El súper agente ya no es el de antes. Dos venezolanos le han obligado a cambiar sus metos
La frase de
Elvis Andrus fue lapidaria: “Scott Boras es mi empleado. Yo soy su jefe”.
Con la
sencillez de una verdad asumida, el campocorto explicó por qué no esperó a
declararse agente libre y buscar el mejor contrato posible, como recomienda Boras.
No es la primera vez que un pelotero se le impone al súper abogado, reconocido por
sus agresivos métodos de negociación. Pero sólo recordamos dos ocasiones y
ambas protagonizadas por venezolanos.
La reputación del representante está muy
bien ganada. Basta recordar el mega contrato por 252 millones de dólares que le
consiguió a Alex Rodríguez en 2001.
Fue el pacto más grande de su tiempo y logró
que los Rangers pujaran contra ellos mismos, haciendo creer que había una
escuadra desconocida dispuesta a quedarse con el entonces torpedero. Al final,
se supo que la segunda oferta más alta por A-Rod era de los Bravos por 150
millones, ¡102 millones menos que Texas!
no haya adaptado sus modos al nuevo esquema que plantea el mercado, tal vez sea
una mala racha.
Uno de sus principales representados, el relevista José Valverde,
tuvo que aceptar este jueves un contrato de ligas menores de los Tigres, única oferta concreta
recibida por el cerrador dominicano desde que terminó la Serie Mundial.
Ni qué
hablar de otro de sus más célebres jugadores, Francisco Rodríguez, que ha
vivido sus peores tiempos desde que cambió de agencia y se fue con Boras; éste
le recomendó aceptar el cambio a los Cerveceros, por el que dejó de ser
cerrojo; le sugirió no firmar con los Padres por 4 millones de dólares antes de
la zafra pasada, pensando que podía conseguir más dinero; y al no aparecer otra
cosa le llevó a aceptar la oferta de arbitraje de Milwaukee, decisión que le hizo
a ganar un mejor salario, 7 millones, pero que también le valió asumir definitivamente
el papel secundario de setup, lo que, unido a algunas malas salidas y,
posiblemente, a las situaciones de índole personal que ha vivido, le tiene
todavía sin equipo.
Canó pareció entenderlo y despidió a Boras a comienzos de esta semana.
“No
quiero que la posibilidad de ser agente libre se convierta en una distracción”,
razonó el camarero, que tiene claro cuál es su deseo: volver a firmar con los Yanquis
lo más pronto posible, renovando su actual convenio, aunque implique sacrificar
parte del dinero que ganaría si se ofrece al mejor postor.
Es toda una paradoja
que A-Rod le haya enseñado el camino a su compatriota.
Luego de la Serie
Mundial de 2007, Rodríguez tenía la opción de declararse agente libre antes de
tiempo y buscar un mayor sueldo. Boras ejerció la cláusula y los neoyorquinos
dijeron que no pujarían. Días después, el ahora antesalista relevó de su trabajo
al agente y él mismo discutió con el gerente general Brian Cashman las condiciones
de una extensión, que incluyó algunos beneficios, pero no lo que originalmente
se dijo que buscaría el pelotero.
Luego vino el caso de Carlos González,
antecedente directo de Andrus. En 2011, CarGo le impuso a Boras aceptar un
pacto por 7 campañas y 80 millones de dólares, en lugar de esperar las dos
zafras que le faltaban para ser agente libre y conseguir, quizás, entre 15 y 20
millones anuales por 7 años o más.
“Quiero quedarme en Colorado”, explicó el
zuliano.
Las de González y Andrus son cifras fabulosas. Boras recibirá cerca
del 5 por ciento de esos 211 millones que entre ambos cobrarán.
Pero con los
casos del Kid, Canó y Valverde; al recordarle Andrus quién es el jefe y tras la
derrota que sufrió con Kyle Lohse, a quien “únicamente” consiguió tres
temporadas y 33 millones, corren nuevos tiempos para el súper agente.
Publicado en El Nacional, el viernes 5 de abril de 2013.
Buen artículo.. realmente Boras está perdiendo el toque, además de estos casos, está el de Michael Bour al que le consiguió un contrato unos 30 millones menor al que todos esperaban
PD: tengo entendido que a Carlos Gonzales le faltaban era 4 años para la agencia libre, pues el 2010 apenas fue su segunda temporada