El emergente

Un balance en la primera semana de semifinal

Algunos vaticinios se cumplen y otros no. Caracas y Anzoátegui lucieron como dos grandes en la primera semana de postemporada, pero un pequeño desajuste lo puede cambiar todo

Un alto ejecutivo del beisbol venezolano, viendo la práctica de los Leones, el viernes, comentó, casi para sus adentros: “Me está gustando este equipo”.

Caracas había jugado de modo impecable hasta ese momento, con cuatro victorias al hilo y el mejor pitcheo de la semifinal.

“Nunca un equipo se ve tan bien como cuando está ganando”, le advertimos, citando el lugar común. “Ni tan mal como cuando está perdiendo”, respondió el directivo.

El buen momento de los melenudos no era una sorpresa, tratándose, quizás, del club más balanceado en la postemporada, que tuvo la ventaja de elegir primero en el draft de sustituciones y consiguió exactamente lo que buscaba: el plan era tomar a Grégor Blanco en la primera ronda, Luis Jiménez o Michael Ryan en la segunda y Scott Patterson en la tercera, y sucedió exactamente así.

Esa escuadra que practicaba en el Universitario, el viernes, era puras sonrisas, exudaba optimismo. Un contraste con la presión de los Bravos al tomar el charter que les llevó de vuelta a Margarita, luego de caer por cuarta vez seguida en los playoffs.

Pero ¿son tan buenos los capitalinos y tan malos los insulares, como podría colegirse de la imagen que ambos irradiaban entre jueves y viernes?

No hay acto más difícil en el periodismo deportivo que determinar a los favoritos en la pelota, especialmente cuando se trata de series cortas. Los lectores no perdonan que el analista no se atreva a escoger a sus posibles ganadores, pero un mínimo desajuste y el pronóstico se desbarata.

Los neoespartanos iban a caminar hasta la final si Luis Jiménez y Jay Gibbons bateaban, porque ¿quién tenía mejor pitcheo que ellos? Entonces ocurrió el desajuste: el desplome de Yusmeiro Petit, Carlos Monasterios y Jesús Silva en sus primeras presentaciones, la decisión de mantener en la rotación a Heath Totten, dejando a Alberto Bastardo en el bullpen, y la inutilidad de contar con el mejor cierre, Bastardo, Luis Ramírez y Ronald Belisario, estando atrás en la pizarra.

Ninguna escuadra con 0-4 en el inicio de esta fase ha podido clasificar a la serie decisiva. Está por verse si los de Luis Dorante quiebran el sino, pero para lograrlo, necesitarán mucho más que recuperar un staff de lanzadores dominante.

Empezamos a escribir estas líneas antes de disputarse la jornada sabatina, sin saber qué pasaría con los Caribes en Maracay.

Hasta el sábado, la tribu ocupaba la primera plaza y había mostrado una combinación de bateo y pitcheo que, con justicia, le hizo ganar, repentinamente, la etiqueta de presunto finalista. ¿Cómo era el ambiente en el Chico Carrasquel el viernes, antes del duelo con las Águilas? Posiblemente tan exultante como lo visto en el Universitario.

Los indígenas no habían echado en falta esa defensiva que, a priori, no tienen, así como tampoco los brazos capaces de relevar en el medio, llevando el juego del séptimo al noveno inning, brazos perdidos con la marcha de Brayan Villarreal y Léster Oliveros.

Pero así es nuestro oficio: unas veces se cumple el vaticinio y otras no.

El sufrimiento del Zulia, por ejemplo, era previsible. Dieron la sorpresa en la eliminatoria, pero iniciaron la postemporada sin Gerardo Parra, con un draft amarrado a su estrecho presupuesto, un sustituto menos, otro que desertó y un importado que a última hora decidió decir que no. ¿Cómo ganar en tales circunstancias? Únanse las lesiones de Marcos Tábata y Luis Núñez y se tendrá la tormenta perfecta.

Pero al final todo responde a condicionales. El pitcheo de los Tigres, otro ejemplo, no había cumplido según lo expuesto en el papel. Pero si lo hiciera, como de hecho parece haber empezado a tomar el rumbo, ¿cómo sacarlos de la final? Lo demostraron el sábado contra los Caribes, en su casa, y sobre todo el viernes, en el Universitario, precisamente ante esos Leones que pocas horas antes lucían como el único equipo imbatible del campeonato.

Publicado en El Nacional, el domingo 9 de enero de 2011.