EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

Robert Pérez, Eliézer Alfonzo y César Izturis volverán a jugar en la LVBP. La pretemporada del beisbol venezolano se llena de ilusiones, como siempre. Pero también de nostalgia.

Son los hijos de antiguas estrellas que piden abrirse paso en el beisbol invernal local.

Las prácticas que los ocho equipos llevan a cabo en otros tantos parques han sido pródigas en noticias de este tipo. El Magallanes recibió con los brazos abiertos a dos prospectos de apellido linajudo en nuestros diamantes, por ejemplo. Se trata de Yorvis Torrealba, el hijo de Yorvit Torrealba, y Renny Hidalgo, vástago de Richard Hidalgo.

Ya teníamos ejemplos recientes y no tan recientes de esta tropilla de descendientes de gatos que desean cazar ratones en la LVBP. Juniel Querecuto, hijo de Juan Querecuto, ha sido pieza fundamental del Cardenales durante casi una decada. Aunque aquí se han invertido los papeles, ya que Juniel es el grandeliga de los dos, un sueño que el padre no consiguió.

Otro miembro de la familia, el pitcher Juan Querecuto Jr., debutó el año pasado con Lara.

Pero lo de esta pretemporada tiene el atractivo de que muchos de estos jóvenes son claros prospectos en sus organizaciones. Y varios de ellos tendrán la oportunidad de ganarse la titularidad.

Robert Pérez Jr. es el primero. Se entrena con los pájaros rojos y lleva el mismo número 51 de su padre, retirado por la divisa y vuelto a activar por gracia de La Pared Negra.

El junior viene de una campaña aceptable en Doble A (17 jonrones, 63 empujadas en total) luego de destrozar un año antes Clase A. Tiene 23 años de edad y en Cardenales quieren darle el chance.

«Tenía muchas ganas, muchísimas», confesó el joven Robert. «Tenía muchas ganas de poder jugar aquí, donde tanto entrené antes de firmar, donde vi a mi padre jugar. Y por fin se dio».

Cesar Daniel Izturis ya debutó en la LVBP. Tiene tres torneos de experiencia en el país, como jugador de reserva. Pero quizás encuentre una puerta abierta para jugar regularmente al inicio, ante la ausencia del prospecto Javier Sanoja y de los bigleaguers Querecuto e Ildemaro Vargas, que se incorporarán más tarde.

Izturis papá está a cargo de los entrenamientos larenses. Será el coach de banca del manager Henry Blanco, todavía ausente en Barquisimeto. Y su heredero acaba de batear para .271 en Novatos, con .864 de OPS. Jugó en un circuito bajo, es cierto, pero puso sus mejores números ofensivos hasta ahora.

Eliézer Alfonzo Jr. acaba de incorporarse a los Leones y ya prepara su debut en la liga. Es catcher, como lo fue su padre, quien además es el líder jonronero de todos los tiempos en la liga. Su posición sugiere que todavía está muy verde, con solo 2 juegos en Doble A. Pero de por vida batea para .294 con .747 de OPS en sus seis campeonatos en las granjas de los Rockies de Colorado. Está creciendo como bateador.

El Caracas jugará contra Caribes para empezar la 2023-2024, en el estadio Monumental. Y ahora Alfonzo papá es coach de Anzoátegui. Esperemos que el manager José Alguacil se anime a regalarles ese recuerdo imborrable, el de un estreno uno delante del otro, y en tan magnífico escenario.

«Estoy mentalmente preparado», declaró el joven receptor ante los reporteros, este martes. «Me siento motivado, porque voy a jugar ante mi familia y esta gran afición caraquista».

Torrealba e Hidalgo se alistan en el José Bernardo Pérez. Ambos son jardineros, aunque el recorrido de cada uno sugiere que solo el primero podría colarse en más de un juego.

El hijo del grandeliga Yorvit Torrealba puede cubrir las tres praderas y es un bateador interesante, con .272 de average en su carrera, OPS de .721 y un tope de 26 bases robadas en 2021. Solo pudo jugar 20 encuentros esta temporada, todos en Triple A.

«Desde que tengo uso de razón quise ser beisbolista», le dijo Yorvis al periodista José Ángel Rodríguez, en Valencia. «Me cuenta mi mamá que cuando tenía dos o tres años agarraba el set de catcher de mi papá, las pelotas, los bates, y jugaba por toda la casa».

Renny, el vástago del estelar Richard Hidalgo, tiene menos recorrido en el sistema MLB. Saltó al profesional en 2021, cuenta 20 años de edad y acaba de batear para .229 entre Novatos y Clase A media. Pero lleva el beisbol en la sangre. Al igual que los otros seis.

Y no son los únicos. Herbert Pérez, otro hijo de Robert Pérez, y Christian Cairo, hijo de Miguel Cairo, también juegan pelota rentada. Y Tucupita Marcano, hijo de Raúl «Tucupita» Marcano, ha hablado de su deseo de por fin jugar con el Magallanes, algo que pone en duda la cirugía que cortó su más reciente zafra con los Piratas de Pittsburgh en el Big Show. Son los hijos de gatos, de esas antiguas estrellas que tanto animaron los diamantes venezolanos. Y puede que pronto escuchen los aplausos de los mismos que antes ovacionaron a sus papás.

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(Ignacio Serrano)

Fotos: Wiki Commons

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