EL EMERGENTE
Por Ignacio Serrano
Una mayoría de analistas en la MLB asegura que el cambio entre los Marlins y los Mellizos, ese que involucró a Luis Arráez y Pablo López, ha sido uno de los más parejos que se hayan conocido en los últimos años.
Cada equipo consiguió lo que buscaba, es lo se dice, con mucho juicio.
Miami quería potenciar su ofensiva y tenía pitcheo abridor para entregar como pago. Y obtuvo nada menos que a un campeón bate, uno que lo fue en 2022 y que hizo historia en 2023, al repetir la distinción. Minnesota, por su parte, podía sacrificar a un infielder si era para agregar un buen iniciador. Y lo logró, al recibir a quien terminó siendo su pitcher con más victorias, aperturas, innings y ponches propinados en esta temporada.
Octubre acaba de darnos argumentos adicionales en ese sentido.
Arráez resultó pieza clave en la clasificación de los Marlins a los playoffs. Sin él en el lineup, habría sido improbable que avanzaran como uno de los comodines.
López, por su parte, lleva dos presentaciones brillantes en esta postemporada. Fue crucial ante los Azulejos, en las Series del Wildcard, y acaba de silenciar a los Astros, en las Series Divisionales. Los Mellizos tienen cara de finalistas en la Liga Americana, gracias al aporte del zuliano.
Sí, hay razones suficientes para pensar que este cambio fue parejo y que ambos clubes lo ganaron.
Salvo por un detalle que a menudo se deja por fuera. Y obviamente no estoy hablando de que los gemelos siguen con vida y los peces no. Aunque podría ser el argumento de algunos, eso no quita que las dos organizaciones consiguieron exactamente aquello que estaban buscando.
Ese detalle que a menudo se deja por fuera son los otros nombres que formaron parte del canje.
Esos dos son también venezolanos. Porque este traspaso es histórico para Venezuela, en muchos modos. La presencia de Arráez por López lo indica. Pero también el hecho de que los cuatro involucrados fueran todos venezolanos, incluyendo a dos prospectos de talento: José Salas y Byron Chourio.
Es verdad que Salas y Chourio todavía no aportan nada a Minnesota. Son jugadores de Ligas Menores. Pero en ningún caso fueron el relleno que completó la transacción.
Ambos están rankeados entre los mejores prospectos de su nueva organización.
Salas cierra 2023 como el número 17 entre los mejores talentos jóvenes de los gemelos, tras comenzar en el puesto 93 del escalafón de Baseball America. Es shortstop y por él Miami pagó un bono de 2,8 millones de dólares cuando tenía 16 años de edad.
Es cierto que acaba de tener una cosecha muy discreta entre Novatos y Clase A, con apenas .188 de average. Pero tiene torneos de 33 y 22 bases robadas desde 2022. Y apenas tiene 20 años de edad, con tiempo por delante para desarrollar su ofensiva.
Chourio es más joven, apenas tiene 18 y solo ha jugado en Novatos. Pero en sus 77 juegos en las Menores batea hasta ahora para .318, con .424 de promedio de embasado y 23 estafas. Es el número 26 en el ranking de MLB Pipeline.
Dice Baseball America que tiene brazo y velocidad por arriba de promedio, excelente para un outfielder. Y esperan los scouts que sea capaz de desarrollar poder.
Son dos joyas sobre las que aún se habla poco. Pero tienen enorme potencial. Por eso son joyas.
López ha florecido como el pitcher que pintaba ser desde que llegó a las Grandes Ligas. Acaba de lograr su primera temporada de 200 ponches y es el as de los Mellizos en estos playoffs. Arráez, por su parte, es el primer bigeaguer que consigue títulos de bateo en campañas consecutivas y ligas diferentes. Es difícil hallar más paridad allí. A menos, claro, que agreguemos a dos talentos del calibre de Salas, que, por ahora, son candidatos ambos a jugar también en las Grandes Ligas.
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(Ignacio Serrano)
Fotos: Wiki Commons
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