El cambio de Jesús Montero a Seattle, y lo que ello traerá
Tenía que pasar. Jesús Montero fue la pieza central en las discusiones que sostuvieron los Yanquis con cuanto equipo pudiera ofrecerles pitcheo, la gran necesidad de los neoyorquinos en años recientes.
Ya le habían propuesto a los propios Marineros un paquete encabezado por Montero en 2010, para conseguir al as Cliff Lee, pero Seattle declinó la oferta, prefiriendo a Justin Smoak, prospecto de los Rangers.
Parecía entonces que Smoak estaba más adelantado que el venezolano, quien no resolvía su situación como receptor, inicialista o designado, algo que aún es difuso. Pero en 2011 el carabobeño hizo algo que aún le falta a su nuevo compañero, dueño de la primera base de los occidentales: batear en las grandes ligas.
Montero dejó un average de .328 con los “bombarderos”, con un brillante OPS de .996 y un OPS ajustado a su circuito de 159, es decir, 59 por ciento por encima del rendimiento medio de la Liga Americana.
Sólo fueron 18 juegos, ciertamente, pero como escribió Larry Stone en el Seattle Times: “el riesgo bien vale la pena”.
El cambio, en principio, favorece a todos.
A los Yanquis les sobra ofensiva, no tienen lugar para Montero y buscan pitcheo.
Los Marineros tienen profundidad de lanzadores arriba y en las granjas, necesitan un jonronero y no quieren entregar a su as Félix Hernández.
Desde esa óptica, es un acuerdo genial; Michael Pineda es un serpentinero con un futuro tan prometedor como lo tiene el nativo de Guacara y ya probó en 2011 que es capaz de dominar a los bateadores en las mayores.
El también criollo Vicente Campos y el dominicano Héctor Noesí completan el pacto, para equilibrar las cargas. Puesto que Pineda está más maduro que Montero, a pesar de la mocedad de ambos, Seattle recibe también a un tirador con talento y algo de roce en la gran carpa, Noesí, entregando a un diamante en bruto, Campos.
No hay puntada floja. Ambas gerencias cumplieron su cometido y lograron una transacción de primera página y sorprendentemente equilibrada.
Falta que todos los involucrados pasen el examen médico, para ponerle la firma al convenio. Y falta también saber dónde jugará el nuevo cuarto bate de los Marineros. Con Smoak en la inicial, le queda la receptoría —su posición predilecta— o ser designado. Miguel Olivo y el recién llegado John Jaso son los catchers de Seattle, así que es de esperar que su destino sea solamente batear, al menos por ahora.
Si se adapta a eso y al espacioso, al hostil Safeco Field, iniciará, a los 22 años de edad, el recorrido que puede llevarle a esas alturas donde hoy se mueve Miguel Cabrera.
Pero tal vez no todos ganen con el cambio. Otros venezolanos serán impactados de distinto modo por este movimiento de jugadores.
Para Francisco Cervelli es una alegría. Con el ascenso de Montero y Austin Romine, más la presencia del titular Russell Martin, tenía en duda su permanencia con los Yanquis.
Incluso se especuló acerca de un eventual cambio que le enviara a otra divisa. Ahora desaparece la congestión y los “mulos” podrán mantenerle como escolta de Martin, dándole a Romine, un especialista de la defensa, un último año en triple A.
Para Freddy García, en cambio, es una preocupación, porque Nueva York firmó esta misma semana a Hiroki Kuroda por 10 millones de dólares, un salario que obligará a ponerle en la rotación.
Con Pineda, Kuroda, CC Sabathia e Iván Nova como abridores, sólo queda un cupo a disputar entre García, Phil Hughes y A.J. Burnett. Los últimos dos cayeron es desgracia y es posible que intenten cambiarles. Pero si no lo hacen, el derecho mirandino deberá ir al spring training sin ninguna garantía de quedarse en la rotación.
Publicado en El Nacional, el domingo 15 de enero de 2012.
