El hijo reaviva la leyenda del padre. Carlos Martínez no pudo desplegar todo el talento que tenía, según los scouts, pero su hijo José parece estar aquí para continuar con su legado
Dos veces atronó la tribuna, al compás de la samba, el coro legendario que Carlos Martínez hizo popular en el estadio Universitario.
“¡Café! ¡Café!”, gritaron a toda garganta más de 7.000 aficionados de los Tiburones en el parque capitalino. Bastaba cerrar los ojos para imaginar una escena de hace 15 o 20 años, cuando Martínez era considerado por los scouts como el mayor talento natural que tenía el beisbol venezolano. Pero no. La escena ocurrió el domingo pasado.
“Ese respaldo de los fanáticos me llena de orgullo y felicidad”, aseguró José Martínez, “Cafecito”, el hijo del fallecido grandeliga y uno de los novísimos motores ofensivos de los Tiburones. “Oír eso me sirve de estímulo para trabajar el doble”.
La Guaira hizo algo inusual esta temporada: saco del retiro el número 40 del “Café” y se lo entregó a un pelotero activo. “Cafecito” lo pidió así; anhelaba llevar en la espalda la marca distintiva de quien le legó el apellido y la misma estampa delgada, casi desgarbada, con que camina desde el clubhouse a los diamantes venezolanos.
Martínez padre es uno de los tres peloteros que han disputado 15 temporadas o más con los escualos, junto con Luis Salazar y Raúl Pérez Tovar. Aparece entre los tres mejores de la divisa en tubeyes e impulsadas.
Fue el último miembro legítimo de la “Guerrilla” que dominó en los años 80 y, aunque nunca desplegó todo el talento que se le atribuía, por causas ajenas a los campos de pelota, se encargó, antes del adiós, de dejarle en claro a decenas de jóvenes peloteros que para brillar no sólo es necesario tener condiciones, sino trabajarlas a fondo.
Oír a Martínez hijo es escuchar las palabras del ex infielder en sus últimos días.
“Todo lo que he logrado esta temporada es producto de la concentración”, repite una y otra vez. “Todo es concentración y trabajo duro cada día. Le agradezco al ‘Cachi’ (Oscar Salazar), a Grégor (Blanco), a (el coach) Lino Connell por todo el aprendizaje, por todo el tiempo que han dedicado para hacerme mejor pelotero”.
El “Cafecito” ya batea para .293, después de un comienzo frío. Ya suma 7 tubeyes y tiene .352 de promedio de embasado. A sus 23 años de edad, comienza a afirmarse en la alineación y a lucir como una pieza legítima en el futuro inmediato de la franquicia.
Para que la gente en las tribunas siga bailando.
José “Cafecito” Martínez se ha visto afectado por las lesiones en el norte. Aún así, terminó 2011 en doble A, con una cosecha global de .307/.344/.408 en las granjas de los Medias Blancas
Publicado en la primera edición de El Nacional, el martes 6 de diciembre de 2011.
