El draft de la regla 5 es un ayuda, pero no una garantía. Y tiene riesgos
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| Héctor Rondón |
Roberto
Clemente y Johan Santana son los más célebres casos de peloteros que iniciaron
su estrellato a través del draft de la regla 5.
No son los únicos. José
Bautista y Josh Hamilton también pasaron por allí. El listado es nutrido y
cuenta nombres célebres.
Varios criollos, además de Santana, cuentan historias
felices sobre este mecanismo, que este jueves sirvió para que Héctor Rondón y Ender
Inciarte pusieran un pie en las mayores.
Ramón García vivió lo mejor de su
carrera, tras ser seleccionado en 1996. Endy Chávez todavía es un habitual de
la gran carpa, desde que en 2000 los Reales apostaron por él.
Apenas 6 de los
23 criollos adquiridos en este sorteo hasta 2011 no jugaron arriba: Wilmer Montoya,
Alberto Blanco, Rendy Espina, Reegie Corona, Armando Zerpa y José Antonio Flores.
Es un buen augurio para Rondón e Inciarte, ciertamente.
Pero hay razones para
ser cuidadosos. Casos del pasado ofrecen una idea del camino que enfrentarán
ambos cuando se reporten al spring training.
obligación de pasar toda la temporada en las grandes ligas es una bendición y un
riesgo. El equipo que incumpla, salvo que se trate de un pelotero lesionado (en
cuyo caso, igual debe pasar al menos 90 días en el roster de 25 y el resto en lista de
incapacitados), deberá devolverlo a su escuadra original, después de exponerlo
en waivers, con el castigo adicional de recibir únicamente la mitad de lo que
pagó por su contrato, 25.000 dólares en vez de 50.000.
¿Por qué se lleva a cabo
el draft? Porque hay divisas con abundancia de talento, que a veces dejan por
fuera a quienes en otro lugar posiblemente tendrían una oportunidad.
Para
corregir esa situación, se creó un mecanismo que permite a una novena tomar a
quien no esté protegido, con el objeto de darle ese chance que en su
organización original no recibe. Pero para ser coherentes, ya que la nueva
escuadra considera que el hombre en cuestión está listo para las mayores, se
impone la obligación de mantenerle arriba.
La consecuencia de ese mandato es el
peligro citado. Muy pocos seleccionados han hecho como Josh Hamilton, que desde
su incorporación vio acción como titular. Es más frecuente que los escogidos
sean puestos en el banco, como Marwin González este año, o que sean relevistas
eventuales, como el propio Santana en 1999.
En esos roles, el recluta puede
jugar poco, mantenerse en el equipo y esperar hasta la temporada siguiente,
cuando será devuelto a las menores, sin el peligro de perderse a manos de su organización original.
¿Recuerdan la
primera cosecha del Gocho? Apenas venía de clase A media. Por eso, los Mellizos
sólo lo utilizaron en 30 partidos, 30 juegos en seis meses, en los que dejó
6.49 de efectividad. La idea era mantenerlo en Minnesota y esperar a que
madurara en las menores a partir de 2000.
La apuesta fue un éxito. Pero otros
no tuvieron la misma fortuna.
Cañate es el caso más célebre entre los venezolanos, en ese sentido, y también el primero. Fue
seleccionado por los Azulejos en 1992, luego de batear para .316/.388/.445 en
clase A media. Al año siguiente apenas tomó 47 turnos en la gran carpa, porque
era claro que no estaba listo y también que Toronto no deseaba perderlo.
La
inactividad cobró tributo y la carrera de Cañate se estancó. Nunca regresó al
equipo grande. No volvió a batear más de .242 en las menores. Terminó en el
olvido.
Inciarte, que viene de clase A avanzada, recuerda un poco ese caso,
porque ambos son outfielders y tienen talentos similares. Rondón está más
hecho, ha lanzado en triple A.
El camino que comienzan es duro. Pero guarda una
recompensa preciada al final: una carrera como bigleaguers, si superan los
escollos.
Publicado en El Nacional, el viernes 7 de diciembre de 2012.
