Omar Vizquel hizo historia «silenciosamente» en Phoenix. Dijo haberse quitado un peso de encima al romper la igualdad que tenía con Luis Aparicio y llegar a 2.678 hits.
El hit número 2.678 en la carrera de Omar Vizquel salió disparado al jardín derecho. Fue una línea bien conectada ante el veterano Jon Garland, que tomó por sorpresa al alto mando de los Cascabeles de Arizona.
«No sabían por qué estaba pidiendo la pelota», señaló Vizquel entre risas, poco después de despertarse, ayer, como el venezolano con más imparables en la historia de las grandes ligas, gracias a ese indiscutible que le dejó por arriba de Luis Aparicio.
No hubo fiesta en el Chase Field, hogar de los desérticos, ni anuncios en las pantallas o a través del sonido interno.
El departamento de Relaciones Públicas de las serpientes desconocía que un capítulo brillante en la pelota criolla acababa de escribirse en ese primer inning del jueves.
«Todo pasó silenciosamente», señaló el torpedero de los Rangers de Texas. «Mis compañeros aplaudieron en el dugout y me felicitaron los venezolanos que juegan en Arizona: (Miguel) Montero, (Gerardo) Parra y (Juan Carlos) Gutiérrez. Pero más nada. Cuando se enteraron, pusieron algo en la pizarra, pero ya era el quinto inning».
La discreción con que Vizquel vivió su mayor momento en el beisbol no se correspondió con el alivio que sintió al completar la faena.
«Por fin salí de eso», respiró.
«Ya no tendré que responder más preguntas ni esperar a ver cuándo voy a jugar. Podré relajarme, sin estar pendiente de tener que dar otro hit».
La admisión que hizo Vizquel a través del teléfono podría considerarse arriesgada. Después de todo, le queda otro reto, porque amaneció ayer con 2.667 incogibles como torpedero, 7 menos que Aparicio, dueño del récord absoluto para la posición.
Él tiene una explicación, para justificar su alivio: «No es lo mismo, porque la marca que más me importaba era esta: ser el venezolano con más hits en la historia».
Andruw Jones le había ofrecido una botella de champaña para festejar el momento, pero no hubo tiempo para descorchar. El gran momento del capitalino concluyó entre apuros y con un toque de soledad.
«El juego se extendió, luego nos fuimos al aeropuerto y llegamos (a Arlington) a las 5:30 de la mañana», relató. «Yo creo que esa botella se echó a perder, de tanto que esperamos. Y como no estaban mis amigos ni mi familia, no hubo chance de celebrar».
Vizquel llegó a 2.676 hits el domingo 7. Pasaron casi tres semanas para poder consumir los 12 turnos que necesitó para dar el par de inatrapables de empatar y superar a Aparicio.
El caraqueño llegó a la cifra en 2.709 juegos, lo que le da una relación de prácticamente uno por encuentro. Más importante que eso, el nuevo rey del hit tiene 415 turnos menos de los que sumó en su carrera el zuliano inmortal.
Vizquel pasó semanas diciendo que este registro era la coronación de su carrera.
«Ahora lo digo con más orgullo», afirmó. «Nunca esperé que algún día sería el venezolano con más hits».
DOS BATES CON SUERTE
Omar Vizquel probó con un nuevo bate en los cinco turnos que siguieron al hit 2.676, aquel que conectó en Boston el domingo 7 de junio. El «bate de la suerte», como él había bautizado el madero que usó durante los primeros dos meses de acción, se quebró aquella tarde en el Fenway Park, ante un pitcheo de Jonathan Papelbon que el caraqueño casi transforma en hit y que el camarero Dustin Pedroia atrapó in extremis, en el outfield. El que usó después contra los Dodgers, el viernes 12, no le gustó. «Es exactamente el mismo modelo que uso siempre, un 34-31», relató. «Pero no sé, no era igual. Los peloteros somos así. Creemos en esas cosas».
La noche que igualó a Aparicio, el miércoles 17, probó con dos estacas más. Con la segunda, conectó el histórico imparable.
«Aquí está, nuevecito, ni siquiera tiene la marca de la pelota. A ver, este es un foul», dijo aquella vez, enseñando una huella clara en el barril, muy divertido con su descubrimiento. Luego, apuntó a lo que pudiera ser la marca de una costura. «A lo mejor este fue el hit».
El Louisville Slugger C243, color negro, lleva su firma en plateado y ahora reposa en su casa, a pesar de estar listo para dar más conexiones. «Cuando le pones resina de pino no queda tan bien, pero al día siguiente se siente fino», señaló. «Ahora es perfecto, pero decidí guardarlo». Vizquel probó un bate nuevo el sábado pasado, contra los Gigantes, y otro más hace dos noches.
«No me gustó el que usé en San Francisco», rió ayer el campocorto.
El barquillo con el que largó el cohete 2.678 sí le gustó y también se lo llevó a casa.
«La gente de Major League Baseball le puso una calcomanía, para autenticarlo, pero me lo quedé yo. También voy a guardar el uniforme». Serán nuevos trofeos para la colección.
PELOTAS PINTADAS
Las pelotas que Omar Vizquel convirtió en los hits de igualar y superar a Luis Aparicio irán a Seattle. El caraqueño guarda en su hogar una colección de recuerdos acumulados en su carrera, incluyendo una gran vitrina donde expone sus guantes de oro. Las esféricas reflejarán las dos pasiones del campocorto: el beisbol y la pintura. «A todas les pongo lo que hice», explicó. «Y después les pinto vainas encima. Cualquier cosa. Y luego las guardo». Para que nadie tenga dudas de que son suyas.
El dato
Luis Aparicio se retiró con 10.230 turnos al bate. Omar Vizquel acumula 9.815, a pesar de sumar más años de servicio que el zuliano.
Publicado en El Nacional, el sábado 27 de junio de 2009.
