, incluyendo una crucial labor de siete innings en blanco, el jueves.
La conducción de Dave Hudgens también marcó diferencia. Más allá de las votaciones, fue quien mejor manejó y mezcló sus piezas en toda la zafra.
El jonrón de Grégor Blanco contra Francisco Rodríguez para forzar el extrainning del cuarto día también fue providencial. No sólo sirvió la mesa al cuadrangular de Jackson Melián, poco más tarde; también evitó que la serie terminara en cinco partidos, con el triunfo del Magallanes en la jornada siguiente.
Igualmente vital resultó que Chacín y Standridge le entregaran la pelota en ventaja a sus relevistas cortos, en los últimos dos choques. El bullpen de los Navegantes rindió menos que el de los Leones en toda la postemporada, por lo que estar arriba en la pizarra en el séptimo episodio era un augurio de victoria felina. Entre Julio Mañón, Órber Moreno y Juan Carlos Gutiérrez sólo permitieron 3 carreras en 14 innings durante la final.
La frase:
“Este campeonato prueba que nunca bajamos la cabeza, que nunca nos dimos por vencidos después de perder los dos primeros juegos”
Gregorio Petit
SHORTSTOP DEL CARACAS
También hubo sombras
No todo fue un camino hacia la corona para los Leones. Hubo sombras que dejarán consecuencias. “Más allá de las limitaciones impuestas a nuestros peloteros”, dijo Luis Ávila, presidente del club, “lo peor de este campeonato fue que una relación que tanto nos tomó construir, y que era muy positiva, con los Rockies de Colorado, se deteriorara debido a la intervención de terceras personas”. La crisis que involucró al asesor de los Tiburones y scout de los rocosos, Francisco Cartaya, aún ensombrece el semblante del alto mando felino.
Objetivo: 2010-2011
El presidente caraquista anunció que ya su equipo trabaja con vistas al campeonato 2010-2011, en el que los Leones defenderán la corona. Luis Ávila explicó que el jueves acordó con su alto mando el plan de trabajo para el spring training, cuando viajarán a Florida y Arizona para ratificar al cuerpo técnico, contactar a las organizaciones del norte y reunirse con sus grandeligas. Para entonces ya habrán revisado lo ocurrido esta campaña y muy probablemente tomarán la decisión de ofrecer un nuevo contrato al manager Dave Hudgens.
Publicado en El Nacional, el domingo 31 de enero de 2010.
