EL EMERGENTE. Analicemos el cambio entre Águilas y Tiburones

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EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

Dos cambios ocurrieron la semana pasada en la LVBP. Apenas unas horas discurrieron entre uno y otro pacto. Y toca analizar cada uno de ellos, comenzando por el primer acuerdo, el que cerraron las Águilas del Zulia y los Tiburones de La Guaira.

Recordemos el canje: el receptor y ex grandeliga José Briceño (en la foto) pasó a los escualos junto al relevista Wil Changarotty, con el pitcher y ex bigleaguer Eduardo Jiménez haciendo el camino contrario al lado del infielder Eduardo Torrealba.

Hay varias maneras de ver este traspaso. Una de ellas, evaluando a priori el recorrido de los cuatro involucrados. Briceño y Jiménez tienen un estatus más o menos similar, en tanto que Changarotty y Torrealba también son equiparables. Los primeros dos tienen experiencia en el Big Show, mientras que los otros dos muestran, hasta ahora, un recorrido discreto en el profesional.

Ese, por supuesto, es un análisis demasiado simplista. Aunque también permite echar las bases del balance general.

Los Tiburones reciben al pelotero que de los cuatro más impacto ha causado en la LVBP. Pero se trata de alguien que está en deuda últimamente, un toletero que ha producido por debajo de las expectativas recientemente.

Tanto Briceño como Torrealba han dividido 2023 entre dos categorías de Ligas Menores. El catcher ha estado entre Doble A y Triple A, y el infielder lo ha hecho entre Clase A avanzada y Doble A. En cambio, Jiménez y Changarotty vienen de lanzar en la Liga Mayor de Beisbol.

Como se ve, parece haber equilibrio en el convenio, se vea por aquí o por allá. Así que toca simplemente analizar el impacto que puede ocurrir en cada divisa.

La Guaira gana otro receptor. Cuenta ya con casi una decena de ellos para la temporada 2023-2024. Pero Briceño no debe ser visto exclusivamente como careta en el bando litoralense. Si puede pegarle a la pelota como en sus mejores tiempos, debería alinear frecuentemente como inicialista y designado, también.

El caraqueño no ha estado muy productivo este año. Se ha combinado para dejar promedios de .221/.264/.309 en 144 apariciones legales, con 3 jonrones, 6 extrabases y 14 empujadas en 37 juegos, dentro de la organización de Kansas City.

Briceño impactó cuando se mostró por primera vez con el Magallanes y fue una estrella con el madero en 2020, con el Zulia, así como en 2021, en circuitos independientes. Ha sufrido un retroceso desde entonces. Quizás le haya afectado batear en el difícil estadio Luis Aparicio. Quizás.

Si batear en el Universitario puede revertir esa decadencia, los Tiburones sacarán provecho de un madero que tiene poder. Pero ciertamente se trata de una apuesta. Con 30 años de edad, en el papel, todavía podría tomar un segundo aire.

Entregar a Torrealba pesa menos para los escualos, porque su presencia apenas se notó en el parque de la UCV y su gran virtud es la defensa. Los litoralenses tienen infielders suficientes para cubrir su marcha. De hecho, el nativo de Barquisimeto nunca fue una pieza clave en la estructura guairista.

El joven nacido en Barquisimeto tiene 24 años de edad y ofrece a los rapaces la posibilidad de usar un guante de élite en el short, en segunda o en tercera. Él lo es. Eso no era una prioridad para los salados, que tienen sus necesidades cubiertas en este aspecto. Pero sí era prioridad para las Águilas, lo que representa una ganancia importante.

Torrealba es prospecto de los Yanquis y pareciera tener un guante de primera categoría. Eso sí, todavía le falta probar que puede batear el pitcheo de mejor nivel. En 2021 ligó para .299, con .751 de OPS en tres categorías, pero desde entonces le ha costado replicar aquello. Comenzó bien 2023, en Clase A avanzada. Pero volvió a bajar el paso al ser subido a Doble A.

Si los aguiluchos están buscando un defensor plus, como parece ser, tienen con qué estar contentos. Bastará ver si el recién llegado puede convertirse en un bateador de líneas, para rendir en Venezuela. Y ceder a Briceño pesa menos, si se recuerda que últimamente no era opción detrás del plato en Maracaibo.

Allá cuentan con José Herrera y José Godoy para llevar los aperos. También son parte del equipo Salvador Pérez y el súper prospecto Ethan Salas, aunque no parece realista hacer planes con ellos. Si se presentan, bien, jueguen lo que jueguen.

El papel de Briceño queda en manos de otro veterano ex grandeliga, Héctor Sánchez. José Álvarez es un catcher que actualmente está en Doble A. Y en Clase A se han mostrado jóvenes como Andrick Nava, Omar Martínez y Jesús Galiz.

La otra parte del cambio es la que involucra a los dos lanzadores. ¿Tiene sentido traspasarse a un relevista por otro? Pues la verdad es que sí, si se tiene en cuenta que ambos podrían tener roles diferentes. Porque Changarotty era un apagafuegos intermedio y las Águilas esperan que Jiménez ayude a preservar ventajas en los últmos innings, dejando en pitchers más jóvenes el tipo de trabajo con menos presión que tuvo el que se va.

En ambos casos estamos ante una apuesta. Porque ninguno de estos monticulistas viene de grandes cosechas, que hagan pensar en un papel protagónico en la 2023-2024.

Jiménez es quien tiene las mejores herramientas. Llegó a tirar la recta a 98 millas por hora cuando iba camino a las Mayores, pero se descarriló después de eso. Se perdió toda la temporada 2020, pese a tener contrato con Arizona, y ya no pudo volver al sistema MLB. Con los Tiburones lanzó poco, sin lograr la consistencia anhelada.

En La Guaira esperan que Changarotty tenga cierta responsabilidad en el bullpen, como la ha tenido en la Liga Mayor. Ambos pertenecen a los Senadores en el circuito de verano. Pero les toca demostrar que pueden rendir a la altura de lo que esperan de ellos sus nuevos patronos en la LVBP.

Porque el zuliano tendrá que sobrevivir en el difícil Universitario, a pesar de haber reducido su capacidad ponchadora en los últimos años. Y el sucrense tiene que sobreponerse a su tendencia al descontrol, para sacar provecho a su pesada recta.

Este no es un cambio de esos que de inmediato parecen impactar la capacidad de uno u otro para aspirar a la corona. Pero no deja de ser un canje interesante, de esos otros que también son necesarios para estructurar un roster competitivo. Águilas y Tiburones esperan haber logrado cosas que deseaban –un guante seguro para la llave de dobleplays y un bate que pueda soltar extrabases–. Y completan con una apuesta por ese tipo de lanzadores intermedios que, cuando tiran strikes, pueden llegar a convertirse en piezas clave en el beisbol invernal.

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(Ignacio Serrano)

Fotos: @angels

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Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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