Yo era un muchacho que estaba comenzando la Universidad cuando decidí alejarme de una pasantía en una organización política, pues quería evitarme problemas, en un país polarizado, y pensé que la mejor manera de seguir ejerciendo lo que tanto me apasionaba y lo que estaba estudiando era en el ámbito deportivo.
Allí le planteé a Ángel Pinto Vaamonde, actual vicepresidente de FM Center, la idea de comenzar a hacer una página web, que era un hobby que tenía cuando era adolescente.
Así nació con mucho entusiasmo un proyecto personal que para mí fue muy importante y me permitió dar pasos importantes en la carrera: beisbolvenezolano.net.
Con profundo dolor lamentamos informar el fallecimiento de nuestro Presidente Luis Ávila E.
Fue un hombre de beisbol e inmejorable persona, quien siempre sintió pasión por nuestro equipo.
Nuestro más sentido pésame a su esposa, sus hijos, familiares y amigos.
Paz a su alma. pic.twitter.com/J1m1uxBkMe
— Leones del Caracas (@leones_cbbc) August 5, 2021
Como no teníamos experiencia en el medio y muy poca en lo profesional, tratamos de formarnos nosotros mismos para ir iniciando.
Éramos sólo unos muchachos con un sueño, pero a Luis Ávila eso no le importó cuando a mediados de 2008, la Organización Cisneros le entregó la presidencia de los Leones del Caracas.
Ya había conocido a otro amigo periodista, Jean Carlos Arias, que también tenía un blog de béisbol en Noticias24 llamado Comandante del Beisbol.
Juntos le pedimos a Luis que nos concediera una entrevista para hablar de su ascenso y accedió.
Así era él: amable, educado y siempre dispuesto.
La solicitud era pertinente, no solo por la noticia de su promoción, sino porque habían trascendido los problemas internos entre Carlos Hernández y Henry Blanco.
Allí empezó a nacer una amistad que se extendió por más de 12 años y un apoyo incondicional a mi carrera que siempre valoré. Lo sigo haciendo.
En ese lapso, puedo decir que jamás tuvo una mala actitud, más bien siempre fue sincero y dispuesto a responder cualquier duda e incluso a cualquier hora, si la premura del trabajo lo ameritaba.
Cuando iba al estadio era sensacional encontrarse con él porque siempre tenía anécdotas memorables que compartir.
Era un gran conversador.
Podías estar hablando fácilmente dos horas con él y siempre tenía una historia que compartir sobre sus viajes al Spring Training, la firma de importados, reuniones con potenciales managers en pueblos lejanos en Estados Unidos y un montón de anécdotas que lograban atraparte y pasar horas disfrutándolas.
En mayo del año pasado, en plena etapa inicial de la pandemia, pensé que sería agradable que compartiera muchas de esas vivencias con ustedes, aquellos que han seguido mi proyecto de The Beatwriter, en YouTube.
Él accedió, como siempre, pero en el inicio de la charla me confesó que no sentía que era tan importante como para tener una entrevista de esa naturaleza.
Pero aceptó compartir sus experiencias cuando era un muchacho e iba al Estadio de San Agustín y después al Universitario, cuando era estudiante.
Fueron dos horas que volví a disfrutar un montón con sus recuerdos de infancia y sus inicios como un alto ejecutivo dentro de la Organización Cisneros.
Me sentí satisfecho con el resultado, para mostrar otra cara de Luis, la que pudimos conocer quienes compartimos con él mucho tiempo y ver otro ángulo más allá de las redes sociales y la prensa.
Fue una charla sin filtros, pero apasionante como lo que él sentía por el béisbol y por su equipo.
Y también mostrar al ser humano que siempre estaba pendiente de sus amigos y allegados.
Cuando mi papá murió en octubre de 2012, fueron días difíciles.
La temporada de la LVBP ya estaba en marcha y estoy seguro de que Luis tenía mil ocupaciones y aún así se tomó el tiempo de acercarse en el estadio a darme un abrazo de solidaridad en ese momento tan difícil para mi, y hasta un correo bien bonito me mandó, que aún conservo.
Lo mismo hizo cuando, finalmente, pude graduarme de Comunicador Social.
“Muchas felicidades, amigo”, me escribió en un correo.
Él sabía lo mucho que había costado, y uno valora esos gestos de la gente que aprecia.
No hubiera querido que aquella conversación de mayo del año pasado hubiera sido la última, pero espero que sirva para ver otra cara de quien fue una buena persona más allá de sus labores al frente de los Leones del Caracas.
Gracias por todo el apoyo incondicional en estos años y por la amistad.
Descansa en paz, Luis.
Por Marcos Grunfeld
Que bellezas de palabras para mi gran cuñado , un hombre excepcional