Los Medias Rojas de Boston buscaron a Kike Hernández en el mercado de agentes libres pensando entregarle la segunda base y aprovechar eventualmente su notable versatilidad para jugar en cualquier parte del diamante.
Hoy celebran contar con un delgado súper utility que al llegar los playoffs se ha convertido en un verdadero Supermán.
Hernández largó otros dos hits el sábado, para llegar a 15 en sus últimos 5 juegos de postemporada. Es un despliegue insólito. Nunca un bateador había sumado tantos cohetes en un lapso tan corto durante la acción decisiva de octubre.
Pero no solo ha sido producción a raudales. El puertorriqueño ha terminado convertido en el centerfielder titular de los patirrojos. Y es cierto que Jackie Bradley Jr. es punto menos que incomparable en esa pradera. Pero este impetuoso boricua está haciendo méritos para labrar su propia reputación, incluso con el guante.
Hernández fue casi una apuesta personal de su compatriota Alex Cora, el manager de los bostonianos. Él y el venezolano Marwin González llegaron juntos en el receso invernal, con la tarea de rotarse en varias posiciones como principal meta y quizás terminar en la segunda almohadilla, entonces abierta a disputa.
Hoy están en bandos contrarios. González fue dejado cesante a mitad de camino y firmó con los Astros de Houston, semanas atrás.
El nativo de San Juan en efecto pasó por segunda y el short durante la campaña regular. Pero su principal rol fue llenar el vacío dejado por Bradley Jr., hoy reserva de los Cerveceros de Milwaukee.
No fue una fuerza protagónica entre abril y septiembre. Dejó promedios de .250/.337/.449, con .786 de OPS. Pero sus 35 dobletes y sus 20 jonrones ya sugerían algo. Jamás había sumado 58 extrabases en un torneo. Es el efecto de dejar ese paraíso de lanzadores que es el Dodger Stadium para ir a un polígono de tiro como el Fenway Park.
Pero también es el producto de un pelotero que, a sus 29 años de edad, parece estar en el mejor momento de su carrera.
Hernández está encendido. En esos 5 choques que comenzaron el 8 de octubre, ante los Rays de Tampa Bay, hasta el segundo duelo de la Serie de Campeonato contra los Astros, consiguió 4 tubeyes, 5 cuadrangulares, 8 anotadas y 9 empujadas, con esos 15 hits que tienen a la afición de los Medias Rojas constantemente levantada de sus asientos.
Sus 34 bases alcanzadas en ese lapso representan otro récord en la historia de los playoffs para un lapso de 5 choques. También lo son sus 9 extrabases.
Pero esta explosión no viene de la nada. Hernández es un competidor. Estos son sus séptimos playoffs en la MLB. De por vida se embasa a un ritmo de .362 en esta etapa, contra solo .318 en campañas regulares. Y lo mismo pasa con su poder, pues mejora su slugging de .430 a .571 cuando se trata de octubre.
Eso se refleja en un OPS digno de los más grandes. En su carrera exhibe un robusto .933, para ubicarse entre notables aporreadores.
Y es que a Hernández le gusta el reto de pelear por el anillo de la Serie Mundial. Disfruta ser protagonista y transformarse cuando el otoño llega.
«Cuando tienes éxito en la postemporada, eso aumenta tu confianza», ha dicho el toletero derecho. «Siempre espero estar a la altura de las expectativas».
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Está mucho más arriba de eso, en realidad. Barry Bonds tuvo .936 de OPS en la acción decisiva de octubre. Reggie Jackson se retiró con .885. Derek Jeter logró .838.
Hernández no desluce al lado de esos sonoros nombres, cuando se trata de jugar al todo o nada. Porque el nativo de Puerto Rico pasa de ser un súper utility a ser un Supermán cuando llegan los playoffs.
Por Ignacio Serrano
Publicado en El Tiempo Latino, de Washington, y El Planeta, de Boston, el domingo 17 de octubre de 2021. Aquí el original.