Alex Núñez: “Yo vendía maltas en el estadio mientras soñaba con ser pelotero”

Fecha:

El valenciano es el jugador activo con más
tiempo en Aragua. Ha ganado
fama como el mejor bateador emergente de la liga, pero a costa de estar casi
siempre en la banca. Admite que eso le duele, pero lo acepta. Sólo él y Alex Romero han formado parte de la dinastía de los Tigres desde 2002

Alex Núñez
tiene un average de .294 en 12 campeonatos y ha dado 33 hits en postemporadas,
pero su mayor virtud es su personalidad. Él lo sabe. Por eso, su locker en el
estadio José Pérez Colmenares tiene desde hace algunos días unas hojas de palma
en lo más alto. “Es para que vayamos sintiéndonos en Margarita”, responde a
quien le pregunta.


La foto de
una de las celebraciones de los Tigres completa el sorprendente escenario, con
un letrero que dice en letras grandes: Misión Margarita. Quiere jugar otra
Serie del Caribe. Quiere jugar beisbol para siempre. “Todavía soy el mismo niño
uniformado”, confiesa con alegría.
-De niño, bien chiquito, ¿ya jugaba pelota o
había otro deporte?
-El beisbol
fue la pasión más extrema que experimenté en la vida. Desde que tengo uso de
razón. La fiebre era tan grande, que en diciembre nos parábamos a las 4:30 de
la mañana para ir a la Misa de Aguinaldo, que era a las 5:00 am, y la primera
partida la jugábamos a las 5:45 am, detrás de la iglesia.


-¿Cuál es su recuerdo más bonito de entonces,
relacionado con el beisbol?
-Lastimosamente
carecíamos de recursos económicos. Pero en primer año de bachillerato, en 1994,
me fugué del colegio para ir al séptimo juego de la final Caracas-Magallanes. Ese
día le pude dar la mano a Omar Vizquel. Fue un sueño que después jugáramos los
dos en un mismo juego.
-¿Y un recuerdo malo?
-Toda la
vida soñé con representar a Carabobo en los Nacionales. Soy uno de los pocos
peloteros profesionales que no pudo defender a su estado en el beisbol menor.
-¿Usted era caraquista o magallanero?
-Guairista.
Mi ídolo siempre fue Oswaldo Guillén. Pero uno crece, se hace profesional y las
cosas cambian.
-¿En qué momento sintió que el beisbol iba a
ser su forma de vida?
-Toda la
vida. Desde niño. Yo vendí maltas en el estadio José Bernardo Pérez, a los 14
años de edad, y soñaba con ser pelotero. Dije que algún día iba a ser alguien
en el terreno y muchos se rieron. Dios me dio la dicha de debutar en el beisbol
profesional en el mismo parque donde vendí maltas, tres años después. Mi sueño
se hizo realidad cuando el doctor José María Pajés llegó a mi casa, para
firmarme.
-¿Cuál es el momento que atesora con mayor
calidez de su vida en el beisbol?
-Soy de
padres divorciados y mi papá tuvo un ACV que le afectó durante 25 años. Nos la
ingeniamos para llevarlo, convaleciente, en su silla de ruedas, al estadio de
Valencia, el 27 de noviembre de 1999, el día que debuté. Estaba toda mi familia
allí. Nunca más volvimos a estar todos juntos en un estadio: mis papás, mis dos
hermanos, mis abuelos, la familia entera. Mi papá murió tres años después.
-¿Cuál ha sido el mejor de los equipos de los
Tigres, en esa dinastía que comenzó en 2002?
-Creo que
el de 2008, el de la final contra Lara. Estaba lleno de grandeligas
consagrados. Fue un equipo muy maduro, el más sólido.
-¿Y cuál es el batazo más sólido que ha dado en
su carrera?
-No tengo
muchos jonrones. Los puedo contar con los dedos de las manos. Pero un día en el
Universitario, contra Caracas, con tres en las bases, di una línea que sonó
contra la lona antes de que yo llegara a primera. No sentí nada en el bate. Fue
contra Joe Bateman.
-El público y la prensa le reconocen como uno
de los mejores bateadores emergentes que ha tenido la liga. Pero ese
reconocimiento ha sido a costa de no poder jugar todos los días. ¿Eso duele?
-Sí duele. Pasé
de batear sobre .350 un año a ser suplente el año siguiente. Bateé sobre .330
en otra temporada y volví a ser backup un campeonato después. Claro que duele.
Pero nada vale más que ganar, y tienes que ganar en conjunto. Me siento resignadamente
satisfecho, porque he ayudado al equipo, no sólo con mis batazos, sino con mi
actitud. Estoy agradecido con Dios. Lo más bonito ha sido ganarme el respeto de
los jugadores de otros equipos.
-¿Sigue llevando apuntes de los pitchers
rivales?
-Esa es una
adicción. Los escribo y los guardo en la cabeza. Leo la prensa, veo televisión
y escucho mucha radio. El ser humano es una esponja y mi función depende de
aprender mucho. Tengo tres libretas, de 120 páginas cada una, con notas sobre
los peloteros a los que he enfrentado. Yo ando en todo. Me llaman el chico
Google.
-¿Quién ha sido el pitcher más difícil de
enfrentar?
-Por suerte
lo tuve muchos años de mi lado, pero también lo tuve dos temporadas en contra:
Richard Garcés. Nunca pude descifrarlo. Nunca. La última vez me dijo los
pitcheos que me iba a hacer y ni siquiera así. Me tuvo a pan y agua.
-¿Y un gran pitcher al que le haya podido
batear siempre?
-Giovanni
Carrara. Él me atacaba y yo también. No ganó gratis todos sus premios, pero
siempre le hice un plan y pude saltarle adelante.
-Su vida depende totalmente de batear…
-De niño
tuve a un gran maestro, Teolindo Acosta. Eso fue un privilegio que, cuando
crecí, pude entender en toda su dimensión. Compartió muchas ideas conmigo. Hice
una jaula de bateo en mi casa, y bateaba a las 2:00 o 3:00 de la mañana. Mi
mamá se ponía brava, porque no la dejaba dormir. Como no conseguía quien me
pitcheara en la madrugada, tenía mi batting
tee
. Era mi forma de relajarme. Y lo sigo haciendo. El bateo es una cosa
maravillosa. Uno se ciega, allí en el home. Tengo un poder de concentración tan
bonito, que escucho hasta el suspiro del lanzador cuando hace el pitcheo. Pararme
en el plato es la experiencia más maravillosa que he tenido. Soy un enamorado
del sonido del bate.
-¿Cuál es la ciudad que más ha disfrutado como
pelotero?
-Quebec, en
la CanAm League. Fuimos dos veces campeones y una vez subcampeones. Es una de
las 10 ciudades más bellas del mundo y jugábamos en el downtown. Espectacular.
Tres culturas mezcladas: la francesa la estadounidense y la canadiense. Una
arquitectura espectacular, la comida, la gente, el clima. Todo espectacular.
-¿Qué es lo más raro que le ha pasado en un
terreno de juego?
-Estaba
bateando en Maracay y montaron una seña de squeeze play. Buddy Bailey no montó
una seña de squeeze play en más de 10 años y me tocó a mí. Cuando venía el
pitcher, se fue una torre de luz, detrás del home. Me enterré en el home, para
que no me pegara la pelota. Pero el pitcher nunca la tiró, se cayó. Fue
comiquísimo.
-¿Y la emoción más grande dentro del diamante?
-La final
que decidió aquel batazo de Alexander Romero. Me quedé mudo por tres minutos,
después de que ganamos. Estuve sin aliento. Pensé que me había dado algo. Es el
inning más fabuloso que se ha jugado en nuestro beisbol.
-¿Imagina su vida fuera del beisbol? ¿Qué hará
cuando se retire?
-Aspiro y
espero estar en el terreno, como coach. Me gustaría hacer televisión, escribir,
ser un crítico del beisbol, aunque mi prioridad sería estar uniformado. No me gustaría
ser scout, porque no quiero decirle a alguien que no tiene talento para jugar. Que
lo firme otro y yo lo mejoro como coach. Varios scouts me dijeron que yo no
tenía talento y eso me reventó el alma, aunque me motivó a ser el que soy.
Quiero terminar mi vida en un terreno de juego.
-¿Cuántos hits le queda por dar?
-Dios dirá.
Gracias a Dios todavía estoy sano. Soy el pelotero con más tiempo con los
Tigres y aspiro a terminar mi carrera con ellos. Todavía soy el mismo niño
uniformado. Estoy feliz con lo que hago. Mientras tenga al niño por dentro,
seguiré jugando beisbol.
El dato

Núñez fue uno de los mejores bateadores de la temporada 2005-2006, en la que
bateó para .354 como infielder titular, con .865 de OPS


Publicado en El Nacional, el domingo 22 de diciembre de 2013.
Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

1 COMENTARIO

  1. Lo unico que critico de Alex Nuñez fue en un juego vs Leones en el cual el Sr se burlaba de los peloteros porque habia conectado un hit. Vaya mal ejemplo para la afición y la población en general. Eso propicia que el contrario también caiga en lo mismo y peor.

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