Tres boletos seguidos, sin outs, del abridor Harvey García en el primer inning hacen sonar las alarmas. La entrada sale barata, porque los Caribes sólo anotarán una, pero se siembra la duda, que crecerá en el segundo con el jonrón de Eliézer Alfonzo y el doble empujador de Alexi Amarista. Los Tigres están estupefactos. La fiesta de Anzoátegui es grande.
Buddy Bailey no espera un envío en el tercer inning y ordena el ingreso del novato César Ciurcina para el tercer acto. Es una jugada maestra. Ciurcina llega controlado, a diferencia de Harvey García, y sólo permitirá un hit a sus contrarios, llevando el encuentro hasta el sexto pasaje, un territorio donde ya pueden ingresar los mejores brazos del bullpen aragüeño.
Wilson Ramos no iba a pasar la serie sin jonrones. No hay bateador con más fuerza en el lineup de los Tigres y tenía .125 en la final. Sus primeros tres batazos de la noche, todos sólidos, fueron un augurio de lo que estaba por venir, como probó José Rojas. Le hizo swing al primer pitcheo y la botó por el center con dos en base, dando ventaja inalcanzable a los bengalíes.