Por Marcos Grunfeld
Carlos Zambrano vivió episodios estelares en las Grandes Ligas, como uno de los mejores escopeteros nacidos en Venezuela. El «Toro» fue el tercer pitcher de su país en tirar un juego sin hits ni carreras, dio grandes batazos, a pesar de su profesión y protagonizó encuentros estelares, pero siempre será recordado por su explosiva personalidad.
Aquello resaltó más que nunca el 12 de agosto de 2011, un día que marcó la carrera del carabobeño para siempre. Los Bravos de Atlanta le recetaron ocho carreras y cinco jonrones. La rabia se apoderó como nunca de él e hizo honor a su apodo. Es por ello que recogió sus cosas y se marchó del estadio antes de que finalizara el juego, cosa que no le cayó bien a sus patronos que le suspendieron y no le quisieron más en el Wrigley Field.
«Voy a decir la verdad aquí, les dije a todos en el vestuario, en inglés, que yo era una porquería y que no merecía ganar lo que estaba ganando. Me voy para mi casa y les dejo el resto del dinero. Fui a mi casillero, recogí mis cosas, pero no me las llevé».
CARLOS ZAMABRANO A EL EMERGENTE / THE BEATWRITER
El embajador vinotinto no se refugió en psicólogos ni terapias para tratar aquello que fue tan evidente durante su exitosa trayectoria. Su solución ha sido aferrarse a la fe cristiana. Allí ha encontrado la respuesta para calmar su temperamento y reconoce sentirse mejor para abordar mejor aquellos capítulos que le causaban tanta molestia.
«He tenido tantas pruebas que creo que he superado todo eso», confesó en quizás una de las más sinceras conversaciones que ha sostenido con la prensa. «Pienso que desde que tengo a Cristo en mi corazón, mi vida cambió».
Carlos Zambrano trató de hacer las paces con la directiva de los Cachorros, tan pronto como al día siguiente de su rabieta. El derecho fue al Wrigley Field, como un día normal, pero no le abrieron las puertas. Los ejecutivos le suspendieron por el resto de esa contienda y cinco meses después lo enviaron a los Marlins de Miami en donde concluyó su paso por Las Mayores.
El porteño colgó los spikes con 3.66 de efectividad, siendo el quinto venezolano con más innings en su brazo y el cuarto con más abanicados. En una época donde los pitchers aún bateaban, obtuvo tres Bates de Plata y asistió a tres Juegos de Estrellas.
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«Cuando me cayeron a palos, ese día, me molesté conmigo mismo. El problema no fue con los Cachorros ni con nadie en el clubhouse. Mi error fue irme antes de que terminara el juego. Yo nunca renuncié al equipo, pero ya Chicago estaba cansado de Carlos Zambrano y se dijo eso».
CARLOS ZAMBRANO A EL EMERGENTE / THE BEATWRITER
(Marcos Grunfeld)
Foto: @Marlins
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Siempre fui un admirador de Carlos, me gustaba mucho verlo lanzar y la fuerza con el bate, lastimosamente su carácter lo poncho.
De verdad que me alegra mucho que tenga a Cristo en su corazón su vida cambio como el dice de verdad lo felicito es una gran persona y ser humano.lo errores quedan atrás toro con Cristo todo es nuevo éxitos y DIOS te bendiga